lunes, 19 de abril de 2010

Católicos del mundo celebran 5º aniversario del Papa Benedicto XVI

Los más de mil millones de católicos del mundo celebran hoy y dan gracias a Dios por el don del pontificado del Papa Benedicto XVI en ocasión del 5º aniversario desde que fuera elegido a la Sede de Pedro el pasado 19 de abril de 2005.

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En aquella ocasión, el Santo Padre en sus primeras palabras desde la Plaza de San Pedro para impartir su bendición urbe et orbi, dijo: "queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela que el Señor sepa trabajar con instrumentos insuficientes y me entrego a vuestras oraciones. En la alegría del Señor y con su ayuda permanente, trabajaremos y con María, su madre, que está de nuestra parte".

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Hoy le han organizado una comida en El Vaticano con unos 60 cardenales que le aplaudieron y vitorearon.

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Sentados al lado del pontífice en el Palacio Apostólico se encontraban dos de sus aliados más cercanos, el cardenal Tarcisio Bertone, el secretario de Estado del Vaticano, y el cardenal Angelo Sodano, decano de la Facultad de Cardenales y uno de los defensores más apasionados del Papa de cara al escándalo.

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El Papa Benedicto XVI dirige la iglesia  con gran generosidad frente a  los desafíos que el mundo moderno impone a cada discípulo de Cristo, dijo Sodano durante un discurso, según Radio Vaticano.

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Son millones los católicos que también han expresado y siguen expresando su respaldo al Santo ante la campaña mediática que lo difama. Diversas voces no católicas también han explicado que Benedicto XVI es quien más hace y ha hecho para lidiar con este delicado asunto, con su tolerancia cero y las medidas correctivas adecuadas para tratarlo.

El Señor ama a su Iglesia aunque esté herida por sus pecados, recuerda el Papa Benedicto XVI

En la habitual conferencia de prensa que se realiza en el avión papal en cada viaje, el Papa Benedicto XVI explicó las razones de su visita a Malta: el 1950º aniversario del naufragio de San Pablo en esta isla, la confirmación en la fe a una Iglesia que vive la fe cristiana intensamente y el apoyo a la gran aporte del pueblo maltés a los inmigrantes africanos, principalmente.

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En un breve discurso a los periodistas, el Santo Padre respondió a las preguntas planteadas, explicando sobre el primer punto el mensaje de San Pablo es "importante también hoy. Pienso que puedo sintetizar lo esencial de su viaje con las palabras con las que él mismo ha reafirmado al final de la carta a los Gálatas: fe que obra en la caridad".

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Tras comentar que gracias al naufragio del Apóstol de Gentes, Malta tiene el tesoro de la fe, el Papa se refirió al segundo motivo de su viaje: "me da gusto vivir en medio de una Iglesia vivaz como la de Malta, que es fecunda en vocaciones también hoy, llena de fe, en medio de nuestro tiempo, y que responde a los desafíos de nuestro tiempo".

"Sé que Malta ama a Cristo y ama a su Iglesia que es su Cuerpo y sabe que, aunque este Cuerpo esté herido por nuestros pecados, el Señor sin embargo ama a esta Iglesia, y su Evangelio es la verdadera fuerza que purifica y cura".

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En cuanto al tercer motivo, Benedicto XVI indicó que "Malta es el punto donde los nuevos grupos de prófugos llegan de África y tocan a la puerta de Europa. Este es un gran problema de nuestro tiempo y, naturalmente, no puede ser resuelto por la isla de Malta. Todos debemos responder a este desafío, trabajar para que todos puedan, en su tierra, vivir una vida digna y de otra parte hacer lo posible para que estos prófugos encuentren aquí donde llegan, un espacio y una vida digna".

"Una respuesta a un gran desafío de nuestro tiempo: Malta nos recuerda estos problemas y nos recuerda también que la fe es la fuerza que da la caridad, y da los medios para responder bien a estos desafíos. Gracias", concluyó el Santo Padre.

En cada momento de la vida dependemos totalmente de Dios, recuerda el Papa Benedicto XVI

En su homilía de la Eucaristía que presidió esta ayer desde en la localidad de Floriana en Malta, el Papa Benedicto XVI destacó, ante miles de fieles presentes, que "en cada momento de la vida dependemos completamente de Dios" y solo la confianza en Él y el seguimiento de sus enseñanzas permitirá obtener grandes frutos.

