viernes, 26 de agosto de 2011

Beato CEFERINO NAMUNCURÁ (1886-1905)

HOY CELEBRAMOS SU FIESTA.

Nacimiento, escuela in Buenos Aires

Ceferino Namuncurá nació el 26 de agosto de 1886 en Chimpay, en la ribera del Río Negro.
Manuel, su padre, fue el último gran cacique de la tribu Araucana de Indios. Se había rendido, tres años antes, a las tropas de la República Argentina.
Después de haber vagado libremente por el país durante 11 años, el muchacho fue llevado a Buenos Aires. Su padre pretendía hacer de él el defensor de su raza.

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Crecimiento Espiritual

Pero Ceferino, al entrar en el colegio salesiano, abrió su corazón a otro sueño diferente. Mejor sería llegar a ser el primer sacerdote araucano y evangelizar a su propio pueblo.
Durante los cinco años que pasó en el colegio, Domingo Savio fue su modelo, escogido por él mismo y con su esfuerzo extraordinario por integrarse en una cultura totalmente nueva para él, llegó a ser otro Domingo Savio.

Aspirante salesiano

Ejemplar en su entrega a la vida de piedad, a la caridad, a las obligaciones de cada día, a la vida ascética. Este joven, con dificultades para “ponerse a tono” y “obedecer a la campana”, llegó a ser, poco a poco, un auténtico modelo. Se escribió de él: “ Fue un modelo de equilibrio”. Y : “En el recreo actuaba como árbitro entre sus compañeros, aceptando éstos su palabra”.

“Me impresionaba verle hacer, bien despacio, la señal de la cruz, como si meditara cada palabra. De hecho, corregía a sus compañeros , enseñándoles a hacerla despacio y con devoción. Se diría que se estaban invertiendo los papeles: el indio convertiendo a los blancos”.

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Italia

En 1903, Mons. Cagliero se lo llevó a Viedma, capital del Vicariato, para unirse al grupo de aspirantes y empezar allí sus estudios de latín. Un año después lo mandó a Italia para continuar los estudios, da más alto nivel, y en un clima más adaptado a su salud. Entró en el Colegio Salesiano de Villa Sora, en Frascati. Se dedicó al estudio de tal manera que llegó a ser el segundo de su clase.

Fallecimiento

Pero una enfermedad jamás diagnosticada (tal vez porque él nunca se quejaba), iba minando su salud. El 28 de marzo de 1905 fue ingresado en el hospital de los Fatebenefratelli, en la isla Tiberina de Roma.

Era demasiado tarde. Murió allí, dulcemente, el 11 de mayo.

Desde 1924 sus restos yacen en su tierra natal, en Fortín Mercedes, a donde acuden multitud de peregrinos a rezarle.