lunes, 2 de noviembre de 2009

Conmemoración de los Fieles Difuntos



Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.

La Iglesia llama "Purgatorio" a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).

La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.

Al respecto, San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".

No puedo mentirles, pues son varios los que ya han partido a la casa del Padre y que han sido parte de Iglesia Joven, al partir nos dejan la certeza de que estan intercediendo por nosotros ante el Padre, pero también nos dejan las enseñanzas y recuerdos que nos brindarón.

Para recordar algunos:

PADRE HUMBERTO MARQUEZ sdb
Nuestro Confesor, a cuantos no nos aconsejo.

Padre Manuel Guijo sbd

SOR LETY ROMERO fma

FELIX CASTILLO cc.ss.
Pastor General de ROMA

JULIO VIDES
Comunidad de Tesalónica

PROFESOR BALTAZAR MOLINA
Profesor del Ricaldone

MAMA DE HUGO ZETINO
Comunidad de Tesalónica

PAPA JUAN PABLO II
El PAPA de la Juventud.

Y MUCHOS MÁS QUE YA ESTAN EN LA CASA DEL PADRE, DE ELLOS QUEDAN LOS FRUTOS Y SUS RECUERDOS.


Los santos nos invitan a unirnos a ellos para siempre, dice el Papa.

Miles de fieles y peregrinos llegados de todas partes del mundo se reunieron ayer al medio día en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien desde la ventana del Palacio Apostólico recordó que solo siguiendo a Cristo en esta vida seremos acogidos por Él mismo en el cielo, para participar de la comunión de los santos.

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El Santo Padre definió la Solemnidad de Todos los Santos como una invitación “a la Iglesia peregrina en la tierra a pregustar la fiesta sin fin de la Comunidad celeste y reavivar la esperanza en la vida eterna”.

“En este Año Sacerdotal me gusta recordar con especial veneración a los santos sacerdotes, tanto aquellos que la Iglesia ha canonizado, proponiéndolos como ejemplo de virtudes espirituales y pastorales; así como aquellos –mucho más numerosos, que son conocidos por el Señor. Cada uno de nosotros conserva grata memoria de alguno de ellos, que nos ha ayudado a crecer en la fe y nos ha hecho sentir la bondad y la cercanía de Dios”, dijo el Pontífice.

Así mismo el Papa hizo referencia a la conmemoración, el día de mañana, de todos los fieles difuntos, invitando a “vivir este día según el auténtico espíritu cristiano, es decir a la luz que proviene del Misterio pascual. Cristo ha muerto y resucitado y nos ha abierto el paso a la casa del Padre, el Reino de la vida y de la paz”.“Quien sigue a Cristo en esta vida es acogido donde Él nos ha precedido."

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El Papa observó que las almas de nuestros seres queridos ya "están en las manos de Dios"; y por tanto, el modo más eficaz y proprio de honrarlos es rezar por ellos, ofreciendo actos de fe, de esperanza y de caridad".

"En unión al Sacrificio eucarístico, podemos interceder por su salvación eterna y experimentar la más profunda comunión a la espera de reencontrarnos juntos, gozando por siempre del Amor que nos ha creado y redimido”, agregó Benedicto XVI.

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Antes de iniciar el rezo del Ángelus, el Papa enfatizó que la comunión de los santos “es una realidad que infunde una dimensión diversa a toda nuestra vida. No estamos solos. Somos parte de una compañía espiritual en la que reina una profunda solidaridad: el bien de cada uno es ayuda para todos, y viceversa, la felicidad común se irradia en cada uno”.