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En su sermón ante miles de fieles presentes, el Santo Padre alentó al pueblo de Malta a seguir siendo hospitalarios con quienes los visitan y alertó a recordar que "no todo lo que el mundo de hoy propone es digno de ser asumido por el pueblo maltés. Muchas voces tratan de convencernos de dejar de lado nuestra fe en Dios y su Iglesia, y elegir por nosotros mismos los valores y las creencias con que vivir. Nos dicen que no tenemos necesidad de Dios o de la Iglesia".

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"Cuando nos sentimos tentados de darles crédito, hemos de recordar el episodio que nos narra el Evangelio de hoy, cuando los discípulos, todos ellos pescadores expertos, habiendo bregado toda la noche, no consiguieron un solo pez. Después, presentándose en la orilla, Jesús les dijo dónde echar las redes y la pesca fue tan grande que apenas podían sacarla. Abandonados a sí mismos, sus esfuerzos resultaron inútiles; cuando Jesús se puso a su lado, lograron una multitud de peces. Mis queridos hermanos y hermanas, si ponemos nuestra confianza en el Señor y seguimos sus enseñanzas, obtendremos siempre grandes frutos".

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Seguidamente explicó que a ejemplo de San Pablo cuando naufragó en Malta, "también nosotros debemos poner nuestra confianza sólo en Dios. Nos sentimos tentados por la idea de que la avanzada tecnología de hoy puede responder a todas nuestras necesidades y nos salva de todos los peligros que nos acechan. Pero no es así. En cada momento de nuestras vidas dependemos completamente de Dios, en quien vivimos, nos movemos y existimos. Sólo Él nos puede proteger del mal, sólo Él puede guiarnos a través de las tormentas de la vida, sólo Él puede llevarnos a un lugar seguro, como lo hizo con Pablo y sus compañeros a la deriva ante las costas de Malta". "Hicieron como Pablo les exhortó y, así, ‘todos llegaron sanos y salvos a tierra’. Más que cualquier bagaje que podamos tener con nosotros –nuestros logros humanos, nuestras posesiones, nuestra tecnología–, lo que nos da la clave de nuestra felicidad y realización humana es nuestra relación con el Señor. Y él nos llama a una relación de amor".

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Seguidamente el Papa pidió recordar la "pregunta que hizo por tres veces a Pedro en la orilla del lago: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas?’. Basándose en la respuesta afirmativa de Pedro, Jesús le encomienda una tarea, la tarea de apacentar su rebaño. Aquí vemos el fundamento de todo ministerio pastoral en la Iglesia. Nuestro amor por el Señor es lo que debe dirigir todos los aspectos de nuestra predicación y enseñanza, nuestra celebración de los sacramentos y nuestra preocupación por el Pueblo de Dios. Nuestro amor por el Señor es lo que nos impulsa a amar a quienes Él ama, y a aceptar de buen grado la tarea de comunicar su amor a quienes servimos".

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Al hablar luego sobre el pasaje del Evangelio de la pesca milagrosa, el Santo Padre dijo que ésta "pone de manifiesto que los Apóstoles dependían de Dios para el éxito de sus proyectos en la tierra. El diálogo entre Pedro y Jesús subraya la necesidad de la misericordia divina para curar sus heridas espirituales, las heridas del pecado. En cada ámbito de nuestras vidas, necesitamos la ayuda de la gracia de Dios. Con Él, podemos hacer todo; sin Él no podemos hacer nada".

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Poniendo luego como ejemplo de esta confianza al primer santo de Malta, P. Dun Ġor Preca, Benedicto XVI se dirigió de manera especial a los sacerdotes poniendo al presbítero como ejemplo: "que os sirva de modelo e inspiración en vuestros esfuerzos por cumplir la misión recibida de apacentar la grey del Señor. Recordad también la pregunta que el Resucitado hizo por tres veces a Pedro: ‘¿Me amas?’ Esta es la pregunta que hace a cada uno de vosotros. ¿Lo amáis? ¿Queréis servirle con la entrega de toda vuestra vida? ¿Deseáis guiar a los otros para que lo conozcan y lo amen? Como Pedro, tened el valor de responder: ‘Sí, Señor, tú sabes que te amo’; y acoged con gratitud la hermosa tarea que él os ha asignado. La misión confiada al sacerdote es verdaderamente un servicio a la alegría, a la alegría de Dios que quiere entrar en el mundo".

