jueves, 31 de enero de 2013

FIESTA DE DON BOSCO.

En el año 1815 apareció un nuevo astro destinado a irradiar una luz benéfica para toda la humanidad: JUANITO BOSCO!!!


Nació de una familia humilde el 16 de Agosto de 1815 en un pueblito "Y Becchi... en Castelnuovo d'Asti (ahora Castelnuovo Don Bosco). Su santa madre "mamá Margarita" fue educándolo a la fe protegiéndolo de la prepotencia de su hermano mayor Antonio, que no quería que él estudiara...

El niño quedó huérfano por la muerte del padre, pero bajo el cuidado de la madre, fue creciendo en edad y en gracia como el niño Jesús, lleno de ansia de santidad y de apostolado.

Pequeñito ejercía la tarea de catequista en medio de los compañeritos, que reunía frente a la Iglesia transmitiéndoles lo que le enseñaba la mamá o lo que aprendía en los sermones del Párroco, y también divirtiéndolos con sus capacidades de pequeño saltimbanqui y de mago. Dotado de grande inteligencia, fue creciendo en el estudio: siendo pobre, fue alternando el estudio con el trabajo, para costearse los libros. Fue empleado en distintas actividades.

Tiene grande importancia el Sueño-Visión a los 9 años...
Vio un campo lleno de animales feroces, que al rato se transformaron en corderitos. Vio un campo lleno de niños y muchachos, que peleaban, blasfemaban... Indignado Juanito empezó a darles patadas y golpes a derecha y a izquierda. Pero el personaje que apareció lo paró de inmediato diciéndole:.." Juanito, no con golpes, sino con la bondad y la mansedumbre puedes transformar a estos niños y jóvenes en corderitos...". Juanito lloró, no sabiendo cómo hacer.

El Personaje le dijo: "...Juanito, yo te daré la la guía y la maestra"...

En el momento le apareció la Virgen vestida de blanco y de azul... Terminó el sueño: Juanito comprendió la misión a la cual lo destinaba Dios: salvar a la juventud... La Virgen Auxiliadora fue acompañándolo en la adolescencia hasta entrar al seminario de Chieri, hasta el sacerdocio (año 1840).

8 de Diciembre de 1841: se preparaba Don Bosco a rezar la Misa en la Iglesia de San Francisco de Asís. Un chico de 14 años (Bartolomé Garelli) estaba a la puerta de la sacristía mirando. El sacristán lo invitó a ayudar la santa Misa...El chico se excusa por no saber... el sacristán indignado fue a golpearlo con la caña de encender las velas y aquél se escapó. Don Bosco, que vio todo esto se entristeció y dijo.: "Qué has hecho!! es mi amigo...llámalo".... El niño lleno de miedo, regresó y Don Bosco lo trató con mucho cariño y le hizo muchas preguntas. Las respuestas fueron todas negativas: Era un pobre huérfano, no tenía casa, dormía detrás de la puerta de alguna iglesia o bajo los pórticos de Turín, y no sabía nada de religión... Don Bosco lo invitó a rezar con él una Ave María y lo invitó a volver con muchos otros compañeros. En ese momento nació la Obra del Oratorio.



Don Bosco no tenía lugar para el Oratorio y fue juntando a los chicos en cualquier terreno baldío de las afueras de Turín... Cada domingo era un problema por las protestas de los vecinos, que acudían a la policía. Pero un día se le presentó un enviado del Sr. Pirando, que le propuso la venta a buen precio de un tinglado.... Don Bosco lo compró en cuotas. Fue así la "Casa Pinardi"el primer oratorio estable, que fue creciendo de manera milagrosa hasta ser la casa madre de los salesianos con un complejo de grandes construcciones.



La Basílica de María Auxiliadora en Turín fue el monumento material de la gratitud de Don Bosco a la Virgen que "lo había hecho todo..." La construcción de ese maravilloso templo fue milagrosa. Cuando el constructor suspendió los trabajos por falta de pago, Don Bosco quiso pagarle: "Abra las manos...."....Don Bosco arrojó en las manos todo el dinero del monedero (0,40 centavos de aquellos). El constructor se puso pálido...."Esto, " dijo el santo "es lo que puede pagar el pobre Don Bosco, pero pronto lo hará la Virgen y mandará dinero no sólo para la construcción del templo, sino también mandará dinero para la construcción de un gran edificio, para niños pobres"..... y comenzaron los milagros.



Don Bosco quiso agradecer a la Virgen también con un monumento de piedras vivas, fundando con Santa María Dominga Mazzarello el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, la rama femenina de la Obra de Don Bosco.

Don Bosco fue un predestinado, figura de primer plano en la historia de la Iglesia y de la humanidad. Supo realizar una obra religiosa social de gran envergadura y con visión de futuro y sigue creciendo como árbol gigantesco, cuyas ramas se extienden en 124 países de los 5 continentes.



