jueves, 6 de marzo de 2008

Reglamento del Capítulo General

Hoy están prosiguiendo el trabajo de estudio y de integración de la relación del Rector Mayor. Ayer por la mañana los capitular llevaron a la sala sus preguntas y observaciones a las que respondieron don Pascual Chávez y sus Consejeros. El mismo Rector Mayor, Presidente de la Asamblea capitular, ha establecido un grupo de redacción que tiene el encargo de recoger los aportes provenientes de las Regiones y de la Asamblea en un documento que se confiará al Consejo para el próximo sexenio.

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En el curso de la jornada de ayer se ha aprobado el Reglamento para el CG26. El documento, importante para el desarrollo del Capítulo General, en cuanto que indica las normas que proceden y sobre todo la extensión de su competencia, tiene una historia que se remonta a inicios del siglo XX.


En 1906 se publicó un "Reglamento", derivado sustancialmente del aprobado por el Capítulo General 10º de 1904. En 1928 y en 1947 se hicieron nuevas ediciones con ligeras variantes: se aportaron algunas modificaciones en la disposición de la materia, se cuidaron retoques de carácter lingüístico y se hicieron otras correcciones menores.
En 1965 dicho "Reglamento", a la luz de las propuestas hechas por muchos miembros del CG19, se sometió a una amplia revisión con el doble fin de llenar algunas lagunas de carácter jurídico-normativo y de ponerlo al día, valiéndose también de la praxis del Concilio Vaticano II, sobre todo para las discusiones.

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En 1971 el CG Especial se dedicó, desde las primeras sesiones, a una cuidada revisión del "Reglamento". Aprobado globalmente el 30 de junio de 1971, se sometió el 23 de diciembre de 1071, casi al final del Capítulo, todavía a repetidas intervenciones y mejoramientos de parte de la Asamblea capitular.
En 1977 el CG21 queriendo aligerar el íter de los Esquemas en el ámbito de la Comisión reformuló los artículos 28-38 y, con otras pequeñas modificaciones, aprobó la nueva relación del "Reglamento" el 2 de noviembre.
En 1984 el CG22 aprobó globalmente el "Reglamento" heredado del CG21, con algunas modificaciones especialmente relacionadas con el nuevo CDC promulgado en 1983. El CG22 proveyó además a la revisión de las Constituciones y Reglamentos de la Congregación salesiana para la aprobación definitiva. Esto llevó a algunas modificaciones, no sustanciales, también en el texto del "Reglamento" del Capítulo General.
El CG26 utiliza, por tanto, el Reglamento empleado por el CGE, perfeccionado y sancionado por el CG21 y por el CG22 y utilizado con leves modificaciones por los Capítulos Generales siguientes. En él se encuentran:
- los textos de las Constituciones y Reglamentos Generales de la Sociedad de San Francisco de Sales;
- las transcripciones literales y "ad sensum" del Código de Derecho Canónico" promulgado en 1983;
- las normas particulares, elaboradas, sobre todo a partir del Reglamento por el CG20 y por el CG21, para aplicar correctamente la normativa general contenida en las fuentes antes citadas o para definir las modalidades del trabajo capitular.
Una parte del Reglamento se refiere a la naturaleza comunitaria, social y espiritual del CG, su competencia dentro del cuadro constitucional de la Congregación y las tareas que se deben cumplir en la preparación y convocación del CG. Otra serie de artículos regula la elección del Rector Mayor y de los miembros del Consejo general e indica las formalidades para el ejercicio de su autoridad. El resto de los artículos se refiere directamente y específicamente a la organización y al funcionamiento del Capítulo.

Conclusión de la CG35

El P. Mark Rotsaert, cuyo cargo como Secretario General de la Congregación había terminado pocas horas antes, estaba de pié delante de todos los delegados concelebrantes de la eucaristía que marcó el final de la Congregación General 35 de la Compañía de Jesús.

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Quería decir unas palabras de agradecimiento al Padre General Adolfo Nicolás, quien horas antes había ya agradecido incansablemente a todos los demás. Rotsaert comentó que el P. Nicolás fue probablemente el único sorprendido el día de su elección, ya que todos los demás delegados estaban seguros de que era el Espíritu Santo quien guiaba el proceso de elección.

“Hoy, dos meses más tarde”, dijo Rotsaert, “estamos confirmados en el acierto, hemos elegido bien, hemos escuchado bien al Espíritu.” A pesar de que el Padre Nicolás no habló mucho durante la segunda parte de la Congregación, “ha marcado el tono caluroso, cercano, de afecto, que ha guiado el frecuentemente difícil proceso de escribir decretos de temas tan amplios y difíciles.”


