martes, 15 de agosto de 2017

100 años del Nacimiento de Mons. Romero

Oscar Arnulfo Romero y Galdámez nació el 15 de agosto de 1917 en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel. Hoy se cumplen 100 años de su natalicio.



Su padre era telegrafista y su madre de oficios domésticos.



Al terminar sus estudios básicos se dedicó al aprendizaje de carpintería y a la música.


En 1930 y a los trece años de edad, que Oscar recibió su llamada al servicio de Dios. Ingresó al seminario menor en San Miguel y luego, en 1937, se mudó a Roma donde terminó sus estudios teológicos en la Universidad Gregoriana el 4 de abril de 1942 .


Regresó a El Salvador en 1943, a su natal San Miguel y el obispo le confió la parroquia de Anamorós, un pueblo cerca de San Miguel donde se venera la patrona de El Salvador, Nuestra Señora de la Paz.


En 1966, es nombrado Secretario de la Conferencia de Obispos en El Salvador, cargo en el cual permanece por once años más.


Durante este tiempo, Oscar difundió centenares de sermones emotivos y espirituales a través de la radio a lo largo y ancho del país, ganándose así el respeto de la comunidad católica.


En 1970, Oscar es nombrado Obispo y ejerce al lado del entonces Arzobispo de San Salvador, Monseñor Chávez y González. También desempeñó su oficio en 1974, en la parroquia de Santiago de María, en el Departamento de Usulután.


El 3 de febrero de 1977, la Iglesia Católica en el Vaticano bajo el mando de Pablo VI, le concedió el título de Arzobispo de San Salvador, sólo unas semanas antes de las elecciones presidenciales que trajeron al General Carlos Humberto Romero a la presidencia de la república. Sangre, tortura y persecuciones enmarcan los tres años que sirvió como Obispo de San Salvador.


Durante la guerra civil de este país que daba comienzo en 1979, Monseñor Romero se convirtió en la “voz de los sin voz” y en “el pastor del rebaño que Dios le había confiado” por su férrea defensa de los derechos de los pobres y marginados. Tras el asesinato de su colega y buen amigo, el sacerdote Rutilio Grande, Monseñor Romero cita las enseñanzas de su Papa favorito, Pío XI: “La misión de la Iglesia no es desde luego política, pero cuando la política toca el altar, la Iglesia defiende el altar.”


Es por esto que Monseñor intervino en el conflicto social que estaba destruyendo a su país y a su gente. Monseñor Romero recurrió a las palabras de San Agustín y Santo Tomás para justificar a quien se levanta contra las leyes opresoras.


La defensa de los pobres siempre fue su criterio para juzgar la política. Monseñor Romero, luego de luchar por los derechos humanos de los pobres y de los oprimidos por el gobierno, cae asesinado por un certero disparo de calibre 25 directo al corazón, el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba una misa en la capilla del Hospital de la Divina Providencia en San Salvador.


Para muchos, la imagen de Monseñor Romero es el símbolo religioso más grande del país y, desde su asesinato, su legado ha traspasado fronteras y se ha convertido en un símbolo universal de la justicia y de la paz. Su proceso de beatificación y canonización se inició el 24 de marzo de 1994 a cargo del sacerdote Rafael Urrutia, párroco de la misma capilla donde Monseñor fue asesinado.


Ahora le conocen como “El Profeta y Mártir de la Américas”.

La Asunción de la Virgen María

Concebida sin pecado original, fue llevada al cielo en cuerpo y alma.




La Asunción es un mensaje de esperanza que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios y en la alegría de tener una madre que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos.
Este día, recordamos que María es una obra maravillosa de Dios. Concebida sin pecado original, el cuerpo de María estuvo siempre libre de pecado. Era totalmente pura. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado.
También, tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre María y cómo ella supo responder a éstas. Ella alcanzó la Gloria de Dios por la vivencia de las virtudes. Se coronó con estas virtudes.
La maternidad divina de María fue el mayor milagro y la fuente de su grandeza, pero Dios no coronó a María por su sola la maternidad, sino por sus virtudes: su caridad, su humildad, su pureza, su paciencia, su mansedumbre, su perfecto homenaje de adoración, amor, alabanza y agradecimiento.
María cumplió perfectamente con la voluntad de Dios en su vida y eso es lo que la llevó a llegar a la gloria de Dios.
En la Tierra todos queremos llegar a Dios y en esto trabajamos todos los días. Esta es nuestra esperanza. María ya ha alcanzado esto. Lo que ella ha alcanzado nos anima a nosotros. Lo que ella posee nos sirve de esperanza.
María tuvo una enorme confianza en Dios y su corazón lo tenía lleno de Dios.
Ella es nuestra Madre del Cielo y está dispuesta a ayudarnos en todo lo que le pidamos.


Un poco de historia

El Papa Pío XII definió como dogma de fe la Asunción de María al Cielo en cuerpo y alma el 1 de noviembre de 1950.
La fiesta de la Asunción es “la fiesta de María”, la más solemne de las fiestas que la Iglesia celebra en su honor. Este día festejamos todos los misterios de su vida.
Es la celebración de su grandeza, de todos sus privilegios y virtudes, que también se celebran por separado en otras fechas.
Este día tenemos presente a Cristo por todas las gracias que derramó sobre su Madre, María. ¡Qué bien supo Ella corresponder a éstas! Por eso, por su vivencia de las virtudes, Ella alcanzó la gloria de Dios: se coronó por estas virtudes.
María es una obra maravillosa de Dios: mujer sencilla y humilde, concebida sin pecado original y, por tanto, creatura purísima. Su alma nunca se corrompió. Su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado de Dios.
En la Tierra todos queremos llegar a Dios y por este fin trabajamos todos los días, ya que ésa es nuestra esperanza. María ya lo ha alcanzado. Lo que ella ya posee nos anima a nosotros a alcanzarlo también.
María tuvo una enorme confianza en Dios, su corazón lo tenía lleno de Dios. Vivió con una inmensa paz porque vivía en Dios, porque cumplió a la perfección con la voluntad de Dios durante toda su vida. Y esto es lo que la llevó a gozar en la gloria de Dios. Desde su Asunción al Cielo, Ella es nuestra Madre del Cielo.




Sugerencias para vivir la fiesta:

  • Tener una imagen de la Virgen María en el momento de la Asunción y poner junto de ésta un florero para repartir una flor con un letrero de una virtud propia de la Virgen para que cada uno medite en esta virtud y deposite la flor.
  • Coronar a la virgen María poniéndole una corona y explicando al mismo tiempo por que llegó al Cielo en cuerpo y alma.
  • Llevar y ofrecer flores a la Virgen.
  • Rezar el Rosario en familia con mucha devoción.