viernes, 6 de junio de 2008

San Marcelino Champagnat

champagna6-6 Marcelino Champagnat, sacerdote francés que fundó la congregación de los Hermanos Maristas.

Nació el año 1789, el mismo año de la Revolución Francesa, en Rosey al sur de Lyon.

Sus padres, Juan Bautista y María Teresa, tuvieron 10 hijos, Marcelino fue el noveno. Durante su infancia, trabajó en casa: su familia poseía una pequeña granja y un molino.

A los diez años comenzó a ir a la escuela, pero a los pocos días se desanimó y no volvió.

A los catorce años, pasó por su casa un buen sacerdote que iba "reclutando" jóvenes para el seminario; se fijó en Marcelino y le animó: "Tienes que estudiar para ser sacerdote. Dios lo quiere." Y Marcelino se decidió.


Ingresó en el Seminario menor y comenzó sus estudios ... con muchos problemas: Como no había ido a la escuela, apenas sabía leer y escribir.

Suspendió el primer curso y "le invitaron" a quedarse en su casa ... Pero Marcelino no se desanimó y continuó estudiando.

Después de muchos esfuerzos, fue pasando los cursos y pasó al Seminario mayor, en Lyon.

Tenía ya 24 años. Allí, junto con otros seminaristas compañeros de estudios, empezó a madurar la idea de fundar una congregación de Hermanos, dedicados a la enseñanza y a la catequesis de los niños. Tres años después fue ordenado sacerdote y lo destinaron a La Valla. En el pueblo los niños no tenían escuela ni catequesis, y los mayores apenas iban a la iglesia.

Marcelino empezó a hablar con la gente, se hizo cercano a todos, y el pueblo lo aceptó de buen grado.


Tras una fuerte experiencia con un joven moribundo, el P. Champagnat decidie fundar una congregación de Hermanos que se dedicaran a la enseñanza y a la catequesis de los niños y jóvenes, especialmente los más necesitados.

Enseguida dio los primeros pasos, y el 2 de enero de 1817 reunió, en una casita alquilada cerca de la parroquia, a dos jóvenes que le habían manifestado su deseo de ser religiosos.

Se llamaban Juan María Granjon y Juan Bautista Audras.

Éste fue el principio de los Hermanos Maristas. Pronto acudieron otros jóvenes. Marcelino les ayudó a organizar su vida en comunidad: oración y trabajo, formación personal, sencillez y pobreza.

Y una filial devoción a la Virgen María, bajo cuya protección se puso, desde el primer momento, la naciente congregación.

Después de un periodo de formación, el P. Champagnat les dio un hábito religioso y los jóvenes firmaron sus primeros compromisos (votos).

Al cabo de un año, Marcelino abrió una escuela en La Valla y en seguida se hicieron cargo de ella los Hermanos. Después de esta primera escuela vinieron muchas más.

Los párrocos y alcaldes de los pueblos vecinos se disputaban a los Hermanos. Así, el Instituto de los Hermanos Maristas comenzó a crecer, no sin dificultades, y hubo que construir una nueva casa, porque en La Valla ya no cabían todos.


Marcelino Champagnat fue un gran hombre que llevó a cabo una obra extraordinaria: cuidó como un buen pastor a la gente de su parroquia, atendió a huérfanos y ancianos, pero sobre todo se consagró a la educación religiosa de la juventud.

Ciertamente, aquello no fue nada fácil. Su austeridad personal y el trabajo incansable fueron minado su salud.

Murió en la madrugada del 6 de junio de 1840, a los 51 años, rodeado de sus Hermanos. Sus restos descansan en la capilla de Ntra. Sra. del Hermitage.

En el momento de su muerte, la congregación tenía cerca de 300 Hermanos (más 50 que habían muerto ya), 50 casas y escuelas, y alrededor de 7.000 alumnos.


E P. Marcelino Champagnat fue declarado «Beato» en Roma, por S. S. Pío XII, el 29 de Mayo de 1955, domingo de Pentecostés.

Tras un largo y detallado estudio, los expertos habían declarado la autenticidad de dos milagros obtenidos por su intercesión.


La ceremonia de canonización del P. Marcelino Champagnat fue celebrada el domingo 18 de abril de 1999 y fue canonizado por Juan Pablo II.

Un pequeño libro

Un mini libro de 15 páginas de apenas 5 mm de base, 5.5 de altura y 2 de ancho ha sido impreso recientemente por algunos profesores de la Escuela Gráfica Salesiana de Valdocco, primera tipografía abierta por Don Bosco en 1883.

El trabajo ha sido impreso en offset, encuadernado en piel con el lomo decorado en oro.

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El mini libro, cuya finalidad es la de crear un producto gráfico insólito, ha sido pensado como artículo promocional, pero también como un ejercicio de estilo interno.

La idea original ha sido del Sr. Emanuele Mensa y se vincula a otros trabajos similares realizados en el pasado en la misma escuela gráfica. Un ejemplo sería el que, en 1988, con ocasión de las olimpiadas de Seúl, se realizó con el texto del juramento atlético en siete lenguas. Este nuevo libro ha sido producido por tres maestros del oficio y contiene el texto, perfectamente legible con una lente de aumento, de una oda compuesta para la ocasión titulada “Mutatis Mutandis, o… breve exaltación de la inutilidad”.

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El proyecto gráfico ha sido realizado por el Sr. Piergiuseppe Molinar quien ha compuesto digitalmente el texto y creado las láminas de impresión, que él mismo ha procesado en una imprenta “Heidelberg Speedmaster”.

Las páginas posteriormente fueron ensambladas y cosidas. La portada, confeccionada en piel, ha sido obra del Sr. Diego Prot, utilizando pequeñas placas magnéticas para darle forma. La encuadernación por su parte ha sido enriquecida con filos de oro.

El volumen posteriormente se ha puesto en un contenedor de plexiglass, hecha también a mano, junto a un centavo de Euro para poner en evidencia sus proporciones.

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Gracias a las partes magnéticas, el libro se adhiere perfectamente a la moneda, permitiendo, con facilidad, su desprendimiento para poder ser consultado.

“Seguramente no se trata del libro más pequeño del mundo –afirman los tres realizadores-.

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Al parecer este título es ostentado en el libro de records Guinness por un texto aplicado con nanotecnología sobre cristales de silicio; sabemos incluso que en comercio existen ediciones de un alfabeto de 2.4 x 2.9 mm, con portada de piel pero sin pliegues al interno.

Para nosotros los impresores el libro tiene una estructura y características precisas: los materiales utilizados, la capacidad de ser hojeado, el trabajo ejecutado. En este «juego» hemos querido aplicar en pequeño tales características, las cuales no siempre son tomadas en consideración cuando se habla del libro como objeto”.

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Emanuele Mensa, Diego Prot, Piergiuseppe Molinar.