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"Al mirar ahora a mi alrededor la gran multitud reunida aquí, en Floriana, para la celebración de la Eucaristía, vuelvo a pensar en la escena descrita en la segunda lectura de hoy, en la cual millares de millares unieron sus voces en un gran canto de alabanza: ‘Al que se sienta en el trono y al Cordero, la alabanza, el honor, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos’", continuó el Papa.

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Finalmente el Santo Padre animó a seguir "cantando este himno, como alabanza al Señor resucitado y como acción de gracias por sus innumerables dones. Concluyo mi exhortación esta mañana con las palabras de San Pablo, apóstol de Malta: ‘L-imħabba tiegħi tkun magħkom ilkoll fi Kristu Ġesù’ [Os amo a todos en Cristo Jesús]. Ikun imfaħħar Ġesù Kristu! [¡Alabado sea Jesucristo!]"

El Papa a jóvenes: No tengan miedo de anunciar a Dios que ama a todos y no rechaza a nadie.

En el encuentro que sostuvo con unos 15 mil jóvenes en el Puerto Grande La Valeta en Malta, el Papa Benedicto XVI, tomando el ejemplo del joven San Pablo que de perseguidor de cristianos pasó a ser el gran Apóstol de Gentes, explicó que Dios ama a todas y cada una de las personas de todos los tiempos, no rechaza absolutamente a nadie; y alentó a anunciarlo a todos sin tener miedo.

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Tras relatar la experiencia de conversión de Pablo camino a Damasco, el Santo Padre refiere que "quizás alguno de vosotros me dirá que, a veces, San Pablo era severo en sus escritos. ¿Cómo se puede afirmar entonces que ha difundido un mensaje de amor? Mi respuesta es ésta: Dios ama a cada uno de nosotros con una profundidad y una intensidad que no podemos ni siquiera imaginar".

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Dios, dijo el Papa, "nos conoce íntimamente, conoce cada una de nuestras capacidades y cada uno de nuestros errores. Puesto que nos ama tanto, desea purificarnos de nuestros errores y fortalecer nuestras virtudes de manera que podamos tener vida en abundancia. Aunque nos llame la atención cuando hay algo en nuestra vida que le desagrada, no nos rechaza, sino que nos pide cambiar y ser más perfectos. Esto es lo que le pidió a San Pablo en el camino de Damasco. Dios no rechaza a nadie, y la Iglesia tampoco rechaza a nadie. Más aún, en su gran amor, Dios nos reta a cada uno para que cambiemos y seamos mejores".

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Luego de exhortar a los jóvenes a no tener miedo en el anuncio de Cristo al mundo, llevando el Evangelio a todos, el Pontífice advirtió que seguramente encontrarán oposición en un mundo cada vez más hostil a la fe: "la cultura de hoy, como cualquier cultura, promueve ideas y valores que contrastan en ocasiones con las que vivía y predicaba nuestro Señor Jesucristo. A veces, estas ideas son presentadas con un gran poder de persuasión, reforzadas por los medios y por las presiones sociales de grupos hostiles a la fe cristiana. Cuando se es joven e impresionable, es fácil sufrir el influjo de otros para que a aceptemos ideas y valores que sabemos que no son los que el Señor quiere de verdad para nosotros. Por eso, os repito: No tengáis miedo, sino alegraos del amor que os tiene; fiaos de él, responded a su invitación a ser sus discípulos, encontrad alimento y ayuda espiritual en los sacramentos de la Iglesia", alentó el Santo Padre.

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Benedicto XVI comentó el aporte de Malta en la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, así como la protección del matrimonio y los valores cristianos. De su ejemplo otras naciones podrían aprender, manifestó.

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"En este Año Sacerdotal, os pido que estéis abiertos a la posibilidad de que el Señor pueda llamar a algunos de vosotros a entregarse totalmente al servicio de su pueblo en el sacerdocio o en la vida consagrada. Vuestro País ha dado muchos y excelentes sacerdotes y religiosos a la Iglesia. Inspiraros en su ejemplo y reconoced la profunda alegría que proviene de dedicar la propia vida al anuncio del mensaje del amor de Dios por todos, sin excepción".

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Seguidamente el Papa recordó que "como cristianos, estamos llamados a manifestar el amor de Dios que incluye a todos. Por eso, hemos de socorrer al pobre, al débil, al marginado; tenemos que ocuparnos especialmente por los que pasan por momentos de dificultad, por los que padecen depresión o ansiedad; debemos atender a los discapacitados y hacer todo lo que esté en nuestra mano por promover su dignidad y calidad de vida; tendremos que prestar atención a las necesidades de los inmigrantes y de aquellos que buscan asilo en nuestra tierra; tenemos que tender una mano amiga a los creyentes y a los no creyentes".