" Dotado de extraordinario talento y fina distinción, pudo ser un gran orador, un gran historiador, un gran estadista:... pudo ser... lo que se hubiera propuesto. Pero se quedó en ser...lo que Dios quiso que fuera:...el hombre que supo amar a todos y hacerse amar por todos...."
(Mons. M. Olaechea s.d.b. - Arzobispo de Valencia)

"Don Bosco es un hombre providencial. En toda su obra se descubre la mano de Dios"
(Papa León XIII)

"...un gigante de enormes brazos que ha logrado abrazar al mundo entero..."
(Cardenal Nina a León XIII)

"Don Bosco es un gigante de santidad. Conviví algunos días con él en los ya lejanos días de mi juventud, desde entonces supe que era Santo..."
(Pio XI)

"Cuando pienso en la obra de Don Bosco, pienso en la multiplicación milagrosa de los panes y peces"
(Mons. Fulton Scheen)

"!San Juan Bosco, su nombre es todo un poema de gracia y de apostolado. Desde una aldea de Piamonte ha llevado la gloria y los triunfos de la caridad de Cristo hasta los más lejanos confines de la tierra..."
(Beato Juan XXIII)

"Don Bosco es un hombre de leyenda..."
(Víctor Hugo)

Fue dotado de grandes dones naturales y sobrenaturales, como los grandes santos. Tuvo el don de profecía, el don de milagros. Se adelantó 100 años al Concilio Vaticano II y eso por su espíritu evangélico.

Don Bosco fue un soñador. A los 9 años Dios le manifestó su misión. Durante toda su vida soñó Oratorios, Colegios, Escuelas Primarias, Secundarias, Escuelas de capacitación laboral, Bachilleratos comerciales, Pedagógicos, Técnicos y Agrícolas, Industriales, Electrónicos, Residencias Universitarias, casas de Retiros Espirituales, Parroquias, Iglesias, Capellanías, Editoriales, Centros de Comunicación Social y misiones para los más desheredados en todas las naciones del mundo....

Soñó la Primera Misión Salesiana en la Patagonia.... Envió la primera expedición de misioneros, que llegaron a Buenos Aires el 14 de diciembre de 1875 al frente del P. Juan Cagliero, (luego obispo y primer cardenal salesiano)

HOY SE CUMPLEN 125 AÑOS DE LA MUERTE DE DON BOSCO.





Al tiempo de la muerte de Don Bosco en 1888 existían 250 casas de la Asociación Salesiana en todo el mundo, que incluían a 130,000 niños, y de los cuales egresaban cada año 18,000 aprendices graduados. En la casa matriz Don Bosco había seleccionado a sus pupilos más brillantes, les enseñó Italiano, Latín, Francés y matemáticas, y esta banda formó un cuerpo de enseñanza para los nuevos hogares que crecían rápidamente en otros lugares. Hasta 1888 más de seis mil sacerdotes habían egresado de las instituciones de Don Bosco, de los cuales 1,200 permanecieron en la asociación. Las escuelas ofrecían desde las primeras instrucciones a los pequeños hasta, para aquellos que lo elegían, seminarios para el sacerdocio.

ELEVACIÓN DE LA ESTATUA DE DON BOSCO EN LA BASILICA DE SAN PEDRO, EL VATICANO.



DON RUA, PRIMER SUCESOR DE DON BOSCO, AL CENTRO, A SU LADO IZQUIERDO DON JUAN CAGLIERO, PRIMER OBISPO Y CARDENAL SALESIANO.



DON RUA IMPARTIENDO SU BENDICIÓN



DON RINALDI Y EL PEQUEÑO EGIDIO VIGANO(SUCESORES DE DON BOSCO, TERCERO Y SEPTIMO)



DON ZIGGIOTTI (QUINTO SUCESOR DE DON BOSCO)



DON EGIDIO VIGANO (SEPTIMO SUCESOR DE DON BOSCO) CON MADRE TERESA



DON FRANCESIA Y DON LEMOYNE



LUIS VARIARA (MISIONERO SALESIANO)





FELIZ FIESTA A TODOS Y BENDICIONES.

NOVENA A DON BOSCO. DÍA 9.

AMOR DE SAN JUAN BOSCO A JESÚS SACRAMENTADO.


De entre las obras de Dios, hay dos que son las más insignes y que mas pasman los juicios de los hombres, y son tan excelentes que, hablando de ellas, el profeta Isaías las llama invenciones de Dios.

La primera fue la encarnación, con la que Dios se unió a nuestra naturaleza, con un nudo tan estrecho, que en una persona quedaron Dios y hombre.

La otra invención de Dios, propia únicamente de su infinito amor,fue la institución del Santísimo Sacramento.

En la primera quedó la naturaleza humana unida con Dios; en esta segunda, Dios hombre se une con nosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre estará en mi y yo en el, dice el Señor. Esta obra es maravillosa recopilación de todas las maravillas.

Quiso que fuésemos el templo y el relicario donde estuviese y se depositase su sacratísima humanidad para ser el alimento y vida de nuestra alma y prenda de nuestra futura resurrección.

A San Juan Bosco se le puede llamar el apóstol de la Eucaristía; difícilmente se podrá encontrar quien en esto lo supere.

Desde niño lo previno la divina providencia.

Siendo pastorcillo de pocos años, solía levantarse cada Domingo muy temprano y cruzando prados y bosques iba al lejano pueblo de Moncucco, para allí reconciliarse y recibir la santa comunión.

Mas tarde, estando en el seminario de Chieri, sus compañeros seminaristas apenas si solían comulgar cada Domingo y en las grandes solemnidades; mas el joven Bosco casi fraudulentamente, comulgaba todos los días en la iglesia contigua al seminario, no reparando en que para poder comulgar se veía obligado a sacrificar su desayuno y a no probar bocado hasta las doce del día.

Parecíale no poder vivir sin la comunión.

Después de ordenado sacerdote, su arma más poderosa para combatir al demonio y hacer santos a sus discípulos, fue la comunión frecuente.

Proclamaba siempre muy alto y por doquiera que suprimir de la educación la confesión y la comunión frecuentes, es desterrar la moralidad, y que no puede haber sólida virtud, si no está apoyada y robustecida por la frecuente comunión.

