martes, 23 de julio de 2013

La intimidad en el avión que llevó al Papa

El pontífice compartió el vuelo con periodistas de diversos medios, a los que pidióconocer uno por uno. Los detalles de un encuentro cálido y su negativa a dar una conferencia.

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Aunque el Papa había anunciado que no daría una conferencia en el avión, el vuelo de Alitalia que lo llevó a Río de Janeiro fue visto por los representantes de diversos medios de comunicación como una chance de oro para lograr un mano a mano con el líder de la Iglesia católica.

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Una periodista mexicana, Valentina Alazraki Crastich, de la cadena Televisa –decana del grupo de comunicadores por sus numerosos viajes acompañando a diversos papas– tuvo el honor de pronunciar un pequeño discurso de bienvenida, al mismo tiempo que el portavoz de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi.

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Su Santidad sorprendió con una reacción seria que escondía una chanza. "Vosotros no sois santos de mi devoción", bromeó en respuesta a la periodista mexicana. "Aquí estoy, en medio de los leones", añadió con humor.

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El pontífice se disculpó por no haber ofrecido una rueda de prensa, o ni siquiera aceptar un intercambio de preguntas preparadas con anticipación –como hacía Benedicto XVI–, para decepción de varios periodistas que habían querido estar presentes en el vuelo a pesar de los asombrosos costos del viaje.

"Es cierto, no doy entrevistas. ¿Por qué? ¡No sé! No puedo, es así. Para mí es un poco difícil hacerlas", explicó Francisco, con su franqueza habitual.

Pese a que no le gusta dialogar con la prensa y que se ha quejado en diversas ocasiones de filtraciones en los medios de sus conversaciones privadas, fue voluntad del Papa conocer individualmente a cada uno de los periodistas yfotógrafos que lo siguen cada día.

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Aunque no respondió preguntas formales, el Sumo Pontífice se tomó el tiempo deescuchar a cada uno de los representantes de la prensa: bendijo el rosario de uno; recibió la ofrendas de otro (entre ellas una bandera brasileña); recibió la solicitud de uno que le pidió rezar por su familia, trazando en una ocasión la señal de la cruz sobre su frente; y terminó casi siempre por un "les pido que recen por mí", que ya se ha convertido en una frase ritual de su pontificado.

Breve discurso

Improvisando en italiano, el pontífice se lanzó a un alegato con pequeñas frases puntuadas de exclamaciones en un tema que le interesa sobremanera: no excluir, no aislar a los demás.

Los jóvenes de hoy en día, que a menudo se enfrentan a un desempleo prolongado, no deben ser, como las personas mayores, "rechazados" o convertidos en los "desechos" de una sociedad en crisis.

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Fustigó así la "cultura del 'scarto'" que en italiano quiere decir "rechazo", "dejado a un lado", "desecho", "abandonado", como ya había hecho en varias ocasiones anteriores en los meses precedentes en el Vaticano.

El pontífice explicó que espera encontrar a los jóvenes de todo el mundo que "no están aislados" sino insertados e involucrados en el "tejido social", como deben estar también las personas mayores, cuya "sabiduría" debe aprovecharse.

No se puede privar a los jóvenes de su "pertenencia a una familia, a una cultura, a una fe", señaló.

El Papa también hizo referencia a asuntos poco vinculados a temas religiosos propiamente dichos. 

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Al final del encuentro que duró 45 minutos, el Papa dedicó unas palabras de humor, tras haber invitado a los medios a "colaborar" con él "por el bien de la sociedad, de los jóvenes, de los mayores, de todos en su conjunto".

El pontífice se comparó con el profeta Daniel, quien se encontró en la fosa de los leones frente a fieras apaciguadas. "Me quedo un poco triste como el profeta Daniel en la fosa de los leones, porque he visto que no habéis sido feroces", sonrió.