miércoles, 27 de enero de 2010

El Papa reafirma que el Cristo histórico es el Cristo de nuestra fe

En su habitual catequesis de la Audiencia General de los miércoles, el Papa Benedicto XVI se dedicó a desmitificar la figura de San Francisco de Asís, y explicó que de modo similar, el Cristo histórico del que hablan los Evangelios es efectivamente el Cristo de nuestra fe.

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En la catequesis en el Aula Pablo VI, el Santo Padre recordó que Francisco provenía de una rica familia, se refirió a su experiencia de conversión y el fuerte llamado que experimentó para reconstruir la iglesia que coincidió con el sueño del Papa Inocencio III en 1207, quien reconoce en él al pequeño religioso que va a ayudar en la renovación eclesial. Explicó también el camino del joven santo hacia la creación de la orden franciscana.

Seguidamente el Papa resaltó que "algunos historiadores en el ochocientos y en el último siglo han buscado crear detrás del Francisco de la tradición, un así llamado Francisco histórico, así como se busca crear detrás del Jesús de los Evangelios, un así llamado Jesús histórico. Tal Francisco histórico no habría sido un hombre de Iglesia, sino un hombre ligado solamente a Cristo, un hombre que quería crear una renovación del pueblo de Dios, sin formas canónicas y sin jerarquía".

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"La verdad –prosiguió Benedicto XVI– es que San Francisco quiso realmente una relación inmediatísima con Jesús y con la Palabra de Dios, que quería seguir sin glosa, así como está, en toda su radicalidad y verdad. Y es también cierto que inicialmente no tenía la intención de crear una orden con las formas canónicas necesarias, pero, simplemente, con la Palabra de Dios y la presencia del Señor, él quería renovar al pueblo de Dios, convocarlo de nuevo a una escucha de la palabra y a la obediencia verbal con Cristo".

Además, dijo el Papa, San Francisco sabía que "Cristo no es nunca ‘mío’ sino siempre ‘nuestro’, que a Cristo no puedo tenerlo ‘yo’ y reconstruir ‘yo’ contra la Iglesia, su voluntad y su enseñanza, sino solo en la comunión de la Iglesia construida sobre la sucesión de los Apóstoles que se renueva también en la obediencia a la Palabra de Dios".

"Es también cierto que no tenía la intención de crear una nueva orden, sino solamente renovar el pueblo de Dios para el Señor que viene. Pero entendió con sufrimiento y dolor que todo debe tener su orden, que también el derecho de la Iglesia es necesario para darle forma a la renovación y así realmente se insertó de modo total, con el corazón, en la comunión de la Iglesia, con el Papa y los obispos".

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Tras explicar, en el marco del Año Sacerdotal, cómo Francisco también entendió que el centro de la Iglesia y el sacerdocio es la Eucaristía, el Papa reiteró que "el verdadero Francisco histórico es el Francisco de la Iglesia y de este modo nos habla a los creyentes, a los creyentes de otras confesiones y religiones".

"Se ha dicho que Francisco representa a un alter Christus, era verdaderamente un icono vivo de Cristo. Fue llamado también el ‘hermano de Jesús’. En efecto, éste era su ideal, ser como Jesús, contemplar al Cristo del Evangelio, amarlo intensamente, imitar sus virtudes".

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"En particular -prosiguió- quiso dar un valor fundamental a la pobreza interior y exterior, enseñándola también a sus hijos espirituales. La primera bienaventuranza del Discurso de la Montaña: Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los Cielos, ha encontrado una luminosa realización en la vida y palabras de San Francisco".

Realmente, dijo luego el Papa Benedicto XVI, "los santos son los mejores intérpretes de la Biblia: ellos, encarnando en su vida la Palabra de Dios, la hacen más atractiva que nunca, y así habla realmente con nosotros".

"El testimonio de Francisco, que ha amado la pobreza para seguir a Cristo con dedicación y libertad totales, sigue siendo también para nosotros una invitación a cultivar la pobreza interior para crecer en la confianza en Dios, uniendo también un estilo de vida sobrio y un desapego de los bienes materiales".

El Santo Padre también resaltó que "del amor por Cristo nace el amor hacia las personas y hacia las creaturas de Dios. Allí tenemos otro trato característico de la espiritualidad de Francisco: el sentido de la fraternidad universal y el amor por la creación, que le inspiró el célebre canto de las criaturas. Es un mensaje muy actual".

