viernes, 8 de febrero de 2008

PABLO ALBERA (1844 - 1921), Segundo sucesor de Don bosco.

Rector Mayor de 1910 a 1921

Fue el segundo sucesor de Don Bosco, profetizado por el mismo Santo de Valdocco.



Elegido Rector Mayor a la muerte de Don Miguel Rua (1910), se dedicó de modo particular a la formación espiritual de los miembros de la Sociedad Salesiana, trazando admirables directrices de vida interior.

Este cuidado lo prestó, al mismo tiempo, en el campo social, queriendo que la obra educativa se continuase más allá del colegio y de la escuela por medio de estrechos vínculos de cooperación sucesiva; y celebró Congresos de Antiguos Alumnos y de Cooperadores con objetivos bien precisos:

Estrechar vínculos de hermandad que incrementaran los frutos de la educaciòn recibida y facilitaran la ayuda recíproca; difundir en la familia, en la sociedad y, sobre todo, entre los jóvenes, el espíritu cristiano; y, finalmente, promover y actuar iniciativas privadas y públicas que se preocupasen de sostener y defender las múltiples obras de asistencia y de previsión religiosa y social nacidas en el nombre de Don Bosco.

Este programa se reveló eficasísimo al desencadenarse la primera guerra mundial, cuando fue necesario organizar en las diversas naciones beligerantes grandes obras de caridad y de asistencia.

En la foto vemos a Don Albera confesandose con Don Bosco.



Como se vio anteriormente, el muchacho a quien confiesa Don Bosco en la foto de 1861 es Pablo Albera.

Este había nacido cerca de Turín en 1845.

Luego mas tarde ingresa al Oratorio. Se hace muy amigo de don Bosco.
Entra al seminario y en octubre de 1861 recibe la sotana y el 14 de mayo de 1862 es uno de los 22 salesianos que hicieron los votos religiosos.

Luego, el 2 de agosto es ordenado sacerdote.
Después de estar un breve tiempo con don Bosco es elegido ser Director de la obra de Marassi y luego se va a Génova.
En 1881 fue nombrado Inspector de las casas salesianas de Francia.

En Marsella le fue puesto el sobrenombre de “Pequeño Don Bosco”.
En 1892 es nombrado Catequista General de la Congregación y en 1910 es designado como el 2° Rector Mayor de los Salesianos.
Durante su periodo de gobierno de rectorado quiso hacer de los salesianos “hombres de piedad y oración”.

Fotos de Panamá

Al llegar a la Basilica Don Bosco despues de haber recibo la condecoración "Manuel Amador Guerreo" que es la condecioración más alta que otorga el gobierno panameño.



P.Luis Corral, Inspector, P.Oscar Rodríguez, Rector Basilica, Licenciado Julio Ortega,periodista, Rector Mayor,Nuncio Apostolico Monseñor Giamattista Diquatro.



Rector Mayor, P.Oscar Rodríguez, Rector Basilica Don Bosco

Viviendo la Cuaresma

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.

La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma.

No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.

De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, Ia vivencia de Ia caridad ocupa un lugar especial.
Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de Ia caridad; si deseamos Ilegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialisimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados".

Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos.
Así, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de Ia coherencia con la propia vocación cristiana" (Juan Pablo II).


Cómo vivir la Cuaresma

1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome.


Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón.
Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.

2. Luchando por cambiar.

Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando.
Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos.
Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco.
Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste.
Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.

3. Haciendo sacrificios.

La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa "hacer sagrado". Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.

4. Haciendo oración.

Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.