jueves, 9 de julio de 2009

El Papa espera que nueva encíclica ayude a construir un mundo de justicia y paz

Al presidir la Audiencia General de ayer  miércoles, el Papa Benedicto XVI dedicó su habitual catequesis a hablar de su nueva encíclica social "Caritas in veritate" (Caridad en la verdad) que se presentara ayer; y expresó su deseo de que este documento "ayude a la humanidad a sentirse una única familia comprometida en realizar un mundo de justicia y de paz".

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En el Aula Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre explicó que esta nueva encíclica resalta que "la caridad en la verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de la persona y de la humanidad. (...) Solo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible alcanzar objetivos de desarrollo dotados de valor humano".

La Encíclica, prosiguió, "profundiza la reflexión eclesial sobre cuestiones sociales de gran interés para la humanidad de nuestro siglo, teniendo en cuenta, de modo especial, lo que escribió Pablo VI en 1967 en la Populorum progressio".

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El Pontífice dijo luego que Caritas in veritate "no desea ofrecer soluciones técnicas a los grandes problemas sociales del mundo actual (...), pero recuerda los grandes principios indispensables para construir el desarrollo humano en los próximos años, entre los que destaca, en primer lugar, la atención a la vida del hombre, núcleo de todo progreso auténtico; el respeto del derecho a la libertad religiosa; (...) el rechazo de una visión prometeica del ser humano, que lo considere artífice absoluto del propio destino".

"Son necesarios hombres rectos tanto en la política como en la economía, que estén sinceramente atentos al bien común", continuó; y explicó que actualmente ante los serios desafíos mundiales "es urgente llamar la atención de la opinión pública sobre el drama del hambre y de la seguridad alimenticia", que "hay que afrontar con decisión, eliminando las causas estructurales que lo provocan y promoviendo el desarrollo agrícola de los países más pobres".

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"La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; de recuperar la contribución importante del principio de gratuidad y de la 'lógica del don' en la economía de mercado, donde la regla no puede ser solo el provecho. Pero esto es posible únicamente gracias al compromiso de todos, economistas y políticos, productores y consumidores y presupone una formación de las conciencias que refuerce los criterios morales en la elaboración de los proyectos políticos y económicos".

Seguidamente indicó que "es necesario un estilo de vida distinto por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno con respecto al ambiente se entrelacen con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás".

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Benedicto XVI señaló también que ante "los problemas enormes y profundos del mundo actual es necesaria una autoridad política mundial regulada por el derecho, que respete los principios de subsidiariedad y solidaridad y se oriente firmemente a la realización del bien común, respetando las grandes tradiciones morales y religiosas de la humanidad".

Finalmente pidió rezar por "los jefes de Estado y de Gobierno del G-8, que se encuentran en estos días en L'Aquila (Italia), para que en esta importante cumbre mundial se tomen decisiones y salgan orientaciones útiles al verdadero progreso de todos los pueblos, especialmente de los más pobres".