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"Como he recordado en mi reciente encíclica Caritas in veritate, es sostenible solamente un desarrollo que respete la creación y no dañe el ambiente, y en el Mensaje por la Jornada Mundial de la Paz de este año he subrayado que también la construcción de una paz sólida está ligada al respeto de la creación. Francisco nos recuerda que en la creación se muestra la sabiduría y la benevolencia del Creador. La naturaleza es querida como un lenguaje en el que Dios habla con nosotros, en el que la realidad se vuelve transparente y en el que podemos nosotros hablar de Dios y con Dios".

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Seguidamente Benedicto XVI saludó en diversas lenguas y, en español, se dirigió a los fieles "venidos de España, México y otros países latinoamericanos. Que el ejemplo de San Francisco aumente la confianza en Dios y fomente un estilo de vida sobrio, sin apego a los bienes materiales".

NOVENA A DON BOSCO, DIA 6

bosco80 LO SOBRENATURAL EN SAN JUAN BOSCO

Pocos siglos como el XIX atentaron con tanta saña contra el reinado social de Jesucristo y dijeron con tanto cinismo: no queremos que este reine sobre nosotros.

No se quiere oír hablar de lo sobrenatural y de los misterios. Todo debe ser sometido al fallo de la razón, y no se debe admitir lo que supera la capacidad de la mente humana.
Llegó el hombre en su desvarío hasta querer apagar las estrellas del cielo y borrar el nombre de Dios de la vida individual y social.


En medio de tanto delirio, se levanta Juan Bosco y hace resplandecer sobre las ruinas humeantes de la impiedad y del indiferentismo más desolador la luz de Dios y la realidad de lo sobrenatural.


Los milagros obrados por él a cada paso, los hechos extraordinarios que rodeaban su persona, el dominio que ejercía sobre los corazones y la persuasión que todos tenían de que era un baluarte inexpugnable de la fe que se quería demoler, lo presentaban a los ojos de todos como un mensajero de Dios.


La vida de san Juan Bosco no era más que la voz augusta de Dios, que hablaba al siglo XIX, indiferente y escéptico, el lenguaje de los milagros.
Lo sobrenatural, que no es una cosa tan común en las contingencias de la vida humana, y que aún en la vida de muchos santos se nos presenta como una rareza y una excepción, en San Juan Bosco se hizo tan frecuente, que parecía en el como ordinario y natural.

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Dios Nuestro Señor quiso embellecer como con una aureola divina, el heroísmo y los sacrificios de San Juan Bosco, sirviéndose de él para resucitar muertos, curar enfermedades, escudriñar los secretos de los corazones, conocer las cosas lejanas, leer el porvenir, hablar con los muertos, hacer descender la lluvia de las nubes para fecundizar la
tierra, multiplicar los alimentos y las hostias del tabernáculo.

De todos estos prodigios adorno el Señor la vida de su fiel sirvo; y se podrían citar hechos de cada uno de ellos y de algunos una serie interminable.
Estaban todos tan convencidos en el Oratorio de que Don Bosco conocía los pecados ocultos, que algunos niños, que por el temor de que se los leyese en el frente, no se atrevían a acercarse a él, y si por necesidad tenían que estar en su presencia, ponían la gorra delante de la cara o bajaban los cabellos para que les cubriese la frente, como si esto fuese
suficiente para encubrir la propia conciencia.
Cuando estaba lejos del Oratorio, conocía con precisión todo lo que pasaba en él, aún las cosas que no advertían los mismos superiores.
Si se hubiesen de referir todas las profecías de San Juan Bosco, que tuvieron exacto cumplimiento, se necesitaría un grueso volumen. Predijo públicos acontecimientos y la muerte inminente de grandes personajes; por muchos años no murió alguno en el Oratorio
sin que él predijese su muerte algún tiempo antes.
Demos gracias al Dios omnipotente que así quiso mostrarse admirable en su fiel siervo Don Bosco.

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SAN JUAN BOSCO DEVUELVE LA SALUD A UNA JOVEN


Hacia ya veintinueve meses, en marzo de 1921, la enferma Teresa Callegari yacía en el hospital cívico de San Juan cerca de Piacenza, atormentada de males y más males.
Primeramente, padeció de una artritis aguda postinfecciosa, que se concentro en la rodilla izquierda y en las vértebras; después de bronquitis crónica, enterocolitis y marasmo.