Así como el maná, escribe San Juan Bosco en su áureo devocionario “el joven instruido”, sirvió de alimento diario a los hebreos, durante todo el tiempo que estuvieron en el desierto hasta el día que entraron en la tierra de promisión, así la santa comunión debería ser nuestro sostén, nuestro pan cotidiano, en medio de los peligros que nos rodean en este mundo, hasta que consigamos la verdadera tierra prometida del paraíso.

No solo es San Juan Bosco el apóstol de la comunión diaria, sino que lo es también de las visitas frecuentes de Jesús Sacramentado.

Decía a los jóvenes:

“¿Queréis que Jesús Sacramentado os conceda muchas gracias?

Visitadlo a menudo.

¿Queréis que os conceda pocas?

Visitadlo pocas veces

¿Queréis que el demonio los asalte?

Haced pocas visitas

¿Queréis que huya de vosotros?

Visitad con frecuencia a Jesús.

¿Queréis ser vencidos?

Dejad de visitar a Jesús.

Hijos míos, la visita a Jesús Sacramentado es un medio muy necesario para vencer al demonio. Por tanto, id con frecuencia a visitar a Jesús y Jamás seréis vencidos por vuestro enemigo”.

Sea pues la Eucaristía el horno donde se inflame nuestro amor a Jesucristo; todo lo podremos, se allanarán todos los obstáculos, si amamos a Jesús Sacramentado; y si somos educadores, haremos reinar a Jesucristo en el corazón de la juventud y aumentaremos el número de sus ministros dando a la iglesia numerosas vocaciones.

PRODIGIOSA CURACIÓN

Sor María Josefa de Massini, hacia nueve años que sufría algunos dolores de estómago, al cabo de los cuales degeneraron en una úlcera tan grave y acompañada de tal postración de fuerzas, que los dos médicos que la asistían no creyeron prudente someterla a una operación quirúrgica.

Todos los remedios humanos resultaron impotentes hasta para traer algún alivio a la enferma.

No quedaba mas recurso que un milagro, y esto fue lo que intentó sor Maria Josefa, llena de fe en la protección de San Juan Bosco de quien era muy devota, empezó pues y terminó una novena: pero sin ningún resultado, el mal se agravaba por momentos; agudos dolores la atormentaban continuamente.

Con todo, no decayó su confianza en Don Bosco; Consiguió una reliquia del santo y empezó una segunda novena.

Al quinto día se le apareció en sueños un venerable sacerdote que le dijo:

“Yo soy Don Bosco y he venido para concederte la gracia que me has pedido, en conformidad con la voluntad de Dios; ten fe y paciencia en sufrir unos pocos días; el domingo te concederé la gracia”.

Al día Siguiente, como quisiesen administrarle a extremaunción, contó el sueño que había tenido y suplicó se la difiriesen hasta el domingo.

Toda la comunidad se unió a las oraciones de la enferma, empezando un triduo a Don Bosco.

En la noche del penúltimo día de la novena, vino de nuevo Don Bosco a consolar a su devota; llevaba sobre el brazo la túnica que las religiosas de aquel convento acostumbraban vestirse los días de fiesta, y la puso sobre el lecho diciéndole:

“Solo te queda un día de sufrimiento, después curarás.
Le dirás a tu confesor que pasado mañana (domingo) te mande levantar con estas palabras “En Nombre de Don Bosco levántate que estás curada””.


Llego el tan suspirado domingo y la enferma se encontraba, si cabe, peor; aquella vida se iba extinguiendo por momentos; todo estaba dispuesto para administrarle la extremaunción. Antes de proceder a ello el confesor le dijo:

- ¿Por que no prueba a levantarse en nombre de Don Bosco?

No tengo fuerzas

– contestó la enferma.

– Y si yo le dijese ¿Levántese por obediencia en nombre de Don Bosco?

– Al pronunciar su confesor estas palabras (refiere la enferma), sentí un súbito estremecimiento de Todo mi ser, pude mover mis miembros y desaparecieron todos mis dolores.

En un momento, sentí que volvía de la muerte a la vida. Estaba completamente curada. Las escenas que a esto sucedieron no son para describirlas.

ORACION

¡Oh bienaventurado Don Bosco! Por el ardiente amor que tuviste a Jesús Sacramentado y por el celo con que propagaste su culto, sobre todo con la asistencia a la santa misa, con la comunión frecuente y con la visita cotidiana, alcánzanos la gracia de crecer mas y más en el amor, y practica de santas devociones y de terminar nuestros días fortalecidos por el celestial alimento de la divina eucaristía.

Así Sea.
Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco Rogad por nosotros.

NOVENA A DON BOSCO. DÍA 8.

MARIA AUXILIADORA Y SAN JUAN BOSCO


La devoción a Maria Santísima, invocada bajo el titulo de Auxiliadora de pueblo cristiano, es ya universal. Esta difusión milagrosa es una nueva prueba del patrocinio que la madre de Dios continua dispensando a sus hijos y clara señal de que no nos faltará su acompañamiento en los difíciles tiempos que atravesamos.

Según las revelaciones de los santos (como asegura el padre Fáber), los males que nos afligen no se remediarán sino con un acrecentamiento de la devoción a la santísima Virgen. Si esto es así, no estará lejos nuestra salud, ya que tanto ha progresado el amor a Maria mediante la advocación de Auxiliadora de los Cristianos.

