lunes, 22 de marzo de 2010

Misericordia de Dios no condena sino que exige retomar camino de conversión, dice el Papa Benedicto

Al presidir ayer al mediodía el Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI explicó que la Misericordia de Dios es expresión de su inmenso amor, no condena al pecador, a ningún hombre o mujer, sino que exige retomar constantemente el camino de la conversión a Él usando como herramienta especialísima el Sacramento de la Reconciliación.

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En el quinto domingo de Cuaresma, el Santo Padre reflexiona sobre el pasaje bíblico de la mujer que es encontrada en adulterio y llevada luego ante Jesús por parte de los fariseos, para "ponerlo a prueba".

"Los acusadores hipócritas fingen confiarle el juicio, cuando en realidad es a Él mismo a quien quieren acusar y juzgar. Jesús, por su parte, está ‘lleno de gracia y verdad’. Él sabe lo que hay en el corazón de cada hombre, quiere condenar el pecado, pero salvar al pecador, desenmascarar la hipocresía", explica el Pontífice.

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San Agustín, explica el Papa Benedicto, refiere que el gesto de Jesús escribiendo con el dedo en la tierra lo muestra "como el legislador divino. Dios escribe la ley con su dedo sobre tablas de piedra. Jesús es entonces el Legislador, es la Justicia en persona. ¿Y cuál es su sentencia? ‘Quien de ustedes esté libre de pecado, que tire la primera piedra’. Estas palabras tienen la poderosa fuerza de la verdad, que derriba el muro de la hipocresía y abre las conciencias a una justicia más grande, la del amor, en el que está el cumplimiento de todo precepto. Es la justicia que ha salvado también a Saulo de Tarso, transformándolo en San Pablo".

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Tras comentar la absolución que Jesús da a la mujer adúltera "la introduce en una nueva vida, orientada al bien", el Santo Padre señala que "Dios desea para nosotros sobre todo el bien y la vida, Él da la salud a nuestra alma por medio de sus ministros, liberándonos del mal con el Sacramento de la Reconciliación, para que ninguno se pierda, sino que todos tengan modo de convertirse".

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En este Año Sacerdotal, continuó, "deseo exhortar a los pastores a imitar al Santo Cura de Ars en el ministerio del perdón sacramental, para que los fieles redescubran su significado y belleza, y sean resanados por el amor misericordioso de Dios, que ‘llega incluso a olvidar voluntariamente el pecado, además de perdonarnos’".

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"Queridos amigos, aprendamos del Señor Jesús a no juzgar ni a condenar al prójimo. Aprendamos a ser intransigentes con el pecado –¡a partir del nuestro!– e indulgentes con las personas. Que nos ayude en esto la Santa Madre de Dios, quien exenta de toda culpa, es mediadora de gracia para todo pecador arrepentido"

Al concluir el rezo del Ángelus dominical, el Papa Benedicto XVI recordó que el próximo 28 de marzo, Domingo de Ramos, se celebra el 25 aniversario del inicio de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Por ello, explicó, el jueves 25 de marzo se realizará en la Plaza de San Pedro un gran encuentro juvenil con los jóvenes de Roma.

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El Santo Padre explicó que estas Jornadas Mundiales de la Juventud fueron queridas por el venerable y amado Juan Pablo II. Por eso el encuentro de fiesta reunirá a miles de jóvenes provenientes de Roma y de la región de Lazio.

Benedicto XVI también se dirigió, en francés, a los religiosos y a todas las personas consagradas. A ellos el Santo Padre les recordó que "la Iglesia los necesita para mostrarle a los hombres y mujeres de nuestro tiempo el camino de verdadera bondad. Mantengan en vosotros y dentro de vuestras comunidades el ardor evangélico que animó a vuestros fundadores y fundadoras".

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"¡Que vuestro dinamismo misionero suscite en ustedes el gozo de la fe y haga germinar vocaciones en los jóvenes! ¡Que la ayuda de la Virgen María os sostenga en vuestra vida cotidiana!", exhortó.

En su saludo en español, Benedicto XVI afirmó que "ante la proximidad de la Semana Santa, os animo a todos a intensificar vuestro camino de preparación para la Pascua, mediante la oración, la limosna y el ayuno".

"Que la contemplación piadosa y frecuente de los misterios de la pasión del Señor suscite en todos una nueva y más profunda conversión, que nos haga vivir ya para siempre de aquel mismo amor que llevó a Cristo a entregarse en la cruz por nuestra salvación. Feliz domingo", concluyó.