lunes, 1 de diciembre de 2008

Feliz Cumpleaños Richard, Animador Iglesia Joven Chaleco.

Este día esta tiernito nuestro querido amigo Richard, por lo que le enviamos nuestras felicitaciones y lo animamos a seguir adelante.

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Richard es el Animador de la sede de Iglesia Joven en el Colegio Santa Cecilia.

CUMPLEAÑOS

El Papa recuerda que Dios siempre tiene tiempo para nosotros

Ayer al mediodía miles de fieles y peregrinos se dieron cita en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias recordó a los presentes que aunque muchas veces no sepamos, e incluso no queramos encontrar tiempo para Dios, Él en cambio siempre tiene tiempo para nosotros.

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“Dios nos dona su tiempo. Siempre tenemos poco tiempo; especialmente para el Señor, o no sabemos o, incluso a veces, no queremos encontrarlo. ¡Pues bien Dios tiene tiempo para nosotros!”, dijo el Santo Padre invitando a la reflexión en el marco del primer Domingo de Adviento, día con el que se da inicio a un nuevo Año Litúrgico.

Asimismo, el Papa agregó que “Dios nos dona su tiempo porque ha entrado en la historia con su palabra y con sus obras de salvación, para abrirla a la eternidad, para hacerla historia de alianza. El tiempo ya es en sí mismo un signo fundamental del amor de Dios: un don que el hombre está en la capacidad de valorar o de menospreciar; de aprehender su significado o descuidar con obtusa superficialidad”.

Seguidamente el Pontífice hizo una reflexión sobre los puntos “cardinales” del tiempo “que marcan la historia de la salvación: al inició está la creación, al centro la Encarnación-redención y al final laparusía’, la venida final que incluye también el juicio universal”.

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“Estos tres momentos –continúo– no deben comprenderse simplemente como sucesión cronológica. En efecto, la creación está al origen de todo, pero también es continua y se realiza a lo largo de todo el proceder cósmico, hasta el final de los tiempos. Del mismo modo la Encarnación-redención se ha realizado en un determinado momento histórico, el periodo del pasar de Jesús por la tierra, sin embargo su rayo de acción se extiende al tiempo precedente y al que lo sigue. La última venida y el juicio final, que en la Cruz de Cristo tuvieron una anticipación decisiva, ejercitan su influjo en la conducta de los hombres de toda época”.

El Pontífice recordó también la importancia litúrgica del tiempo de Adviento: “nos invita a despertar la espera del retorno glorioso de Cristo; nos invita a acoger al Verbo hecho hombre por nuestra salvación”.

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Sobre el Evangelio de hoy, Benedicto XVI afirmó que aquél “velad” está dirigido a todos pues “cada uno, en la hora que solo Dios conoce, será llamado a dar cuentas de la propia existencia. Esto implica un justo desapego de los bienes terrenos, un sincero arrepentimiento de los propios errores, una caridad operosa hacia el prójimo y sobre todo un humilde y confiado ponerse en las manos de Dios”. Terminada la oración del Ángelus el Papa saludó en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.

La santidad no pasa de moda, precisa el Papa

Al presidir ayer por la  mañana la Misa en San Lorenzo de Extramuros, en el 1750 aniversario del martirio del santo diácono, el Papa Benedicto XVI señaló que al iniciar hoy el tiempo de Adviento, este mártir "nos repite que la santidad, es decir ir al encuentro con Cristo que viene continuamente a visitarnos, no pasa de moda".

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En su homilía, el Santo Padre alentó a que el testimonio heroico de San Lorenzo, que fuera quemado vivo en una hoguera en el siglo III, "sea para cada uno ejemplo de dócil adhesión a la voluntad divina para que, como hemos escuchado al Apóstol Pablo recordar a los corintios, también nosotros vivamos de modo que seamos encontrados 'irreprensibles' en el día del Señor".

"La historia nos confirma –dijo Benedicto XVI– cuanto hay de glorioso en el nombre de este Santo, alrededor de cuyo sepulcro estamos reunidos. Su solicitud por los pobres, el generoso servicio a la Iglesia de Roma en la asistencia de la caridad, la fidelidad al Papa, tan desarrollada en Él hasta el punto de querer seguirlo en la prueba suprema del martirio y el heroico testimonio de la sangre, ocurrida solo unos días después, son hechos universalmente conocidos".

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Hablando luego sobre el tiempo con el que se inicia el nuevo año litúrgico, el Pontífice explicó que Adviento significa "hacer memoria de la primera venida del Señor en la carne, pensando ya en su definitivo retorno y, al mismo tiempo significa reconocer que Cristo presente entre nosotros se hace nuestro compañero de viaje en la vida de la Iglesia cuyo misterio celebra".

"Esta conciencia, –continuó– alimentada en la escucha de la Palabra de Dios, debe ayudarnos a ver el mundo con distintos ojos, a interpretar los eventos particulares de la vida y la historia como palabras que Dios nos dirige, como signos de su amor que nos aseguran su cercanía en toda situación, esta conciencia, en particular, debe prepararnos a acogerlo cuando 'de nuevo vendrá en la gloria para juzgar a los vivos y a los muertos, y su reino no tendrá fin'".

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"En esta perspectiva, el Adviento se convierte para todos los cristianos en un tiempo de espera y de esperanza, un tiempo privilegiado de escucha y reflexión, para que nos dejemos guiar por la liturgia que invita a caminar al encuentro del Señor que viene".

Con la invitación que el Señor hace en el Evangelio de Marcos, explica Benedicto XVI, los cristianos deben recordar que "velar" significa "seguir al Señor, escoger lo que Él ha escogido, amar lo que Él ha amado, conformar la propia vida a la suya, velar comporta transcurrir cada momento de nuestro tiempo en el horizonte de su amor sin dejarse abatir por las inevitables dificultades y problemas cotidianos. Así lo hizo San Lorenzo, así debemos hacer nosotros y pedirle al Señor para que nos dé su gracia para que el Adviento sea estímulo para todos al caminar en esta dirección".

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Finalmente, el Pontífice resaltó que "nos guían y acompañan con su intercesión la humilde Virgen de Nazareth, María, elegida por Dios para convertirse en la Madre del Redentor, San Andrés, cuya fiesta celebramos hoy; y San Lorenzo, ejemplo de intrépida fidelidad cristiana hasta el martirio".