sábado, 23 de febrero de 2008

Semejanzas y Diferencias

Ya hace 25 años que asistí a la CG 33 como Provincial de Nueva York. Ahora me han elegido para la 35, y desde mi experiencia puedo decir que las semejanzas y diferencias entre las dos congregaciones son llamativas.



Respecto a las similitudes, ambas congregaciones fueron convocadas para elegir un General nuevo, y ambas elecciones fueron rápidas: el P. Kolvenbach en la primer escrutinio y el P. Nicolás en el segundo.

Ambas experiencias dejaron a los delegados con una clara sensación de que el Espíritu Santo había guiado nuestro proceso de discernimiento, y que habíamos elegido hombres que amaban enormemente a la Compañía y le brindarían un gran liderazgo. Tras rezar cada día durante horas ante el Santísimo Sacramento, los electores aprendimos que el discernimiento comunitario puede funcionar realmente, pero que requiere mucha más oración de la que usualmente tenemos en nuestras comunidades.

Las diferencias son más llamativas. La CG 33 comenzó en medio de relaciones tensas entre la Compañía y el Santo Padre.

Hoy el Santo Padre ha expresado gran confianza en la Compañía, y los miembros de la congregación están deseosos de prestar un mayor servicio a la Iglesia y a las misiones que él nos asigne.
El carácter internacional de la Compañía es más notorio hoy, debido especialmente al importante papel desempeñado por numerosos jesuitas de India, África y el Lejano Oriente.

En la CG 33 había todavía algunos vestigios de la tensión entre las dimensiones de fe y justicia de nuestra misión que aparecieron conspicuamente en la CG 32.

Hoy uno es sorprendido por cómo esa tensión ha desaparecido y cómo fe y justicia se han integrado con nuestras misiones al diálogo y la cultura.
Los jesuitas de la India dieron especialmente voz a la necesidad de diálogo entre religiones y culturas.

La segunda parte de la congregación, responsable de la redacción de los decretos, está mucho mejor preparada y organizada hoy que en la CG 33.

Sin embargo, ha surgido una nueva tensión que no estaba presente hacer 25 años.
Una tensión entre quienes prefieren que nuestros decretos estén redactados en un estilo narrativo más poético e inspirativo y quienes prefieren un enfoque más racionalista o jurídico. Con 225 Jesuitas tratando de redactar textos una apuesta segura es que la tensión será resuelta mediante una conciliación.

Afectisimo en el Señor Vincent M. Cooke, S.J.

A los Pies de Pedro

Escribe: Rafael Velasco, sj

A los Pies de Pedro, de donde nunca nos fuimos.
Una crónica particular de la visita de la CG al Papa Benedicto XVI



Fue como hacer un viaje: entrar por la puerta de bronce y la espera, la sala de espera para entrar luego a la Sala Clementina, allí, bajo los frescos íbamos a ver al Papa, pero no sabíamos que el viaje sería tan apasionante.

Luego de las palabras de agradecimiento del P. General, el Sucesor de Pedro comenzó su alocución y allí fuimos llevados por su mano a las fronteras: allí donde la fe y la cultura están llamadas a dialogar; donde la fe y la justicia entran en duro combate con estructuras injustas; fuimos acompañados por compañeros ilustres, ya en la Compañía Gloriosa: Mateo Ricci y de Nobili, citados por el Papa en alusión al inestimable servicio de la Iglesia allí en las fronteras, que Pablo VI había descrito ya inolvidablemente.

Fuimos enviados a los pobres, a trabajar con ellos y a vivir con ellos, a atender a los refugiados, los más pobres entre los pobres, dijo Benedicto XVI, citando al P: Arrupe.

Se nos invitó, luego, a entrar en los difíciles caminos de la investigación y el diálogo con un mundo que ha adquirido el hábito de olvidar a Dios, un mundo que presenta grandes desafíos a la Fe y a la teología.

El recorrido era entusiasmante, era el lenguaje de la Misión: pasamos por los Ejercicios y el Cuarto voto, que nos une efectiva y afectivamente al sucesor de Pedro, y fuimos animados a ser fieles al Espíritu que impulsó a Ignacio y los primeros compañeros…

…Y volvimos; volvimos al lugar del que nunca nos habíamos ido (aunque algunos –con mala intención- quisieran afirmar lo contrario): a los pies de Pedro, en el corazón de la Iglesia. Donde siempre hemos estado los jesuitas, aún estando en las fronteras, en los lugares difíciles, aún cuando nos encontramos, también, con nuestras propias deficiencias y pecados.

Y volvimos junto a la sede de Pedro, agradecidos al Santo Padre por su confianza. En verdad, nunca nos habíamos ido.

Siempre hemos estado aquí: en la Iglesia, nuestra casa.

Un Abrazo Fraterno a todos Rafael Velasco, sj