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Finalmente el Papa afirmó que "esta es la noble vocación de amor y servicio que todos nosotros hemos recibido. Que esto os impulse a dedicar vuestra vida a seguir a Cristo. La tibżgħux tkunu ħbieb intimi ta’ Kristu [No tengáis miedo de ser amigos íntimos de Cristo] Queridos jóvenes, llegado el momento de dejaros, deseo manifestaros mi cercanía y el recuerdo constante en mis oraciones por vosotros, vuestros familiares y amigos. Selluli għaż-żgħażagħ Maltin u Għawdxin kollha. [Saludad de mi parte a todos los jóvenes de Malta y Gozo]".

 

El Papa Benedicto XVI exhorta a aceptar desafío de la nueva evangelización

En sus palabras tras rezar ante la gruta de San Pablo en Rabat, Malta, el Papa Benedicto XVI resaltó la necesidad que tienen los católicos de dar testimonio y anunciar el Evangelio de Cristo que anunció el Apóstol de Gentes, especialmente ante los desafíos actuales como las amenazas a la vida y la familia.

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En su saludo ante miles de fieles presentes en las afueras de la gruta, el Santo Padre recordó la "marca imborrable en la historia" de Malta dejada por el anuncio del Evangelio realizado por San Pablo quien así se convirtió en "vuestro padre en la fe cristiana. Gracias a su presencia entre vosotros, el evangelio de Jesucristo echó profundas raíces y fructificó no sólo en la vida personal, familiar y comunitaria, sino también en la formación de la identidad nacional de Malta, así como en su propia y dinámica cultura".

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Seguidamente destacó los frutos con innumerables vocaciones misioneras y alentó a pedir al Señor "que suscite más hombres y mujeres que continúen la noble misión de proclamar el evangelio y que trabajen por el crecimiento del Reino de Dios en todas las partes y todos los pueblos".

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El Evangelio, dijo luego el Papa, así como en tiempos de San Pablo "tiene también hoy el poder de entrar en nuestras vidas y cambiar su curso. Hoy, el mismo evangelio que Pablo predicó sigue llamando a los habitantes de estas islas a la conversión, a una nueva vida y a un futuro de esperanza. Estando entre vosotros como Sucesor del Apóstol Pedro, os invito a escuchar con nuevo espíritu la Palabra de Dios, como hicieron vuestros antepasados, y a dejar que ella cuestione vuestros modos de pensar y de vivir".

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"Desde este lugar santo, en el que la predicación apostólica comenzó a difundirse por primera vez en estas islas, os invito a cada uno de vosotros a aceptar el desafío apasionante de la nueva evangelización. Vivid de manera cada vez más plena vuestra fe con vuestros familiares y amigos, en vuestros barrios y lugares de trabajo, así como en todo el tejido de la sociedad maltesa. De modo particular, animo a los padres, profesores y catequistas a hablar a los demás, y en especial a los jóvenes, que son el futuro de Malta, de vuestro encuentro vivo y personal con Jesús resucitado. ‘La fe se fortalece dándola’".

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El Santo Padre indicó que "la manifestación de vuestra fe favorece el encuentro con Dios, que en su omnipotencia toca el corazón del hombre. De este modo, introduciréis a los jóvenes en la belleza y riqueza de la fe católica, ofreciéndoles una sólida catequesis e invitándolos a participar cada vez más activamente en la vida sacramental de la Iglesia".

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"El mundo necesita este testimonio. Frente a tantas amenazas contra el carácter sagrado de la vida humana, y la dignidad del matrimonio y la familia, ¿no será necesario recordar constantemente a nuestros contemporáneos la grandeza de nuestra dignidad de hijos de Dios y la sublime vocación que hemos recibido en Cristo? ¿Acaso no necesita la sociedad recuperar y defender aquellas verdades morales fundamentales que son la base de la auténtica libertad y del genuino progreso?"

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Finalmente el Papa comentó su reflexión, ante la gruta, "sobre el gran don espiritual que Pablo entregó a Malta, y he rezado para que podáis mantener íntegra la herencia que os ha confiado el gran Apóstol. Que el Señor os confirme, a vosotros y a vuestras familias, en la fe que actúa a través del amor, y os convierta en testigos gozosos de la esperanza que no defrauda. Cristo ha resucitado. Verdaderamente ha resucitado. ¡Aleluya!"