Nadie preveía la mas remota posibilidad de salvarla, cuando, en buena hora, las religiosas que la asistían, conocedoras por haberlo leído en la vida de Don Bosco, de un caso idéntico, que se resolvió Prodigiosamente después de una bendición del ciervo de Dios, hablaron de ello a la enferma. Esta, no sabia nada de Don Bosco, tuvo la inspiración de encomendarse a él.


Inmediatamente comenzó una novena con comunión diaria, a este fin, del cual participaron también algunas compañeras de sala; pero los dolores de los hombros, de las piernas y de los brazos, en vez de disminuir, crecieron fuera de la medida de lo soportable, y tanto, que
la pobre mujer convencida de no alcanzar la gracia, conjuraba a Don Bosco para que la librase de tan terribles tormentos, haciéndola morir.
Entonces se presenta el capellán y la invita a comenzar otra vez la novena.

Al octavo día, 16 de julio, la enferma iba de mal en peor hasta temer un fatal desenlace; las religiosas preparaban todo lo necesario para la extremaunción y tenían dispuesto el vestido conveniente para amortajarla.

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Pero ya estaba próxima la hora señalada por Dios para glorificar a su fiel siervo Don Bosco.
Sonaron las cuatro de la madrugada. La enferma que tenía vuelta la mirada hacia el lado izquierdo, vio que se acercaba un sacerdote de mediana estatura, vestido de negro y con los brazos cruzados.

Estando ya a su lado, le preguntó: ¿Cómo estás? Y ella sorprendida exclamo: ¡Ah!... el sacerdote insistió: ¡Levántate! Respondiéndole: No me es posible. Entonces aquel en piamontés añadió: Mueve las piernas. La enferma, que no había visto nunca un retrato de don Bosco, y que no entendía el piamontés, comprendió sin embargo, que debía mover las piernas. Intentó hacerlo y ambas obedecieron; y las rodillas rígidas después de tanto tiempo, se doblaron. Al instante gritó: ¡Hermana, hermana, muevo las piernas! La hermana acercándose enseguida exclamó: ¿Teresa, estás loca? ¿Es posible? Pero como la religiosa fuese corriendo, le dijo a Teresa: ¡Poco a poco, que vas a tropezar con Don Bosco! No tuvo tiempo para acabar la frase, porque vio que el Sacerdote levantaba las manos con las palmas vueltas hacia ella y sonriendo siempre, retrocedió y se marcho.
Cuando de rehizo del estupor, al sentirse dueña de sus miembros, se incorporó y se sentó en el lecho, entre las exclamaciones se las hermanas y de las enfermas atónitas.


ORACION
Oh Jesús que en medio de un siglo descreído y materialista, rodeaste la persona de San Juan Bosco de vuestra divina luz, haciendo en el tan frecuente lo sobrenatural, que parecía lo ordinario de su vida: concédenos, por su mediación, la gracia de poderte conocer y hacer que otros te conozcan, de poderte amar y hacer que otros te amen, de la manera mas perfecta que le sea posible a una pobre criatura. Así sea.
Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco Rogad por nosotros.

Reliquias de Don Bosco llegarán a México en agosto

Como parte de las festividades por el bicentenario del nacimiento de San Juan Bosco, las reliquias del fundador de la familia salesiana llegarán a México el 4 de agosto y permanecerán en el país "cerca de un mes, para recorrer varias ciudades de la Republica Mexicana".

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La llegada al país mexicano cumple con la peregrinación alrededor de los cinco continentes y a la largo de 130 países que se inició el pasado 25 de abril de 2009, cuando "la Urna de Don Bosco fue presentada y bendecida en la Basílica de María Auxiliadora en Turín Italia, por el Rector Mayor, el Padre Pascual Chávez Villanueva, (mexicano), Superior general de los Salesianos de Don Bosco en el Mundo".

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El itinerario de las reliquias en México comenzará el 4 de agosto con su llegada al aeropuerto desde donde serán llevadas al Santuario de María Auxiliadora. Seguidamente, el 7 de agosto estará en la Basílica de la Virgen de Guadalupe en el Distrito Federal y el 8 de agosto en la Catedral de la ciudad.

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Asimismo, durante su estadía las reliquias del santo visitarán diferentes ciudades del país como son: Uruapan, Morelia, Querétaro, Colima, San Luis Potosí, Saltillo, Monterrey, Oaxaca, Puebla, entre otras.