lunes, 4 de agosto de 2008

El Papa recuerda a Pablo VI durante el Ángelus

Ayer al mediodía miles de fieles se dieron cita en la plaza del Duomo en Bressanone, norte de Italia, para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias a la oración mariana recordó la fundamental figura del Siervo de Dios Pablo VI, quien en su obra enfatizó que en el centro de todo está siempre y solamente Jesucristo.

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El Pontífice agradeció a todos los presentes por “reunirse para la tradicional cita de la oración mariana del Ángelus” y destacó en modo particular la “exquisita hospitalidad” agradeciendo también “a las Autoridades, a las Fuerzas del orden y a cuantos en modo diverso están involucrados en asegurarme una permanencia segura y tranquila en esta ciudad y en esta tierra, a la que estoy particularmente unido y afeccionado”.

Extendió también su saludo “a cada familia, con una bendición especial para los niños, para los enfermos, por cuantos pasan por momentos de dificultad. Recuerdo –continuó- a cada uno de vosotros en la cotidiana Celebración eucarística”.

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Pidiendo una mayor atención y recogimiento, Su Santidad invitó a los presentes a “recordar juntos al fiel Siervo de Dios Papa Pablo VI, de quien dentro de tres días conmemoraremos el 30º aniversario de su muerte. Cual supremo Pastor de la Iglesia, Pablo VI guió al pueblo de Dios a la contemplación del rostro de Cristo, Redentor del hombre y Señor de la historia”.

“Justamente –prosiguió- la amorosa orientación de la mente y del corazón hacia Cristo fue uno de los puntos cardinales del Concilio Vaticano II. Al centro de todo está siempre y solamente Cristo: al centro de las Sagradas Escrituras y de la Tradición, en el corazón de la Iglesia, del mundo y de todo el universo”.

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El Santo Padre hizo notar que “la Divina Providencia llamó a Giovanni Battista Montini de la Cátedra de Milán a la de Roma en el momento más delicado del Concilio. ¿Cómo no agradecer al Señor por su fecunda y valerosa acción pastoral? Podemos decir con el apóstol Pablo que la gracia de Dios en él “no fue vana”: hizo valer sus dotes de gran inteligencia y su apasionado amor por la Iglesia y por el hombre”.

El Papa concluyendo invocó “la maternal intercesión de María para que nos obtenga el ser fieles a las enseñanzas y al testimonio de santidad de este inolvidable Pontífice”.

Seguidamente el Papa rezó el Ángelus dominical, saludó en diversos idiomas a los presentes e impartió su Bendición Apostólica.

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Al finalizar el Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI manifestó sus deseos de que las próximas olimpiadas en Pequín sean un válido ejemplo de convivencia en el respeto de la común dignidad humana, y que el deporte sea signo de fraternidad y de paz.

El Pontífice se dijo “contento de dirigir al país que es sede, a los organizadores y a los participantes un cordial saludo, con el deseo de que cada uno pueda dar lo mejor de sí en el genuino espíritu olímpico”.

“Sigo con profunda simpatía este gran encuentro deportivo y deseo vivamente que este ofrezca a la comunidad internacional un válido ejemplo de convivencia entre personas de las más diversas proveniencias, en el respeto de la común dignidad. ¡Qué el deporte pueda una vez más ser signo de fraternidad y de paz entre los pueblos!”

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El domingo por la tarde, el Papa Benedicto XVI realizó una visita fuera del programa a una iglesia cercana al seminario de Bressanone, donde se aloja estos días, y llegó al cementerio contiguo para visitar la tumba de un sacerdote misionero amigo suyo, fallecido el año 2003.

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Cerca de las 6:00 p.m. –hora local– el Pontífice junto a un pequeño grupo de acompañantes se acercó inesperadamente a visitar la iglesia de Sant' Andrea, un pequeño templo que se remonta al 1 100 y luego visitó los restos de un amigo suyo, el P. Anton Agreiter.

Luego de rezar ante su tumba, el Pontífice regresó al seminario a las 7:00 p.m.

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Ese mismo domingo, más temprano, al visitar la iglesia de San Miguel Arcángel después del Ángelus, el Santo Padre se dirigió a los fieles presentes, diciéndoles: "he rezado mucho, en vacaciones anteriores, en esta iglesia y por tanto para mí sigue siendo un lugar para rezarle al Señor".

"El Señor nos acompaña, yo rezo por ustedes: recen por mí, para que podamos todos, en todos los problemas de la vida, sentir siempre la bondad del Señor y así seguir adelante en los días difíciles y en los días bellos", concluyó.