En una lluviosa tarde, la eucaristía tuvo lugar a las 6.00 pm. A diferencia de la misa de apertura o de acción de gracias tras la elección, en esta ocasión no hubo multitud de periodistas deseosos de obtener fotos del nuevo Superior General de los jesuitas. Lo que sí hubo fueron muchísimos amigos y amigas de la Compañía, así como jesuitas de las casas de Roma, que llenaron la Iglesia del Gesú en una misa que resultó a la vez sencilla y solemne. Una vez más, el P. Vlastimil Duka dirigió un coro que llenó magistralmente la iglesia, terminando con un Te Deum mientras los consejeros del Padre General añadían incienso un brasero situado en el altar mayor. Cansados tras dos meses de intenso trabajo, pero satisfechos por el camino realizado, los delegados se han dado hoy el signo de paz cargado de afecto, entre compañeros y amigos que han rezado, discutido, escrito, debatido, y vivido una honda experiencia de Compañía y de Iglesia.


Finalmente, tras dos meses con la atención puesta en Roma, la Compañía vuelve a su ritmo ordinario. Tras la eucaristía los primeros delegados emprendían ya los viajes de vuelta, que en los próximos días llevarán a los más de 200 jesuitas movilizados por la Congregación a todos los rincones del mundo.

Gracias a todos y todas!!

La Congregación llega a su fin, y con ella este canal de comunicación que abrimos exclusivamente durante estos dos meses para mantener informados a tantos y tantas que os habéis sentido parte de lo acaecido.

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Los comentarios recibidos nos bastan para confirmar que hemos logrado el objetivo.

Estamos contentos y agotados, pero antes de terminar no podemos sino agradecer al inmenso grupo de personas que han estado colaborando y haciendo posible toda esta comunicación.


Lo primero es dar gracias a todos los delegados que han cedido parte de su valioso tiempo para escribir: Antoine Kerhuel, Brad Schaeffer, Hans Zollner, Jesús Zaglul, Jim Corkery, José J. Romero, Josy Birsens, Michael Kennedy, Nicolas Standaert, Robert Geisinger, y Vincent M. Cooke.

Especialmente queremos agradecer a nuestros fieles “bloggers” que semana tras semana han escrito sus intuiciones, ideas, reflexiones: Etienne Grieu, Eugène Goussikindey, Francis de Mello, Hector D’Souza, Hermann Rodríguez, Jose Ignacio García, Louis Gendron, Rafael Velasco y Robert Scullin. Y cómo no a quienes han accedido a tener entrevistas y charlar delante del micrófono con el equipo de comunicaciones: Arturo Sosa, Augustin Karekezi, Carlos Carneiro, David Smolira, Eugenio Valenzuela, Jerry Rosario, Jose Magadia, Luis Magriñá, Mark Raper, Michael Holman, Roberto Jaramillo, Salim Daccache y Szabolcs Sajgó.


La universalidad de la Compañía nos ha permitido trabajar a distancia con un equipo de traductores que cada noche desde Perú, Boston o Washington han traducido nuestros textos para estar listos en nuestra mañana siguiente: Benardo Haour, Jaime Regan, Mateo Garr y Rómulo Franco. Especial mención merecen los traductores presentes en la congregación que a pesar de las largas jornadas de trabajo nos han dedicado su tiempo para traducir textos en sus tiempos de descansos, estamos eternamente agradecidos a Ed Schmidt, Antoine Paumard, Pep Boades, Luis Tampe, Jose Ignacio Badenes, Dominic Robinson, Oliver Bort, Georges Cheung y Guilhem Causse. También quisiéramos mencionar al grupo de traductores de emergencia que nos ha sacado de más de un apuro: Alberto Ares, Cristóbal Fones, Memo Prieto, Pablo Veiga, Angelo Schettini, Vicente Chong, César Torres, André Brouillete y Anthony Soohoo.


Los contenidos oracionales han sido desarrollados por el equipo de liturgia de la congregación general, a todos ellos va nuestro agradecimiento, en especial a Vlastimil Dufka que cada mañana ha enviado la oración de la congregación. También debemos mucho a Ignacio Dinmbier y Gonzalo Castro por su colaboración continua en la elaboración de los videos oracionales. Igualmente a todos los que nos han dado permiso para utilizar sus contenidos en la web (música, imagen, vídeo…) o han colaborado de alguna forma en la elaboración de parte de los mismos. Especialmente John Withney por sus excelentes fotografías.


Para terminar, hemos de reconocer que el equipo de comunicación no hubiera podido con esta misión si no hubiera sido por el grupo de personas que ha estado colaborando en la elaboración de los contenidos, especialmente Héléne Reychler y Marina Cioccolonni, de la oficina de prensa, y Caterina Talloru de la oficina de comunicación. Por último estamos en deuda con Giuseppe Riggio por su paciencia e immensurable ayuda con las traducciones al italiano y a Uta Sievers por sus innumerables sugerencias y creatividad y por ser no sólo una de las voces de las entrevistas, sino una de las manos “ocultas” en gran parte de los contenidos.


