jueves, 14 de agosto de 2008

El Papa a católicos de América: El servicio más importante es el anuncio de Jesucristo

pppapacam El Papa Benedicto XVI envió un mensaje al III Congreso Americano Misionero (CAM 3) que se celebra en esta ciudad y recordó a los católicos que "el servicio más importante que podemos brindar a nuestros hermanos es el anuncio claro y humilde de Jesucristo, que vino a este mundo para que tengamos vida y la tengamos en abundancia".

"Ante las dificultades de un ambiente a veces hostil, de la escasez de resultados inmediatos y espectaculares o frente a la insuficiencia de medios humanos, los invito a no dejarse vencer por el miedo, abatir por el desánimo o arrastrar por la inercia", indicó el Papa.

Asimismo, recordó que "la hora presente es una ocasión providencial para que, con sencillez, limpieza de corazón y fidelidad, volvamos a escuchar cómo Cristo nos recuerda que no somos siervos, sino sus amigos".

"Él nos instruye para que permanezcamos en su amor sin amoldarnos a los dictados de este mundo. No seamos sordos a su Palabra. Aprendamos de Él. Imitemos su estilo de vida. Seamos sembradores de su Palabra. De este modo, con toda nuestra vida, con el gozo de sabernos amados por Jesús, a quien podemos llamar hermano, seremos instrumentos válidos para que Él siga atrayendo a todos con la misericordia que brota de su Cruz", agregó.

Benedicto XVI alentó a los católicos "a compartir con otros este tesoro, pues no hay riqueza mayor que gozar de la amistad de Cristo y caminar a su lado. Merece la pena consagrar a esta hermosa labor nuestras mejores energías, sabiendo que la gracia divina nos precede, sostiene y acompaña en su realización".

"Encuentren, pues, en la oración perseverante, en la meditación ferviente de la Palabra de Dios, en la obediencia al Magisterio de la Iglesia, en la digna celebración de los Sacramentos y en el testimonio de la caridad fraterna la fuerza necesaria para identificarse con los sentimientos de Cristo y así ser discípulos suyos con coherencia y generosidad, proclamando con el propios ejemplo que Cristo es el Hijo de Dios, el Redentor del hombre y la roca firme donde cimentar nuestra existencia", indicó.

El Santo Padre alentó a los católicos del continente a sentir "el consuelo de Cristo y ofrezcan el bálsamo de su amor a los atribulados, a los que andan apesadumbrados por el dolor o han quedado heridos por la frialdad del indiferentismo o el flagelo de la corrupción. Estos retos exigen superar el individualismo y el aislamiento y reclaman robustecer el sentido de pertenencia eclesial y la colaboración leal con los Pastores, con el fin de formar comunidades cristianas orantes, concordes, fraternas y misioneras".

El CAM 3 comenzó ayer, 12 de agosto, en la ciudad de Quito con la participación de más de tres mil delegados. Concluirá este domingo 17 de agosto con el solemne inicio de la gran "Misión continental", que según explicó el Papa armonizará "esfuerzos pastorales e iniciativas evangelizadoras, las distintas Iglesias particulares en América Latina y el Caribe van a intensificar su quehacer, para que el Señor sea cada día más conocido, amado, seguido y alabado en esas benditas tierras".

"Quien reza no pierde nunca la esperanza", recuerda Benedicto XVI

El Papa Benedicto XVI destacó que "quien reza no pierde nunca la esperanza, aún cuando llegase a encontrarse en situaciones difíciles e incluso humanamente desesperadas. Esto nos enseñan las Sagrada Escritura y esto testimonia la historia de la Iglesia", durante la Audiencia General de hoy.

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En el Palacio Apostólico de su Residencia de Castel Gandolfo, en donde no se celebraban audiencias generales desde hace 30 años, el Santo Padre reanudó esta habitual actividad de los miércoles. Al dirigirse a los miles de peregrinos presentes agradeció a quienes lo acogieron en los días recientes en la localidad de Bressanone en donde transcurrió algunos días de descanso.

El Pontífice destacó que en esos días "fueron muchísimos los que me escribieron pidiéndome rezar por ellos. Me manifestaban sus alegrías, sus preocupaciones, sus proyectos de vida, así como sus problemas familiares y de trabajo, sus esperanzas que portan en el corazón, junto a las angustias relacionadas con las incertidumbres que la humanidad vive en este momento".

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"Puedo asegurar que para todos y cada uno tengo un recuerdo, especialmente en la cotidiana celebración de la Santa Misa y en rezo del Santo Rosario. Sé bien que el primer servicio que puedo dar a la Iglesia y la humanidad es el de la oración, porque rezando pongo en las manos del Señor con confianza el ministerio que Él mismo me ha confiado, junto a la suerte de toda la comunidad eclesial y civil", explicó luego.

Seguidamente se refirió al ejemplo de oración esperanzada y confiada de dos santos cuya memoria se celebra el 9 y el 14 de agosto, respectivamente: Santa Teresa Benedicta de la Cruz, judía convertida al catolicismo y cuyo nombre originalmente fue Edith Stein; y San Maximiliano María Kolbe; ambos asesinados en el campo de concentración de Auschwitz.

"Aparentemente sus existencias podrían ser consideradas como una derrota, pero es justamente en su martirio que resplandece el fulgor del amor que vence las tinieblas del egoísmo y del odio", dijo.

Tras recordar que Edith Stein fue asesinada el 6 de agosto de 1942, el Papa destacó que "la oración fue el secreto de esta santa co-patrona de Europa".

Al referirse luego a San Maximiliano Kolbe, el Pontífice indicó que "del amor fue la heroica prueba el generoso ofrecimiento que él mismo hizo de sí al cambiarse por un compañero de prisión, ofrecimiento culminado en la muerte en el bunker del hambre e, 14 de agosto de 1941".

"'¡Ave María!': fue la última invocación de los labios de San Maximiliano María Kolbe mientras sostenía el brazo de quien lo mataba con una inyección de ácido fénico. Es conmovedor constatar cómo el recurso humilde y fiel a la Virgen es siempre fuente de valor y serenidad".

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Finalmente, Benedicto XVI alentó a que "mientras nos preparamos a celebrar la Solemnidad de la Asunción, que es una de las festividades marianas más queridas de la tradición cristiana, renovamos nuestra confianza a quien desde el Cielo cuida con amor materno de nosotros en todo momento. Esto es lo que en efecto decimos en la familiar oración del Ave María, pidiéndole rezar por nosotros 'ahora y en la hora de nuestra muerte'".

Tras culminar la Audiencia, el Papa dirigió su acostumbrado saludo en lengua española, en el que invitó a "contemplar con fervor el testimonio de San Maximiliano María Kolbe. Siguiendo sus huellas, acoged con humildad la Palabra de Jesucristo, meditadla cada día y llevadla a la práctica con valentía y constancia. A ejemplo suyo también, poneos bajo el dulce amparo de la Virgen María, rezando el Santo Rosario y confiando siempre en su amor de Madre. Que Dios os bendiga".