No cabe duda que esta devoción es del agrado de la madre de Dios, ya que ella misma la promovió, suscitando al apóstol que debía difundirla por toda la tierra.

Este no es otro que san Juan Bosco, fundador de la Pía Sociedad Salesiana.

Empieza Maria a formar su apóstol, de edad de nueve años, mostrándole una multitud de animales feroces convertidos en mansos corderillos, diciéndole:

“Esta será tu misión; lo que ves que sucede con estos animales, tu deberás hacerlo con mis hijos”.

Luego con nuevas ilustraciones le va detallando mas la obra que le ha sido confiada y lo va encaminando al sacerdocio, allanando obstáculos casi insuperables.

Ya sacerdote, en sucesivas misiones lo va guiando paso a paso y mostrando circunstancia por circunstancia, todo el desarrollo de la congregación que debía difundir por el mundo esta devoción salvadora; de modo que pudo decir a uno de sus mas amados discípulos:

“Las grandes dificultades que han de surgir están previstas y conozco el modo de vencerlas; veo perfectamente lo que nos ha de suceder; voy adelante en plena luz”.

La misma Virgen le mostró el vastísimo templo que debía erigirle bajo la advocación de Auxilio de los cristianos, templo que seria centro y faro luminoso de donde irradiase la luz de esta devoción por todo el mundo; en el interior están escritas estas palabras:

hic domus mea, inde gloria mea. Esta es mi casa; de aquí saldrá mi gloria.

Y no solamente le mostró el templo sino que le indicó el lugar preciso donde quería que fuese edificado.

“Este lugar” – le dijo – “donde los gloriosos mártires de Turín, Aventor y Octavio, sufrieron el martirio, quiero que sea honrado de un modo especial”.



En otra visión, pareció le estar cerca del lugar en donde actualmente se levanta el templo de Maria Auxiliadora; tres bellísimos jóvenes lo invitaron a acompañarlos y lo presentaron a una señora magníficamente vestida, indecible hermosura, majestad y
esplendor; estaba rodeada de un cortejo de venerables ancianos que parecían príncipes y de otros innumerables personajes ricamente vestidos y de una hermosura deslumbradora.

La señora lo invitó a acercarse y le dijo que aquellos tres jóvenes que lo habían acompañado eran los mártires Solutor, Aventor y Octavio; lo animó a proseguir la obra empezada y a vencer los grandes obstáculos que sin duda encontraría, poniendo toda su confianza en ella y en su divino hijo. El sitio donde estaba el trono en que vio y venero a esta gran señora, es el que actualmente ocupa el altar mayor de la iglesia de Maria Auxiliadora.

Admiremos los designios de la divina providencia, en esta obra de restauración cristiana, mediante el acrecentamiento de la devoción a Maria Auxiliadora y contribuyamos a ella con nuestro esfuerzo en amarla y hacerla amar de otros muchos.


CURACION MILAGROSA

Ana Maccoloni, de Rimini (Italia), sintiese atacada, en octubre de 1930, de bronconeumonía influencial, que persistió hasta noviembre del mismo año.

A mediados de diciembre de 1930, sobrevivió, además, una flebitis que invadió toda la pierna izquierda, quedando privada en absoluto de movimiento e hinchada hasta adquirir doble volumen del normal.
Conviene advertir que si la flebitis en los enfermos jóvenes es siempre grave, lo es mucho más en los de edad avanzada, por el peligro de gangrena y arteriosclerosis.

Por esto los dos médicos de cabecera, conformes en el diagnostico y teniendo en cuenta la mucha edad de la enferma (74 años), mas aún que la propia infección influencial, pronosticaron un probable funesto desenlace.

Es opinión común de los técnicos que la flebitis no puede ser curada de un modo instantáneo. Pues bien, la susodicha Ana, una noche, a fines de aquel mismo año, y después de haber hecho un triduo a San Juan bosco y aplicado sobre el miembro enfermo una reliquia del mismo, sintiese instantánea y perfectamente curada de la flebitis, sin que le haya quedado vestigio alguno de dolores, ni de hinchazón, y recobro en el acto el movimiento y la flexibilidad del miembro afectado.

Que esta curación ha sido perfecta lo atestiguan, además de los médicos de cabecera, los peritos que diez meses después del hecho, reconocieron a la referida Ana.

Dichos tres peritos, nombrados por la Sagrada Congregación De Ritos,
unánimemente con los doctores de cabecera, convinieron en la diagnosis y prognosis y en el reconocimiento del hecho milagroso.

ORACION.

Oh bienaventurado San Juan Bosco: por el amor tiernísimo que tuviste a Maria Auxiliadora, tu madre y maestra, alcánzanos una constante y sincera devoción a tan dulcísima señora, a fin de que, como hijos suyos devotísimos, podamos merecer su valioso patrocinio en esta vida y de un modo especial en la hora de la muerte.

Así sea.

Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco Rogad por nosotros.

NOVENA A DON BOSCO, DÍA 7.

CONFIANZA DE SAN JUAN BOSCO EN LA DIVINA PROVIDENCIA


No se cansa Dios en las sagradas escrituras de asegurarnos la continua protección
que nos dispensa.
Dice que estará siempre con nosotros, que no nos abandonará nunca, que nos tiene escritos en sus manos, que si es posible que una madre se olvide de su hijo chiquito, en él no tendrá lugar tal olvido. Buscad, dice, el reino de Dios y su Justicia, todo lo demás se os dará por añadidura.

En vista de esto, exclama San Pedro: Poned toda vuestra solicitud en el Señor, porque el tiene cuidado de Vosotros.