El equipo de comunicación ha sido continuamente apoyado y orientado por un comité formado por Tom Smolich, John Dardis y Thierry Lamboley. A ellos nuestro agradecimiento por su profesionalidad, comprensión e incondicional ayuda y orientación.


Como se puede ver, esto ha sido una magnífica labor de equipo. Gracias a usted en particular por su espacio en su blog que ha retransmitido y llevado nuestras conclusiones, esperamos que sus hermanos Salesianos lleven a cabo una estupenda labor en su Capitulo General, estan en nuestras oraciones.

El saludo del Superior General de los Jesuitas a los Salesianos

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Esta mañana el Rector Mayor, don Pascual Chávez, al abrir los trabajos de la asamblea capitular ha leído el mensaje de saludo y augurio del Padre Adolfo Nicolás, Superior General de la Compañía de Jesús, llegado ayer por la tarde.

“Los hijos de San Ignacio conocen bien el extraordinario servicio a la Iglesia y a la sociedad que los hijos de San Juan Bosco proporcionan, especialmente en el campo de la educación y formación de los jóvenes”, escribe el Superior de los Jesuitas.

No menos admirable es el espíritu misionero – prosigue el Padre Nicolás – que ha impulsado a los Salesianos en todas las partes del mundo para anunciar el Evangelio, y también por esto os sentimos muy cercanos a nuestra misma Compañía dispersa por el mundo para trabajar en la viña del Señor”.

Refiriéndose a la exhortación hecha por Benedicto XVI en el mensaje en ocasión de la apertura del CG26, en el que exhorta a los Salesianos a ser dóciles a la escucha y disponibles a la acción divina para ser portadores eficaces del carisma de Don Bosco, el Padre Nicolás se ha hecho portavoz del saludo y del recuerdo en la oración de la Congregación General 35, y de toda la Compañía.

Conversación con P. Adolfo Nicolás

Conversación del Padre General con Tom Rochford, Pierre Bélanger y Dani Villanueva, equipo de comunicación de la Congregación General 35, el domingo 10 de febrero de 2008.

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"Entonces estás preparado para escuchar y entender no sólo las palabras sino la “música” de la experiencia de los demás"

El ser católicos de mis padres era una forma de catolicismo popular que en Castilla era muy fuerte, omnipresente, y tradicional. Pero el hecho de estar en constante movimiento les hizo, especialmente a mi madre, extremadamente flexibles. Ella siempre encontró la forma de adaptarse a las diferentes situaciones de manera que al final de sus días era una experta consejera. Nunca estudió nada tras la escuela primaria, pero era la consejera de prácticamente toda la vencidad. Los vecinos venían a menudo buscando su opinión y ella era siempre abierta y flexible en su forma de acompañar a la gente.
Si les preguntásemos a ella o a mi padre qué es lo que pensaban, sus respuestas serían las clásicas del pensamiento católico tradicional. Pero cuando la gente venía a ellos con sus problemas, entonces las respuestas se abrían a multitud de posibilidades. Ellos conocían la teoría, lo correcto, pero también tenían un enorme sentido de adaptación y comprensión de las circunstancias concretas. Creo que eso me ha influido mucho, especialmente cuando has de moverte en otras culturas y te das cuenta de cómo la gente pasa por experiencias totalmente distintas a las tuyas. Entonces es cuando estás preparado para escuchar y entender no sólo las palabras sino la “música” de la experiencia de los demás.
Creo que mis padres me han influido mucho. A menudo, cuando estudio el por qué de mi forma de reaccionar y actuar ante determinadas situaciones, puedo entenderme yendo a estos elementos de mi historia que os acabo de contar.

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"La historia y la realidad son más fuertes que las ideas"

Sobre el Japón, la providencia y la historia se mezclan de nuevo. Nunca me presenté voluntario para el Japón y no sabía demasiado sobre este país. Cuando estaba en el juniorado el entonces Padre General Janssens escribió una carta a toda la Compañía pidiendo voluntarios para muchos sitios. Escribió: “se nos pide gente desde diversas partes del mundo así que, los que sintáis la llamada, por favor ofreceros.” Yo pensé: necesitan ayuda y soy jesuita. Me parecía obvio que ser jesuita era una vocación universal y por lo tanto no era un jesuita para España sino alguien dispuesto a ir a cualquier parte.
Así que me ofrecí al principio de los estudios de filosofía. Hay que decir que mi provincial no estaba muy contento porque el tenía otros proyectos para mí: ya me había designado para estudiar dos años de filosofía y luego estudiar matemáticas para ser profesor en Madrid. Al cabo de un mes me llamó y me dijo “usted ha escrito al Padre General ofreciéndose para las misiones, pero aún está a tiempo de decir que no.” Yo le contesté: “Me he ofrecido e iré.” Me preguntó: “¿Qué tal le parece Japón?” Yo contesté: “Bien.”


