lunes, 15 de marzo de 2010

Dios ama personalmente a cada joven y responde a sus interrogantes más profundas, dice el Papa

ppbxvijovenes150310 En su mensaje, dado a conocer hoy, por la 25° Jornada Mundial de la Juventud que se celebra el próximo 28 de marzo, Domingo de Ramos, el Papa Benedicto XVI recordó que Dios ama de manera personal a cada uno de los jóvenes del mundo y es respuesta auténtica a las interrogantes más profundas que en esta etapa de la vida experimenta toda persona.

En el texto titulado "Maestro bueno, ¿qué cosa debo hacer para tener vida eterna?" en el que reflexiona sobre el pasaje evangélico del joven rico, el Santo Padre destacó que San Mareco subraya el hecho que "Jesús fijó la mirada sobre él y lo amó".

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"En la mirada del Señor –dijo el Papa– está el corazón de este especialísimo encuentro y de toda la experiencia cristiana. De hecho el cristianismo no es primeramente una moral, sino una experiencia de Cristo, que nos ama personalmente, jóvenes o viejos, pobres o ricos, nos ama incluso cuando le damos la espalda".

En este intenso amor de Cristo por cada persona, continuó, "se encuentra la fuente de toda la vida cristiana y la razón fundamental de la evangelización: si verdaderamente hemos encontrado a Jesús, ¡no podemos hacer menos que testimoniarlo a quienes no han todavía experimentado su mirada!"

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Benedicto XVI explicó luego que "en el joven del Evangelio, podemos ver una condición muy similar a la de cada uno de vosotros. También ustedes son ricos en cualidades, energías, sueños, esperanzas: ¡recursos que poseen en abundancia! Vuestra misma edad constituye una gran riqueza no solo para ustedes sino para los otros también, para la Iglesia y para el mundo".

Esta etapa de la juventud, prosiguió el Papa, "es tiempo de opciones fundamentales para construir vuestro proyecto de vida. Es el momento, entonces, de interrogaros sobre el sentido auténtico de la existencia y de preguntaros ‘¿Estoy satisfecho con mi vida? ¿Qué cosa falta? ¿Qué puedo hacer"

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No tengan miedo de afrontar estas preguntas! Lejos de abrumaros, ellas expresan las grandes aspiraciones, que están presentes en vuestro corazón. Por lo tanto, son escuchadas. Ellas esperan respuestas no superficiales, sino capaces de satisfacer vuestras autenticas esperanzas de vida y felicidad".

Benedicto XVI señala luego que Dios sí contesta a estas preguntas. "¡No tengan miedo de su respuesta! Dios es más grande que nuestro corazón y conoce todas las cosas".

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Seguidamente el Santo Padre exhorta a los jóvenes a "no olvidar esta perspectiva en vuestro proyecto de vida: estamos llamados a la eternidad. Dios nos ha creado para estar con Él, para siempre. Eso os ayudará a dar un sentido pleno a sus opciones y a dar calidad a vuestra existencia".

El Papa plantea luego los Diez Mandamientos como un programa de vida para todo joven, pues son "puntos de referencia esenciales para vivir en el amor, para distinguir claramente el bien y el mal y construir un proyecto de vida sólido y duradero. También a vosotros, Jesús les pregunta si conocen los mandamientos, si están preocupados de formar vuestra conciencia según la ley divina y los ponen en práctica".

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"Cierto, se trata de exigencias que van contra corriente respecto a la mentalidad actual, que propone una libertad desvinculada a los valores, las reglas, las normas objetivas e invita a rechazar cada límite por los deseos del momento. Pero este tipo de propuesta en vez de conducir a la verdadera libertad, lleva al hombre a convertirse en esclavo de sí mismo, de sus deseos inmediatos, de los ídolos como el poder, el dinero, el placer desenfrenado y las seducciones del mundo, haciéndolo incapaz de seguir su original vocación de amor".

El Papa indica también en su mensaje que "Dios nos da los mandamientos porque quiere educarnos en la verdadera libertad, porque quiere construir con nosotros un Reino de amor, de justicia y de paz. Escucharlos y ponerlos en práctica no significa alienarse sino encontrar el camino de la libertad y del amor auténticos, porque los mandamientos no limitan la felicidad, sino indican cómo encontrarla".

Construir plena unidad entre cristianos, exhorta el Papa Benedicto

En su visita ayer a la iglesia luterana de Roma, el Papa Benedicto XVI alentó a trabajar por la plena unidad y comunión entre todos los cristianos. Así lo indicó en su homilía en alemán a esta comunidad presidida por el pastor Jens-Martin Kruse.

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El Santo Padre exhortó a dar gracias porque "estamos aquí presentes, en este domingo, porque cantamos juntos, porque escuchamos la Palabra de Dios, porque nos escuchamos los unos a los otros mirando todos juntos hacia Cristo, y de este modo damos testimonio del único Cristo".

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En su homilía, Benedicto XVI dijo: "escuchamos tantas quejas por el hecho de que no hay nuevos progresos en el ecumenismo, pero tenemos que decir –y podemos decirlo con mucha gratitud– que ya se dan muchos elementos de unidad".

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"No podemos contentarnos con los éxitos del ecumenismo de los últimos años, pues no podemos beber del mismo cáliz, ni podemos estar juntos alrededor del mismo altar", continuó.