A pesar de ser tan terminales estas aseveraciones del Señor, no nos acabamos de resolver a arrojarnos en los brazos amorosos del padre celestial; toso nos causa turbación e inquietud, olvidando que vivimos bajo el manto amoroso de la divina providencia.

Los santos no incurrieron en este error; precisamente la confianza en Dios es uno de sus distintivos; sin ella no puede haber verdadera santidad.

San Juan Bosco tuvo en alto grado esa confianza; es el santo de la calma imperturbable y del abandono absoluto en las manos de Dios.
Con frecuencia repetía: “Don Bosco es pobre, pero Dios lo puede todo.

El que tiene cuidado de los pajarillos del cielo nos dará lo que necesitamos.
Ah, gente de poca fe” -
decía a los que lo dudaban

– “¿Cuándo nos ha faltado algo? Con la ayuda de esta amorosa providencia, hemos podido edificar iglesias, fundar casas, proveerlas de todo lo necesario y alimentar a nuestros numerosos asilados; de esta obra, Don Bosco no es mas que un humilde instrumento, el artífice es Dios.

Toca pues al artífice, y no al instrumento proveer los medios necesarios y consolidar la obra; nosotros debemos solamente mostrarnos dóciles, dejándonos manejar por el artífice”.

El porvenir no le preocupaba, las deudas no lo abrumaban, las urgentes necesidades lo mantenían en una calma perfecta de espíritu, porque confiaba firmemente en aquel Dios que nos manda decirle todos los días: el pan nuestro de cada día dánosle hoy.

Dios nunca se retiró de su fiel siervo; no esperó en vano en el Señor; a tiempo oportuno, cuando faltaban los socorros humanos, llegaba el auxilio divino, por medios inesperados y prodigiosos.

“Orad” – decía a los niños cuando ocurría alguna necesidad – “y el que pueda recibir la santa comunión; necesito conseguir una gracia de la Virgen, ya os diré cual es”.

En efecto: a los pocos días les decía:

“La santísima virgen hoy mismo nos ha obtenido el señalado favor que le pedimos, démosle gracias y continuemos nuestras oraciones, que el Señor no nos abandonará jamás”.

Estando en una ocasión hospedado con su secretario don Viglietti en el palacio episcopal de Pinerolo, vino un criado a traerle dos Cartas; don Bosco las leyó y se puso a llorar. Asustado el secretario le preguntó la causa del llanto.

“¡Cuánto nos favorece la virgen Santísima!”, contesto; “Mira en esta carta se nos exige el pago del préstamo de unas treinta mil liras, y esta otra es de una noble señora de Bélgica, que nos manda treinta mil liras, para que las gastemos en lo que creamos de mayor gloria de Dios”.

Son a centenares los hechos con que la divina providencia quiso pagar la confianza que el santo había puesto en la generosidad del padre celestial.

A imitación de San Juan Bosco, pongamos nuestra confianza en Dios y experimentemos como él, los amorosos influjos de la divina providencia.


CURACION INSTANTÁNEA.

Catalina Pilenga Lafranchi padecía diátesis artrítica.
El artritismo había interesado de modo especial pies y rodillas, con lesiones orgánicas y en forma gravísima, desde el aspecto funcional, aunque sin que peligrase su vida.

Habiendo resultado inútiles diversas curas que desde 1903 se le fueron aplicando, fue a Lourdes dos veces y no habiendo conseguido el efecto deseado ni siquiera la segunda vez, antes de abandonar el célebre santuario, en mayo de 1931, dirigió a la santísima Virgen una suplica en estos términos:

“Ya que aquí no he obtenido la salud, concededme al menos, por la devoción que tengo a Don Bosco, que sea él quien me la obtenga en Turín”.

La invocación al santo y la confianza en la mediación universal de Maria, resultan aquí evidentes.

Al regresar de Francia, hallándose la pobre enferma en el infeliz estado que de ha dicho, visitó la basílica de Maria Auxiliadora en Turín, el día seis de Mayo.

Ayudada por una hermana suya y por el cochero, bajó del carruaje, entro en el templo, y sentase para orar ante la urna que contiene el cuerpo de San Juan Bosco.

Momentos después, pósese de rodillas y permanece así veinte minutos, se levanta, camina hacia el altar de la virgen, y vuelve a arrodillarse.

Operase entonces en su ánimo una fuerte reacción y dice que se siente curada. Así es en efecto; sin requerir ayuda de nadie y ante la estupefacción de todos los que la habían conocido imposibilitada, anda libremente por sus pies, baja las escaleras; sube al coche, todo sin la menor dificultad.

Hasta el momento presente la curación sigue siendo perfecta, conforme acreditan los tres peritos de la Sagrada Congregación de Ritos, quienes de acuerdo con los médicos de la favorecida, han reconocido el milagro.

ORACION

Oh bienaventurado Juan Bosco que, en medio de tantas pruebas y contradicciones, te mantuviste firme e inquebrantable y esperaste, con toda esperanza humana, llevar a cabo la obra que el señor te encomendó: Alcánzanos la gracia de que confiado cada vez más en la bondad misericordiosa de Jesús, descansemos seguros en sus amorosos brazos en el tiempo y en la eternidad. Así sea.

Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…

San Juan Bosco Rogad por nosotros.

NOVENA A DON BOSCO DÍA 6.

bosco80 LO SOBRENATURAL EN SAN JUAN BOSCO

Pocos siglos como el XIX atentaron con tanta saña contra el reinado social de Jesucristo y dijeron con tanto cinismo: no queremos que este reine sobre nosotros.