Fue todo un reto. Al abandonar su despacho pensé: “Japón… ¡eso quiere decir que me voy a tener que pasar la vida estudiando!” La imagen que yo tenía de Japón era de una cultura muy elevada, una lengua difícil, etc. Y creo que estaba en lo cierto. ¡He tenido que estudiar toda mi vida!
Así que cambió todo. Acabé la filosofía y orienté el resto de mi formación hacia el Japón. Creo que no fue fortuito.

Es una de esas cosas que pasan en la historia pero que a posteriori se puede decir que fue la mejor elección. Si yo hubiera tenido que escoger el lugar donde ser misionero hubiera escogido América Latina, África u otros lugares donde había más necesidades visibles, pero pensándolo bien fue la mejor elección porque desde el principio me pareció que Japón y yo encajábamos muy bien. Me sentí en casa con el japonés y la forma de ser de los japoneses. Yo no soy el típico español espontáneo, explosivo y todo eso. Soy una persona tranquila. Este modo de ser iba muy bien en Japón y me encontré muy a gusto en todo momento.

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"Me ha ayudado mucho la insistencia de la espiritualidad asiática, tanto la hindú como la budista, en la interioridad, en esa paz que viene de dentro, que rebosa, que te rodea…"

Un aspecto de la Escritura que me conmueve son los textos que hablan de vida en el Espíritu. Creo que Asia me ha ayudado mucho a descubrir esto. La insistencia de la espiritualidad asiática, tanto la hindú como la budista, en la interioridad, en esa paz que viene de dentro, que rebosa, que te rodea… Esto suscita en mi una intensa imagen del Espíritu como respuesta. No puedo entenderlo como alguien hablándome al oído o cosas así, sino como el Espíritu de Dios que me llena, me inspira, me alienta. Me gustan todas esas canciones sobre el Espíritu como consolador, proveedor de auxilio, descanso; de verdad siento que el Espíritu es inspirador para mí, para todos nosotros.
Mi preferencia por los textos de la Escritura sobre la indiferencia muestran donde se puede identificar la influencia ignaciana—aunque también del ambiente budista en el que he vivido tantos años. Me han inspirado desde el noviciado. “El que quiera ganar su vida la perderá.” O “¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo si se pierde a si mismo?” Ahí veo una total confluencia con el budismo.
El núcleo de la espiritualidad budista es la indiferencia ante los resultados de tu esfuerzo. Esto está lleno de sentido. No es indiferencia respecto a las cosas: yo tengo apegos, me gusta la gente, me gustan las cosas, me gusta trabajar, y muchas otras cosas. Pero uno ha de estar indiferente ante lo que pase. Sería como la famosa frase atribuida a San Ignacio: “Trabaja como si todo dependiera de ti sabiendo que todo depende de Dios.” Se trata de la indiferencia: haz las cosas lo mejor que puedas, pero recuerda que eres sólo un siervo, así que deja que las cosas fructifiquen por si mismas. Deja a Dios hacer su trabajo.

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"¿Dónde encontramos nuestros gozos? creo que a veces tenemos gozos muy caros, mientras la vida nos muestra como esta gente encuentra gozos sencillos que realmente llenan de esperanza."

Allí entendí por qué algunas personas sin una formación teológica o una educación formal tienen un profundo contacto con Dios. Siempre me ha impresionado esto, y yo mismo desearía tener esa familiaridad, esa facilidad para relacionarme con Dios. Ahí ha habido siempre un reto para la comunidad católica japonesa, que ve con asombro la familiaridad de los más pobres con el mundo religioso. Esto contrasta en gran medida con la tradición budista o confucionista, tendente a maneras muy formales en los espacios sagrados. La Iglesia Japonesa tiene un rostro muy serio, muy marcado por la limpieza y la pureza.
Los filipinos, sin embargo, van a la iglesia como si ésta fuera una extensión de sus hogares. Allá se sienten totalmente en casa, hablan unos con otros y se sienten felices estando delante de Dios. Cantan, bailan, y los niños juegan y corren alrededor.
Esto resulta chocante para muchos japoneses, pero empiezan a intuir la fuerza de esta experiencia de Dios en la que la Iglesia es fuente de gozo y esperanza para personas que están teniendo grandes dificultades. Esto abre los ojos, y no sólo a los japoneses. Yo me pregunto muchas veces “¿Dónde encontramos nuestros gozos?” creo que a veces tenemos gozos muy caros, mientras la vida nos muestra como esta gente encuentra gozos sencillos que realmente llenan de esperanza. Esta realidad siempre confronta y es de gran ayuda para la vida espiritual, pues la hace más realista, concreta, con los pies en la tierra, y muy centrada en las relaciones personales.

