lunes, 3 de mayo de 2010

María nos enseña a reconocer en el rostro de Jesús el rostro de Dios, dice Benedicto XVI

Miles de jóvenes rezaron ayer al medio día el Regina Caeli en la Plaza de San Carlos, en Turín, tras la Misa celebrada por el Papa Benedicto XVI en ocasión de su visita a esta ciudad para la Ostensión de la Sábana Santa. En sus palabras introductorias; el Santo Padre señaló a María como modelo para ver a Cristo con una mirada de amor y de fe para así reconocer en su rostro humano el Rostro de Dios.

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“La Virgen María es quien más que nadie ha contemplado a Dios en el rostro humano de Jesús. Lo vió apenas nacido; lo vio apenas muerto. Dentro de ella ha quedado impresa la imagen de su Hijo martirizado; pero esta imagen ha sido ulteriormente transfigurada por la luz de la Resurrección”, dijo el Santo Padre.

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Además, dijo el Papa, en “el corazón de María está custodiado el misterio del rostro de Cristo, misterio de muerte y de gloria. Es así que de ella podemos siempre aprender a mirar a Jesús con una mirada de amor y de fe, podemos aprender a reconocer en aquel rostro humano el Rostro de Dios”.

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Tras resaltar que en Turín; la Virgen María es venerada como Patrona bajo el título de Beata Virgen Consolata, el Santo Padre le pidió velar “por las familias y por el mundo del trabajo”, “por cuantos han perdido la fe y la esperanza”; “confortar a los enfermos, presos y cuantos sufren”; “sostener a los jóvenes, a los ancianos y a las personas en dificultad”.

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“Vela, oh Madre de la Iglesia, por los Pastores y toda la comunidad de los creyentes para que sean sal y luz en medio de la sociedad”, pidió a Santa María.

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“A la Virgen Santísima –concluyó– confío con gratitud a cuantos han trabajado por mi visita, y por la Ostensión de la Síndone. Rezo por ellos y para que estos eventos favorezcan una profunda renovación espiritual”.

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Seguidamente el Papa rezó el Regina Caeli, saludó en diversos idiomas, impartió su Bendición Apostólica y prosiguió su visita dirigiéndose a la Catedral de Torino para rezar frente al lienzo que envolvió el cuerpo de Jesús tras su muerte.

 

Sábana Santa muestra esperanza y amor posibles solo con Dios, dice el Papa Benedicto XVI

El Papa Benedicto XVI llegó ayer por la mañana a Turín en ocasión de la Ostensión de la Sábana Santa en esta ciudad italiana. En la Misa que presidió en la Plaza de San Carlos ante más de 50 mil fieles, el Santo Padre señaló que la Síndone es un testimonio concreto de cómo debe ser el amor y la esperanza –sin límites y hasta el extremo– que debe vivir toda persona cotidianamente, haciendo frente a las dificultades incluso del propio corazón, para transformarlo todo a Cristo.

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Tras saludar y agradecer a quienes hicieron posible esta visita, el Papa explicó que la glorificación de Cristo no comienza con su resurrección sino con su pasión. "Él ha amado al Padre, cumpliendo su voluntad hasta el final, con una donación perfecta, ha amado a la humanidad dando su vida por nosotros", convirtiéndose en el ejemplo supremo de la manera en la que el ser humano debe vivir el amor cotidianamente.

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Seguidamente Benedicto XVI se refirió al mandamiento "nuevo" legado por el Señor Jesús: "amaos mutuamente como yo os he amado": el Santo Padre explica que este mandato ya aparecía en el Antiguo Testamento. "¿Entonces donde está la novedad", cuestiona, y responde que Jesucristo "realiza un aporte muy importante: ‘como yo os he amado a vosotros, así ámense los unos a los otros’. Lo que es nuevo es este ‘amar como Jesús ha amado’. Todo nuestro amar está precedido por su amor y se refiera a este amor, se inserta en este amor, se realiza también por este amor".