No se quiere oír hablar de lo sobrenatural y de los misterios. Todo debe ser sometido al fallo de la razón, y no se debe admitir lo que supera la capacidad de la mente humana.
Llegó el hombre en su desvarío hasta querer apagar las estrellas del cielo y borrar el nombre de Dios de la vida individual y social.


En medio de tanto delirio, se levanta Juan Bosco y hace resplandecer sobre las ruinas humeantes de la impiedad y del indiferentismo más desolador la luz de Dios y la realidad de lo sobrenatural.


Los milagros obrados por él a cada paso, los hechos extraordinarios que rodeaban su persona, el dominio que ejercía sobre los corazones y la persuasión que todos tenían de que era un baluarte inexpugnable de la fe que se quería demoler, lo presentaban a los ojos de todos como un mensajero de Dios.


La vida de san Juan Bosco no era más que la voz augusta de Dios, que hablaba al siglo XIX, indiferente y escéptico, el lenguaje de los milagros.
Lo sobrenatural, que no es una cosa tan común en las contingencias de la vida humana, y que aún en la vida de muchos santos se nos presenta como una rareza y una excepción, en San Juan Bosco se hizo tan frecuente, que parecía en el como ordinario y natural.

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Dios Nuestro Señor quiso embellecer como con una aureola divina, el heroísmo y los sacrificios de San Juan Bosco, sirviéndose de él para resucitar muertos, curar enfermedades, escudriñar los secretos de los corazones, conocer las cosas lejanas, leer el porvenir, hablar con los muertos, hacer descender la lluvia de las nubes para fecundizar la
tierra, multiplicar los alimentos y las hostias del tabernáculo.

De todos estos prodigios adorno el Señor la vida de su fiel sirvo; y se podrían citar hechos de cada uno de ellos y de algunos una serie interminable.
Estaban todos tan convencidos en el Oratorio de que Don Bosco conocía los pecados ocultos, que algunos niños, que por el temor de que se los leyese en el frente, no se atrevían a acercarse a él, y si por necesidad tenían que estar en su presencia, ponían la gorra delante de la cara o bajaban los cabellos para que les cubriese la frente, como si esto fuese
suficiente para encubrir la propia conciencia.
Cuando estaba lejos del Oratorio, conocía con precisión todo lo que pasaba en él, aún las cosas que no advertían los mismos superiores.
Si se hubiesen de referir todas las profecías de San Juan Bosco, que tuvieron exacto cumplimiento, se necesitaría un grueso volumen. Predijo públicos acontecimientos y la muerte inminente de grandes personajes; por muchos años no murió alguno en el Oratorio
sin que él predijese su muerte algún tiempo antes.
Demos gracias al Dios omnipotente que así quiso mostrarse admirable en su fiel siervo Don Bosco.

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SAN JUAN BOSCO DEVUELVE LA SALUD A UNA JOVEN


Hacia ya veintinueve meses, en marzo de 1921, la enferma Teresa Callegari yacía en el hospital cívico de San Juan cerca de Piacenza, atormentada de males y más males.
Primeramente, padeció de una artritis aguda postinfecciosa, que se concentro en la rodilla izquierda y en las vértebras; después de bronquitis crónica, enterocolitis y marasmo.

Nadie preveía la mas remota posibilidad de salvarla, cuando, en buena hora, las religiosas que la asistían, conocedoras por haberlo leído en la vida de Don Bosco, de un caso idéntico, que se resolvió Prodigiosamente después de una bendición del ciervo de Dios, hablaron de ello a la enferma. Esta, no sabia nada de Don Bosco, tuvo la inspiración de encomendarse a él.


Inmediatamente comenzó una novena con comunión diaria, a este fin, del cual participaron también algunas compañeras de sala; pero los dolores de los hombros, de las piernas y de los brazos, en vez de disminuir, crecieron fuera de la medida de lo soportable, y tanto, que
la pobre mujer convencida de no alcanzar la gracia, conjuraba a Don Bosco para que la librase de tan terribles tormentos, haciéndola morir.
Entonces se presenta el capellán y la invita a comenzar otra vez la novena.

Al octavo día, 16 de julio, la enferma iba de mal en peor hasta temer un fatal desenlace; las religiosas preparaban todo lo necesario para la extremaunción y tenían dispuesto el vestido conveniente para amortajarla.

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Pero ya estaba próxima la hora señalada por Dios para glorificar a su fiel siervo Don Bosco.
Sonaron las cuatro de la madrugada. La enferma que tenía vuelta la mirada hacia el lado izquierdo, vio que se acercaba un sacerdote de mediana estatura, vestido de negro y con los brazos cruzados.

Estando ya a su lado, le preguntó: ¿Cómo estás? Y ella sorprendida exclamo: ¡Ah!... el sacerdote insistió: ¡Levántate! Respondiéndole: No me es posible. Entonces aquel en piamontés añadió: Mueve las piernas. La enferma, que no había visto nunca un retrato de don Bosco, y que no entendía el piamontés, comprendió sin embargo, que debía mover las piernas. Intentó hacerlo y ambas obedecieron; y las rodillas rígidas después de tanto tiempo, se doblaron. Al instante gritó: ¡Hermana, hermana, muevo las piernas! La hermana acercándose enseguida exclamó: ¿Teresa, estás loca? ¿Es posible? Pero como la religiosa fuese corriendo, le dijo a Teresa: ¡Poco a poco, que vas a tropezar con Don Bosco! No tuvo tiempo para acabar la frase, porque vio que el Sacerdote levantaba las manos con las palmas vueltas hacia ella y sonriendo siempre, retrocedió y se marcho.
Cuando de rehizo del estupor, al sentirse dueña de sus miembros, se incorporó y se sentó en el lecho, entre las exclamaciones se las hermanas y de las enfermas atónitas.