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"Algo que es básico para provocar un cambio de cualquier tipo es el encuentro"

Yo no diría que mi tarea es unir al Occidente y al Oriente, pero creo que puedo facilitar algo que es básico para provocar un cambio de cualquier tipo: el encuentro. Al conocer a gente diferente, y conocerla en profundidad, comienza a producirse una transformación. Mi esperanza es poder ayudar a la Compañía a tener este encuentro, comenzando con los Jesuitas en la Congregación General.

Quisiera que nos acercáramos sin barreras, sin prejuicios, para que conocernos los unos a los otros. De esta manera podremos apreciar lo que el otro nos puede aportar.
Esta es la mejor forma para el unir al Oriente y al Occidente. Una propuesta académica nos puede ayudar a poner las bases, nos da los términos teóricos, pero son los encuentros personales los que hacen la diferencia.

Creo que esto se aplica tanto en nuestros apostolados sociales, espacios interculturales, o en la misma espiritualidad.
Cuando Francisco Xavier estaba en la India, no tenía ojos más que para su teología y su particular escuela, pero cuando llegó a Japón se involucró con la gente, y creo que esto es extremadamente importante. Allí conoció verdaderamente a la gente y se dio cuenta de que sus formas no eran del todo correctas. En Japón comenzó a escuchar, a respetar, a admirar… y esto le transformó y cambió su manera de ser misionero, iniciando un estilo que después adoptaron Valignano, Ricci y muchos más. Xavier fue quien logró hacer ese cambio y pienso que es en esa transformación en donde pude ver su grandeza, que hoy sigue siendo una gran inspiración para mí.

Así que no es el Xavier fogoso quien más me inspira, sino aquel con la habilidad para transformarse y cambiar. Aquel que dice: ¡Tengo que aprender!

Misa de Clausura

Hoy jueves, día 6 de marzo, la Congregación General 35 celebrará la Eucaristía de clausura que será presidida por el Padre General Adolfo Nicolás.

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La ceremonia tendrá lugar en la Iglesia del Gesú, a las 6 de la tarde.
La Congregación invita a todos aquellos amigos y amigas de la Compañía así como demás Jesuitas presentes en Roma, a celebrar junto con nosotros el final de la congregación.

Por esa Razón este día encontraran mucho más material que nuestros hermanos jesuitas nos han enviado.

Ser puestos con el Hijo

ESCRIBE: Jose Ignacio García, SJ

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De todas las referencias ignacianas que han aparecido en esta congregación, y obviamente ha habido muchas, hay una que se ha repetido en varios de los documentos y que ha ido calando suavemente en todos nosotros. Se trata de la escena de la Storta, un momento de profunda intimidad con el Señor que San Ignacio relata en su Autobiografía (96): “Y estando un día, algunas millas antes de llegar a Roma, en una iglesia, y haciendo oración, sintió tal mutación en su alma y vio tan claramente que Dios Padre le ponía con Cristo, su Hijo, que no tendría ánimo para dudar de esto, sino que Dios Padre le ponía con su Hijo”.


¿Por qué esta escena frente a otros? ¿Por qué el mensaje de la Storta ha resonado tanto, y tan profundamente entre nosotros? Seguramente porque responde bien a las preguntas más profundas que nos hacemos como jesuitas reunidos en Congregación, seguramente son las preguntas últimas que se hace la misma Compañía. Y probablemente, y mucho más importante, porque el Señor nos habla desde esta experiencia de Ignacio. Algunos de sus rasgos serían:
Camino de Roma. Es tiempo de incertidumbre, el proyecto de la Compañía todavía no está cerrado. Es tiempo de búsqueda, de nuevos planteamientos para Ignacio y sus compañeros. Sin duda es para nosotros también una llamada profunda a la renovación, a la creatividad. Son los momentos de la Compañía primera llena de disponibilidad a la Iglesia y llena de ímpetu y entrega.
Ser puestos. No está en nuestras manos. Es una profunda experiencia espiritual que escapa a nuestro afán de control, y de manipulación. El ser puestos con el Hijo no depende de nuestros esfuerzos personales, por sinceros que éstos sean. Tampoco depende de nuestros esfuerzos institucionales, por complejos o sofisticados que puedan ser. “Ser puesto” es un don, al que nos preparamos intensamente, al que nos disponemos con todo el deseo y la dedicación posible.
Jesús cargando con la cruz . El Cristo que contempla Ignacio en la Storta no es un Cristo glorioso, ni siquiera el Cristo apasionante de la predicación Galilea, tampoco el Cristo transgresor de las curaciones en sábado. El Cristo que contempla Ignacio es el Cristo que carga con la cruz. El que lleva el dolor del mundo sobre sus espaldas. Con este Cristo, también nosotros queremos ser puestos. Queremos compartir su misión y también su destino.
Os seré propicio en Roma. Ignacio escuchó también este mensaje de esperanza. No es voluntarismo, es gracia. No es sólo pasividad, es disposición a poner lo mejor de nosotros al servicio del Señor y su Reino.
La Storta nos ha iluminado mucho durante esta Congregación, sin duda el Señor nos llama también desde allí a nosotros.