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Este amor, dijo el Papa, "se trata de un amor sin límites, universal, capaz de transformar todas las circunstancias negativas y todos los obstáculos en ocasiones para progresar en el amor".

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"Jesús nos pide vivir su mismo amor, de su mismo amor, que es el signo verdaderamente creíble, elocuente y eficaz para anunciar al mundo la venida del Reino de Dios. Obviamente con nuestras fuerzas somos débiles y limitados. Siempre hay en nosotros una resistencia al amor y en nuestra existencia hay tantas dificultades que provocan divisiones, resentimientos y rencores. Pero el Señor nos ha prometido estar presente en nuestra vida, haciéndonos capaces de este amor generoso y total, que sabe vencer todos los obstáculos, también aquellos que están en nuestros corazones. Si estamos unidos a Cristo, podemos amar verdaderamente de este modo".

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El Papa Benedicto XVI resaltó también que "amar a los otros como Jesús nos ha amado es posible solo con aquella fuerza que nos viene comunicada en la relación con Él, especialmente en la Eucaristía, en la que se hace presente de modo real su Sacrificio de amor que genera amor: es la verdadera novedad en el mundo y la fuerza de una permanente glorificación de Dios, que se glorifica en la continuidad del amor de Jesús en nuestro amor".

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Tras alentar a los sacerdotes, religiosos y consagrados a "alimentar su relación cotidiana de amor con Dios en la oración para llevar el anuncio profético" ante las dificultades y los desafíos actuales a los que deben hacer frente, el Papa comentó que, efectivamente ser cristianos no es fácil: "sí, la vida porta muchas dificultades por afrontar, muchos problemas, pero es la certeza que nos viene de la fe, la certeza de que no estamos solos, que Dios ama a cada uno sin distinción y está cerca de cada uno con su amor, la que hace posible afrontar, vivir y superar las fatigas de los problemas cotidianos".

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El Santo Padre alentó luego a las familias, a quienes estudian y trabajan en las universidades y en el mundo de la cultura y a los encargados de la cosa pública a "vivir la dimensión cristiana del amor en las simples acciones cotidianas", a hacer la sociedad "siempre más humana, como signo de que el pensamiento cristiano sobre el hombre no está nunca contra su libertad, sino a favor de una mayor plenitud que solo en una ‘civilización del amor’ encuentra su realización".

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Seguidamente el Papa subrayó cómo la Sábana Santa muestra que Aquel que "ha sido crucificado, que ha compartido nuestro sufrimiento (…) es Aquel que ha resucitado y nos quiere reunir a todos en su amor. Se trata de una esperanza estupenda, fuerte, sólida, porque, como dice el Apocalipsis: ‘(Dios) enjugará toda lágrima de sus ojos y no habrá más muerte ni luto ni lamentos ni afanes, porque las primeras cosas ya han pasado’"

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"¿La sagrada Síndone no comunica tal vez el mismo mensaje? En ella vemos, como reflejados, nuestros afanes y sufrimientos en los sufrimientos de Cristo: ‘Passio Christi. Passio hominis’. Por lo mismo ella es un signo de esperanza: Cristo ha afrontado la Cruz para ponerle una barrera al mal, para hacer ver, en su Pascua, el anticipo de aquel momento en el que también para nosotros, toda lágrima será enjugada y no habrá más muerte, ni luto, ni lamento ni afán".

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Luego de asegurar que solamente el amor de Dios es capaz de transformarlo todo, el Papa concluyó exhortando "con fuerza y con afecto, a seguir firmes en aquella fe que han recibido, que da sentido a la vida, que da fuerza de amar, a no perder nunca la luz de la esperanza en Cristo Resucitado, que es capaz de transformar la realidad y hacer nuevas todas las cosas, a vivir, en la ciudad, en los barrios, en las comunidades y en las familias, de modo simple y concreto el amor de Dios: ‘Como yo os he amado a vosotros, así ámense los unos a los otros’".