ORACION
Oh Jesús que en medio de un siglo descreído y materialista, rodeaste la persona de San Juan Bosco de vuestra divina luz, haciendo en el tan frecuente lo sobrenatural, que parecía lo ordinario de su vida: concédenos, por su mediación, la gracia de poderte conocer y hacer que otros te conozcan, de poderte amar y hacer que otros te amen, de la manera mas perfecta que le sea posible a una pobre criatura. Así sea.
Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco Rogad por nosotros.

NOVENA A DON BOSCO, DÍA 5.

DBoscoTED SAN JUAN BOSCO PADRE Y MAESTRO DE LA JUVENTUD

El educador es un verdadero apóstol puesto que, como los apóstoles ha recibido la divina misión de enseñar.
La salvación del hombre depende principalmente de la educación recibida en la niñez.

En el fondo del corazón de cada niño ha depositado Dios el germen de la felicidad eterna; si una mano experta no lo cultiva cuidadosamente, prevalecerán los vicios y ahogaran las virtudes, que son las únicas que pueden darle la paz en esta vida y la dicha eterna en la otra.


Es, pues, la educación de la juventud la obra de celo por excelencia. A ella fue llamado expresamente nuestro santo con divina vocación, desde sus más tiernos años.


Quiso además Dios y así se manifestó en repetidas visiones, que no solamente él se dedicase a esta tan grande obra de celo, sino que fuese el fundador de dos congregaciones religiosas que perpetuasen su apostolado a favor de la juventud.


Este apostolado no es nuevo en la Iglesia; ya otros educadores y otros santos se dedicaron antes que él a este ministerio. Pero San Juan Bosco se distinguió entre todos, no por la novedad del apostolado, sino por la novedad del método. Hacer del ambiente un ambiente familiar, donde el jovencito entre los mismos cuidados, el mismo afecto, la misma asistenta que hay en el seno de la familia cristiana; unirse a los niños con una entrega completa de si mismo; participar de sus diversiones para vivir su vida misma; amar todo lo que ellos aman para ganarse su mente y corazón con el fin de dulce y fuertemente hacia el bien, fue la feliz innovación que trajo San Juan Bosco al campo de la Pedagogía.
En cada casa Salesiana todos deben formar un solo corazón y una sola alma; el que la dirige es el padre, los demás superiores son otros tantos hermanos y los alumnos son los hermanos menores. El afecto y la confianza unen a los miembros de esta familia.

Los unos por vocación y espíritu de sacrificio, educan paternalmente, y los otros, por fácil correspondencia son verdaderos hijos guiados únicamente por el amor.

Amar sinceramente a los niños y hacerse amar de ellos, he aquí la gran máxima de San Juan Bosco.

Cuando el alumno se convence que los superiores y maestros lo aman y que todos sus cuidados están dirigidos exclusivamente e su bien espiritual y corporal, no solo corresponderá a su amor,
sino que temerá desagradarlos.

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En todo esto, nuestro santo no hacia otra cosa que reproducir en pleno siglo XIX la célebre página del evangelio en que Jesús nos describe el buen pastos que conoce a sus ovejas y camina delante de ellas, que no huye a la llegada del lobo, que no descansa sino cuando todas las ovejas están al reparo, y que día por día, hora por hora, les prodiga toda su vida.
En este sistema de educación se trata de poner en práctica la inspirada pagina de san Pablo en que exalta la divina belleza de la caridad de nuestro Señor Jesucristo, cuando dice:
La caridad es benigna y paciente; todo lo sufre, todo lo espera y lo soporta todo.

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Solo el que este animado de gran celo y de verdadero espíritu de sacrificio podrá cumplir exactamente ese ministerio sublime.
Este sistema establece entre el educador y el alumno un contacto íntimo, familiar, del cual brota parte del alumno un cordial y sincero abandono en manos de su preceptor.


Por esto es que en las casas salesianas se ven juntos en recreos y paseos, en el estudio y en la capilla maestros y alumnos; la autoridad baja de su cátedra y se pone, sin comprometerse, al nivel del joven y lo rodea de una vigilancia asidua y afectuosa. Es el sistema que rompe inexorablemente todas las barreras que un respeto mal entendido
quisiera que levantasen entre maestros y alumnos. En una palabra, el maestro se hace todo para todos, para conquistar los jóvenes para Jesucristo.
Así lo consignó nuestro santo en una carta que escribió a sus hijos desde Roma, después de una de las visiones que mas claramente determinan su sistema educativo. Decía: “mi pedagogía es hija del amor”.
Contribuyamos con nuestras oraciones y limosnas a esta grande obra de
regeneración social cristiana, cooperando a las obras de don Bosco.