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Seguidamente señaló que "esto nos tiene que entristecer, pues es una situación pecaminosa, pero la unidad no puede ser fruto de los seres humanos; tenemos que encomendarnos al Señor, pues Él es el único que puede darnos la unidad. Esperamos que Él nos lleve a esta unidad".

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Citando las palabras precedentes del pastor Kruse, Benedicto XVI señaló que el primer punto de encuentro entre luteranos y católicos "debe ser la alegría y la esperanza que ya vivimos, y la esperanza de que esta unidad pueda ser más profunda".

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Al final de la visita, el Papa regaló a la comunidad luterana de Roma, formada por 350 fieles, una reproducción del mosaico de Jesucristo que se encuentra bajo el altar de la Confesión en la Basílica de San Pedro.

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Juan Pablo II visitó este templo luterano en diciembre de 1983, con motivo del quinto centenario del nacimiento de Martín Lutero.

Solo con el perdón puede haber relación libre y filial con Dios, dice el Papa Benedicto XVI

Al presidir ayer al  mediodía el rezo del Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre el Evangelio de hoy que presenta la parábola del hijo pródigo y explicó que "solo experimentando el perdón, reconociéndose amados por un amor gratuito, más grande que nuestra miseria, e incluso que nuestra justicia, entramos finalmente en una relación verdaderamente filial y libre con Dios".

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Al iniciar su reflexión previa al Ángelus en este cuarto Domingo de Cuaresma, el Santo Padre cuestionó: "¿qué cosa sería de nuestra cultura, el arte y más en general de nuestra civilización sin esta revelación de un Dios Padre lleno de misericordia? La parábola no deja nunca de conmovernos y cada vez que la escuchamos o la leemos es capaz de sugerirnos siempre nuevos significados".

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Benedicto XVI indicó que "este texto evangélico tiene el poder de hablarnos de Dios, de hacernos conocer su rostro, mejor incluso, su corazón. Luego que Jesús nos ha hablado del Padre misericordioso, las cosas ya no son como antes, ahora a Dios lo conocemos. Él es nuestro Padre, que por amor nos ha creado libres y nos ha dotado de conciencia, que sufre si nos perdemos y que hace fiesta si regresamos".

Por ello, continuó el Papa, "la relación con Él se construye a través de una historia, análogamente a lo que sucede con cada hijo y sus propios padres: al inicio depende de ellos, luego reivindica su propia autonomía; y al final –si hay un desarrollo positivo– llega a una relación madura, basada en el reconocimiento y en el amor auténtico".

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"En estas etapas podemos leer también momentos del camino del hombre en la relación con Dios. Puede haber una fase que es como la infancia: una religión marcada por la necesidad, la dependencia. Poco a poco el hombre crece y se emancipa, quiere liberarse de esta sumisión y hacerse libre, adulto, capaz de regularse por sí mismo y hacer sus propias opciones de modo autónomo, pensando incluso en poder prescindir de Dios".

El Santo Padre aseguró luego que "esta fase, preciso, es delicada, puede llevar al ateísmo, pero también esto, a menudo, esconde la exigencia de descubrir el verdadero rostro de Dios. Para nuestra fortuna, Dios nunca deja su fidelidad, y aunque nos alejemos o nos perdamos, sigue con su amor, perdonando nuestros errores y hablando interiormente a nuestra conciencia para reclamarnos para sí".

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En la parábola, explicó el Papa, "los dos hijos se comportan de manera opuesta: el menor cae cada vez más bajo, mientras el mayor permanece en casa, pero también él tiene una relación inmadura con el Padre; de hecho, cuando el hermano vuelve, el mayor no está feliz como lo está el Padre, en vez de ello se llena de ira y no quiere entrar a la casa".

"Los dos hijos –prosiguió– representan dos modos inmaduros de relacionarse con Dios: la rebelión y una obediencia infantil. Ambas formas se superan a través de la experiencia de la misericordia. Solo experimentando el perdón, reconociéndose amados por un amor gratuito, más grande que nuestra miseria, e incluso que nuestra justicia, entramos finalmente en una relación verdaderamente filial y libre con Dios".

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Finalmente el Papa pidió meditar esta parábola identificándose en los hijos, "y sobre todo contemplemos el corazón del Padre. Lancémonos en sus brazos y dejémonos regenerar por su amor misericordioso. Nos ayude en esto la Virgen María, Madre de la Misericordia".

En su saludo en español luego de rezar el Ángelus, Benedicto XVI se dirigió de manera particular a "los grupos de las parroquias de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y de Nuestra Señora del Tránsito, de Madrid, de San Isidro, San Francisco y Santa María, de Almería, y de la Inmaculada Concepción y de Santiago, de Sevilla".

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"En este cuarto domingo de Cuaresma, la liturgia nos propone la parábola del hijo pródigo y, con ella, una invitación la conversión para todos, que saben haberse alejado de Dios por el pecado, y toman con humildad y valentía la decisión de volver a Él, experimentando la misericordia y la ternura insospechada del Padre, que los recibe con los brazos abiertos. Que la Santísima Virgen María nos acompañe en este camino hacia la Pascua. Feliz domingo", concluyó.