Un Abrazo a todos,  Jose Ignacio García, SJ.

Ecología: Ha llegado el momento

Hemos preguntado a José Magadia SJ sus puntos de vista sobre el tema de la ecología, uno de los ‘temas candentes’ de la Congregación General.

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El interés del padre Magadia por la ecología, por lo menos en este momento en que es rector de la Loyola House Jesuit Residence en Davao City, Filipinas, es personal más que institucional. Este tipo de interés personal es compartido por otros jesuitas de su país: “En Filipinas nos hemos acostumbrado a muchas catástrofes que afectan al medio ambiente. Tenemos inundaciones, derrumbes de montaña, mueren muchas personas, y esto ha sido siempre un problema en el país. Somos muchos los que estamos interesados en estas cosas, de forma general.” Padre Magadia considera la ecología algo “muy, muy importante” y dice: “No puedo entender el que pueda haber gente que tiene dificultad en ver que se trata de un tema importante. Una de mis sorpresas (en la CG), ha sido ver que para algunos sí que lo es. Pienso que a los jesuitas el tema siempre nos ha interesado, pero ahora pensamos que ha llegado el momento de un movimiento más explícito que considere el medio ambiente como algo que compartimos y que por consiguiente debemos proteger, juntos.”


Al preguntarle sobre los diversos enfoques relativos al tema del medio ambiente en el norte y en el sur, el padre Magadia reflexiona: “Quizás hay diferencias, pero pienso que el espíritu es el mismo y tiene que ver con buscar caminos e medios para preservar la Madre Tierra, respetarla, encontrar caminos y medios para responder de manera que el futuro sea mejor salvaguardado.” Dice que los desafíos no son los mismos en los distintos niveles de la Compañía: “Ciertamente, entre los jesuitas, todo esto tiene que ver con el estilo de vida. Habrá que hacer un examen de conciencia y ver cuáles son las apuestas.” Pero más allá de lo personal hay el nivel comunitario, institucional, el nivel de asistencias y conferencias. Y añade: “Creo que es urgente que podamos ver a la Compañía que sea capaz de moverse a nivel universal, y no sencillamente a nivel de sub-unidades.”


Ve al JRS como un posible modelo para esto: “Para que la Compañía tenga un impacto a nivel global, tiene que ocurrir algo como el JRS, algo que sea más universal, donde hay valores, individuos, expertos que aporten para aclarar un problema, para identificar prioridades. El medio ambiente es un problema tan enorme, que hay que ‘desentrañarlo’: cambio climático, deforestación, preservación de los mares, desertificación, y me imagino que el definir prioridades ha de ir mano con mano con el interrogarnos para saber dónde están nuestras fuerzas, y qué necesidades hay fuera de aquí. La pregunta que la Compañía de Jesús ha de tener siempre presente es: ¿Qué es lo que no se está haciendo y qué hay que hacer?”
Toda la Compañía tendría que implicarse en responder a este interrogante: “Es aquí donde ciencia, fe, investigación y educación tendrían que juntarse, y realmente requiere una respuesta multisectorial, y que no pueden dar las instituciones por separado. Debemos realizar nuestro cometido como un cuerpo unificado.” Un ejemplo de cómo abordar los problemas medio-ambientales a nivel global es la defensa y el apoyo legal. Sin embargo, esto no se improvisa: “Si uno quiere entrar en el campo de la defensa y del apoyo legal, hay que conocer a fondo las diversas organizaciones internacionales que trabajan en estos campos y seguir el juego. Y parte del juego consiste en conocer las reglas, tantos formales como informales. Hay capacidades que van más allá del problema medio-ambiental, y que tienen que ver con el cabildeo, con la gestión, con la capacidad de ver hacia dónde van realmente las cosas y saber lo que es importante y lo que no lo es. [Para esto, se necesita] a un buen manager, a alguien que sepa crear redes, unir a la gente.”
Concluyendo, el padre Magadia mira hacia el futuro inmediato: “Espero que podamos empezar ya. Hay gente conciente de todo esto, gente que quiere comprometerse en acciones concretas, específicas. Otros se mueven solo a nivel de simpatía, lo cual no está nada mal, por supuesto. Pero pienso que con los más jóvenes, hay más posibilidades.”

