miércoles, 3 de junio de 2009

Benedicto XVI recuerda que la fe no es solo pensamiento, “abarca todo nuestro ser”

El Papa Benedicto XVI aseguró que en la experiencia de la fe se deben implicar todos los sentidos porque “la fe no es solo pensamiento; la fe abarca todo nuestro ser”.

1809

El Santo Padre dedicó ante unas 17 mil personas la catequesis de la audiencia general de los miércoles a Rabano Mauro, abad del monasterio de Fulda, Arzobispo de Maguncia y "praeceptor Germaniae".

El Papa explicó que Rabano Mauro se caracteriza por "su conciencia extraordinaria de la necesidad de implicar, en la experiencia de la fe, no solamente la mente y el corazón, sino también los sentidos mediante los aspectos del gusto estético y de la sensibilidad, que llevan al ser humano a disfrutar de la verdad con toda su persona ‘espíritu, alma y cuerpo’. Es muy importante porque la fe no es solo pensamiento; la fe abarca todo nuestro ser".

1804

Asimismo, señaló que el abad estaba muy interesado por la liturgia y "no se dedicaba al arte de la poética como un fin en sí mismo, sino que la supeditaba, como cualquier otro tipo de conocimiento, a la profundización de la Palabra de Dios".

Se preocupó por "introducir a sus contemporáneos, pero sobre todo los obispos, presbíteros y diáconos, a la comprensión del significado profundamente teológico y espiritual de todos los elementos de la celebración litúrgica".

1808

"Rabano Mauro también nos habla hoy, incluso en el tiempo del trabajo con sus ritmos frenéticos o en las vacaciones, de que tenemos que reservar tiempo para Dios y no olvidarnos del domingo como el día del Señor, el día de la liturgia, para percibir en la belleza de nuestras iglesias, de la música sacra, de la Palabra, la belleza de Dios y dejarlo entrar en nuestra vida, porque solo así se vuelve grande y verdadera", indicó el Papa.

Rabano, nacido en Maguncia alrededor del 780, entró muy joven en un monasterio benedictino y "con su excepcional capacidad de trabajo contribuyó quizá más que ningún otro a mantener viva y en parte a desarrollar con aportaciones personales, la cultura teológica, exegética y espiritual que atesoraron los siglos sucesivos".

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Gracias a esa "extraordinaria cultura" fue "consejero de príncipes", y no obstante su elección, primero como abad de Fulda y luego como arzobispo de Maguncia, "no dejó de proseguir en sus estudios demostrando con el ejemplo de su vida que se puede estar simultáneamente a disposición de los demás sin privarse por eso de tiempo para la reflexión, el estudio y la meditación. Así Rabano Mauro fue exegeta, filósofo, poeta, pastor y hombre de Dios".

"Sus obras -prosiguió el Santo Padre- abarcan seis volúmenes de la Patrología Latina de Migne y es el autor, con toda probabilidad, de uno de los himnos más hermosos y conocidos de la Iglesia latina, el "Veni Creator Spiritus", síntesis extraordinaria de pneumatología cristiana".

1807

Uno de sus textos más significativos es "De laudibus Sanctae Crucis", donde utiliza "la forma poética y la pictórica en el mismo código manuscrito. Ese método, que procedía de Oriente, tuvo un gran desarrollo en Occidente, alcanzando cumbres inigualables en los códigos miniados de la Biblia y en otras obras que florecieron en Europa hasta la invención de la imprenta y después de ésta".

Finalizada la catequesis, el Papa saludó entre otros a los fieles polacos, y recordó que "estos días la Iglesia en Polonia celebra el 30º aniversario del primer peregrinaje de Juan Pablo II a su patria. Me uno a la acción de gracias por todo lo que se cumplió en Polonia y Europa merced a aquella visita".

El Papa pide a los católicos buscar aire puro espiritual ante contaminación del corazón

El Papa Benedicto XVI presidió el domingo la Misa por la solemnidad de Pentecostés en la Basílica de San Pedro. En su homilía pidió a los fieles buscar el aire puro que necesitan ante la “contaminación del corazón y del espíritu que envenena la vida espiritual". El Papa habló de los signos de Pentecostés, que rememora la llegada del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles en el Cenáculo de Jerusalén en forma de "viento impetuoso" y "lenguas de fuego".

1780

Benedicto XVI afirmó que "el Espíritu Santo supone, para la vida espiritual, lo mismo que el aire para la vida biológica, y del mismo modo que existe una contaminación atmosférica que envenena el ambiente y los seres vivos, existe una contaminación del corazón y del espíritu que envenena la vida espiritual".

Como ejemplo de "productos contaminantes de la mente y el corazón", mencionó "las imágenes que espectacularizan el placer, la violencia o el desprecio del hombre o de la mujer", y subrayó "la importancia de respirar aire puro, ya sea el aire físico con los pulmones, o el aire espiritual con el corazón, el aire saludable del espíritu que es el amor".

Refiriéndose a la imagen del fuego, el Papa señaló que "el ser humano, haciéndose con las energías del cosmos -el "fuego"- parece que se cree como Dios y que quiere transformar el mundo excluyendo, dejando a un lado o incluso rechazando al Creador del universo. El ser humano no quiere ser imagen de Dios, sino de sí mismo; se declara autónomo, libre, adulto".

1776

"En las manos de una persona así -continuó-, el "fuego" y sus enormes potencialidades llegan a ser peligrosas: pueden volverse contra la vida y la misma humanidad, como demuestra, por desgracia, la historia. Como advertencia perenne están las tragedias de Hiroshima y Nagasaki, donde la energía atómica, utilizada para fines bélicos, terminó por sembrar la muerte en proporciones inauditas".

El Santo Padre explicó que los apóstoles vencieron el miedo cuando recibieron el Espíritu Santo el día de Pentecostés. "No tenían ningún temor -afirmó- porque se sentían en las manos del más fuerte". En este contexto, aseguró que "el Espíritu de Dios, donde entra, aleja el miedo; nos hace conocer y sentir que estamos en las manos de una Omnipotencia de amor: independientemente de lo que suceda, su amor infinito no nos abandona.

1781

"Lo demuestra -terminó- el testimonio de los mártires, la valentía de los confesores de la fe, el empuje intrépido de los misioneros, la franqueza de los predicadores, el ejemplo de todos los santos, algunos incluso adolescentes y niños. Lo demuestra la existencia misma de la Iglesia, que a pesar de los límites y culpas de los seres humanos, sigue atravesando el océano de la historia, impulsada por el soplo de Dios y animada por su fuego purificador".

En la solemne Eucaristía, la Orquesta de Cámara de Colonia y el Coro de la Catedral de esta ciudad interpretaron la última de las misas compuestas por Haydn, de quien este año se conmemora el bicentenario de su muerte.