El Documento sobre Misión

El 15 de febrero el comité director de la Congregación nombró a cinco delegados para trabajar en un decreto sobre misión: Fernando Franco, Fred Kammer, Tomasz Kot, Bienvenido Nebres, y Eugenio Valenzuela.

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El comité de redacción escribió tres distintos borradores, que tras discusiones y propuestas concluyeron en el decreto aprobado el miércoles 5 de marzo.


El decreto contiene varios temas clave: reafirmación de la misión de la Compañía, su nuevo contexto, relaciones Justas y reconciliación, y nuestra respuesta apostólica a los nuevos retos. También confirma las prioridades apostólicas globales de África, China, apostolado intelectual, casas inter-provinciales de Roma, y migrantes y refugiados.


En su primera parte, el decreto reafirma la misión de la Compañía articulada por la Congregación General 32 y desarrollada por las Congregaciones 33 y 34. Esta misión es el servicio de la fe, intrínsicamente ligada a la promoción de la justicia, y la dinámica relacionada con la proclamación inculturada del Evangelio y el diálogo con otras tradiciones religiosas.
En la sección del contexto, los temas clave son globalización, nueva cultura global, y las tensiones y paradojas en nuestras vidas que resultan de este nuevo mundo, incluyendo amenazas a la humanidad y nuestro medioambiente.


La congregación se apoya en la tradición profética y jubilar de la proclamación de las relaciones justas con Dios, con el otro y con la creación. El decreto desarrolla esta idea comprendiendo el de Jesucristo como reconciliación de Dios. Desde aquí, nuestra misión hoy envuelve la llamada a relaciones justas y reconciliación que en nuestra historia nos sacado de centros del mundo conocido a las fronteras de nuevos continentes y nuevas ideas. Este tema de “fronteras” utilizado por Benedicto XVI en su discurso a la Congregación, nos inspiró el título del decreto: “Retos a Nuestra Misión hoy: Enviados a las Fronteras.”


El decreto desarrolla los retos contemporáneos que tenemos los jesuitas hoy en tres líneas. Bajo la idea de relación con Dios están: hambrunas espirituales contemporáneas y la necesidad de nuevas formas de evangelización; subjetivismo cultural y relativismo como una oportunidad y reto al diálogo y proclamación; renovada búsqueda de significado y el valor de los Ejercicios espirituales en sus muchas formas, necesidad de diálogo inter-religioso en un contexto de fundamentalismo y erosión de las religiones tradicionales; y la importancia del trabajo pastoral con jóvenes en un mundo fragmentado.
En nuestra relación con los otros, el decreto incluye: la llamada a ver este mundo globalizado desde el punto de vista del pobre, aprender de ellos, y acompañarlos; la importancia de construir puentes a través de las divisiones sociales y la colaboración entre distintos ministerios; y la importancia de nuevas comunicaciones como vehículos de denuncia, educación y trabajo en red.


En la sección de nuestra relación con la creación están: el cuidado de la creación como aspecto crítico para nuestra relación con Dios y otros; el impacto que el daño al medioambiente está teniendo especialmente en los pobres; la importancia de la investigación medioambiental y denuncia junto con los pobres; y la predicación y enseñanza sobre nuestra alianza con la creación.


El decreto se cierra con un énfasis hacia la autenticidad de nuestra propia vida espiritual y comunitaria, encarnación de relaciones justas en nuestros trabajos, y el potencial de nuestra universalidad para mayor efectividad apostólica, como testigos de solidaridad para nuestro mundo.

Fred Kammer, SJ

El Nacimiento de un Decreto

Cada decreto tiene su propio génesis. Surge con una necesidad o pregunta experimentada por muchos Jesuitas, tales como: crear un postulado inspirador sobre nuestra identidad y misión en el mundo de hoy o plasmar la visión sobre nuestra relación con la Iglesia y con la cultura contemporánea desde diferentes perspectivas históricas y culturales.

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En febrero del 2006 se convocó a la Congregación y el proceso de preparación comenzó. Congregaciones Provinciales produjeron y enviaron a Roma cerca de 300 postulados. El Padre General convocó a una comisión, llamada “Coetus Previus,” la cual agrupó dichos postulados y propuso algunos temas para posibles decretos. Otros temas fueron turnados al gobierno ordinario de la Compañía, mientras que otros más fueron rechazados debido a que su contenido había sido ya tratado o por ser de limitada importancia.


Para cada tema se forma un grupo de trabajo. En varias reuniones se discute la totalidad del contenido de las propuestas, se reúne material útil y se elaboran documentos de trabajo. Estos documentos se entregan a un grupo encargado de preparar el borrador del decreto. En este grupo se integra todo el material en una sola estructura y se escribe el primer borrador.

Este texto es entregado a cada miembro de la CG y presentado en el aula. Entonces los 225 Jesuitas ahí reunidos, mostrando su vivo interés y deseo de colaboración, pueden hacer correcciones al texto. ¡Un primer borrador de 10 páginas puede producir 55 páginas de correcciones!

Tercer Decreto : Colaboración en el Corazón de la Misión

En 1995, la Congregación 34 estableció un decreto titulado “Colaboración con los Laicos en la Misión.”

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Ciertamente, los jesuitas no habían estado esperando al decreto para comenzar la colaboración de distintas formas, ya fuera uniéndose a otros en su misión o pidiendo a gente cooperar con la misión de la Compañía. El decreto de la GC34 intentaba movilizar a los jesuitas de todo el mundo, haciendo de la colaboración con otros una de las dimensiones esenciales de nuestro modo de proceder.
Hoy, en el año 2008, la Congregación General 35 quiere confirmar esta dimensión con otro decreto, que se ha dividido en dos secciones. La primera sección intenta expandir el impulso dado por la anterior Congregación, en tanto que nuestra colaboración con otros no se refiere necesariamente a los laicos, sino también a gente de otras religiones, hombres y mujeres de buena voluntad que quieran trabajar por un mundo en el que predomine la paz y la justicia.
La segunda sección de este decreto da algunas instrucciones sobre cómo proceder en esta colaboración. Estas instrucciones se refieren a tres campos en los que la puesta en práctica del decreto de la anterior Congregación presentó algunos problemas:

1) ¿Cuáles son las características de una obra de la Compañía? ¿Qué ocurre cuando la obra no es dirigida por un jesuita?

2) ¿Cómo pueden los jesuitas y sus colaboradores ser formados en orden a profundizar, espiritual y prácticamente, en la misión que comparten?

3) ¿Cuáles son los lazos que la Compañía necesita establecer con algunas personas? ¿cuáles son las redes apostólicas y espirituales que necesitan ser desarrolladas a nivel nacional o internacional de cara a tener una colaboración más fructuosa?
Dando algunas respuestas y recomendaciones, la Congregación General 35 desea que la Compañía de Jesús acepte con gratitud la gracia que ha recibido través de una más profunda colaboración en la misión. La iglesia, así como el mundo, lo necesita de veras!

Thierry Lamboley SJ

Nuevo decreto sobre identidad

¿Porqué es necesario tener un nuevo documento sobre la identidad del jesuita? ¿No son suficientes los excelentes textos de las últimas Congregaciones Generales?

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Creemos que el nuevo contexto en que vivimos nos pide nuevas aclaraciones. Se trata de un contexto Global; así que necesitamos actuar, ahora más que nunca, como un cuerpo universal con una misión universal.


Este contexto es el nuevo paisaje eclesial en el que las órdenes religiosas apostólicas han de ser redefinidas. Este contexto es la nueva fuerza que experimentamos a través del Santo Padre, mediante su empuje e invitación a trabajar con dedicación y rigor científico en el diálogo fe-cultura. Este contexto son las nuevas naciones a las que somos enviados – como el P. Nicolás dijo en su homilía el día después de ser elegido General – Naciones más allá de definiciones geográficas, que hoy incluyen aquellos que son pobres y desplazados, aquellos que están aislados y profundamente solos.


Un orden religiosa – como toda institución humana y cualquier persona – tiene que responder periódicamente a cuestiones del tipo: “¿quién eres tú? ¿porqué haces lo que haces? ¿porqué lo haces de esta forma?” Hemos intentado responder estas cuestiones de una forma que atraiga más que prescriba, que permita y genere esperanza más que ceñirnos a bien conocidos problemas, que traiga nueva luz a imágenes ignacianas fundamentales, más que usar lenguaje abstracto.


Nosotros – Jim Corkery (HIB), Benjamín González Buelta (CUB), Ntima Kanza (ACE), George Pattery (CCU) and Hans Zollner (GER) – hemos propuesto lo que la Congregación nos pidió: un texto que inspire a la Compañía a seguir avanzando por el camino, alcanzando a la gente cercana y aquellos que están en las fronteras. Estamos convencidos que la identidad Jesuita y la misión Jesuita están tan relacionadas y que si hablamos de una es inevitable hablar de la otra.


Nuestro carisma está vivo. Lo hemos redescubierto con agradecimiento y esperanza. Hemos experimentado esto en nuestra unidad-en-la-diversidad y en las agitadas mociones de los individuos y de la Congregación en los últimos dos meses. Jesucristo es el fuego en el corazón de nuestra identidad y nuestra misión, Él es “el fuego que enciende otros fuegos” (San Alberto Hurtado, SJ). Este fuego arde en nosotros cuando vivimos las polaridades típicas de Ignacio: ser y hacer, contemplación y acción, estar completamente unidos a Cristo y completamente insertados en el mundo con Él como un cuerpo apostólico.


Hans Zollner SJ