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DON BOSCO CURA A UNA RELIGIOSA


Sor Provina Negro, perteneciente a la casa de Hijas de Maria Auxiliadora de Giaveno, tenía una ulcera gástrica, que solo pudo diagnosticarse cuándo no había remedio para tan terrible mal. Los dos meses que estuvo en Turín enferma sometida a tratamiento medico, fueron dos meses de atroces sufrimientos. No podía tragar ni siquiera una gota de líquido; la lengua y el paladar parecían como de leña seca; no le era posible movimiento alguno; decir una sola palabra le producía un tormento indecible, y abrir las manos una conmoción dolorosísima. Ya parecían perdidas para siempre las últimas ilusiones, a las que
tenazmente se aferra el amor instintivo a la vida.
Pues bien, entonces precisamente se despertó en la atribulada alma de la abatida paciente la fe conmovedora de las grandes crisis del dolor, para obtener de San Juan Bosco el remedio que la ciencia medica impotente le negaba. Ardientes súplicas salieron de su corazón impetrando del buen padre la curación suspirada; y a ellas por fin, puso por remate un rasgo de energía y admirable resolución: con el supremo esfuerzo que le presto una ciega confianza en la bondad y valimiento del santo, hizo una bolita de estampa del siervo de Dios, que tenia entre las manos; y después de breve oración y sin preocuparse de la
prohibición de tragar cosa alguna, rápidamente la hizo pasar por la garganta.
Un pujante estremecimiento de vida la sacudió en el instante mismo; sintió como si una oleada de calor vital de la cabeza a los pies la inundase. Y entonces gritó clamorosa:
¡Estoy curada, estoy curada! Llorando de emoción se movía y revolvía sin experimentar la más leve molestia. Intento abandonar el lecho, y se sostuvo perfectamente; trato de andar y anduvo con firmeza. Aquella noche le pareció eterna. Al toque de levantarse se lavó, arreglo su lecho y los objetos de uso personal, y salio para asistió a la misa de comunidad.
¡Cuanto costo vencer la prudente incredulidad de sus superioras y hermanas! Pero, finalmente triunfó de la incertidumbre que presentaba lo ocurrido como si fuera efecto de una simple efímera sugestión. La instantánea curación, entonces completa, se conservó después.

ORACION
Oh Dios, que revestiste a tu siervo Juan Bosco de los esplendores de tu divina paternidad y le diste un corazón capaz de amar a toda la juventud de la tierra, haz que por sus oraciones y por sus meritos, los jóvenes cristianos sigan los caminos de santidad por él trazados, y los pobres jóvenes paganos entren en el redil de Jesucristo, que ha dicho:
“Dejad a los pequeñuelos que vengan a mi”. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. Así sea.


Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco Rogad por nosotros.

viernes, 25 de enero de 2013

NOVENA A DON BOSCO, DIA 4.


CELO DE SAN JUAN BOSCO POR LA SALVACION DE LAS ALMAS

La salvación de las almas es una empresa tan alta y tan sublime,
que ella sola constituye todo el objeto de la obra de la redención. Para llevarla a cabo encarnó, padeció y murió el hijo de Dios.

El oficio más alto y más divino que hay es cooperar con Dios a la salvación de las almas. Más estima Dios esta obra que crear los cielos y la tierra, porque estos solo los creó con su palabra; pero la conversión de un alma fue a costa de su sangre y vida.
A esta grande empresa se dedicó San Juan Bosco con todo el ardor de su corazón, hasta el punto de formar el lema de toda su vida, el que ya lo fue lo San Francisco de Sales:

Da mihi animas, cetera tolle: Señor, dadme almas y llevaos todo lo demás.

Una sola cosa es necesaria, solía decir: salvar el alma.
Este era el gran pensamiento que acostumbraba recordar a todos: a los jóvenes y a los viejos, a los pobres y a los ricos, a los poderosos del mundo y a los sacerdotes mismos.

Este era el primer saludo que dirigía a un niño recién entrado en el colegio, y la recomendación diaria que le hacia mientras veía que no se daba bien cuenta de la importancia de este negocio, y era también la ultima que le repetía, cuando definitivamente partía del Oratorio. Cuando después de años y años lo volvía a encontrar, con franqueza apostólica le repetía lo mismo.

“Dos cosas solas son las que yo temo” – acostumbraba a decir:

“El pecado que da muerte al alma, y la muerte temporal que sorprende al que se encuentra en desgracia de Dios”.

Hablando del deseo que tenia de salvar el alma de sus niños, llego a decir:

“Si yo tuviese tanto cuidado por el bien de mi alma, cuanto pongo por el alma de los demás, podría estar seguro de salvarme”.

– “Todo lo daría” – decía en otra ocasión –

“con tal de ganar el corazón de los niños, para podérselo regalar al Señor”.

Cuando le decían que so arruinase su salud con tan intenso e incesante trabajo, exclamaba:

“Haced que el demonio deje de engañar a tantos pobres niños y yo dejaré de sacrificarme por ellos.
Pero mientras el demonio busque nuevos ardides para perder las almas, no dejaré yo de intentar nuevos medios para salvarlas”.

Estaba tan penetrado del lugar que en esta batalla contra el demonio le había
señalado Dios, que en esto parecía olvidarse de la habitual humildad y moderación que ponía en sus palabras.

– “Cuando muera Don Bosco” – decía en una ocasión a don Berto, -

“la gente dirá: ¡pobrecito! También a él le ha tocado morir; pero el que hará fiesta y se alegrará mucho será el demonio que dirá: “ha desaparecido aquel que me ha hecho tanta guerra y trastornaba mis obras”.

Esta era toda la gloria de San Juan Bosco: desbaratar los planes del demonio y sus malvadas empresas, arrebatándole muchas almas para entregárselas al Señor.

Escribiendo al superior de sus misioneros de América les decía: “Haz llegar al oído de nuestros hermanos en religión estas palabras: nosotros queremos almas, y nada mas que almas. ¡Ah señor!, dadnos, si queréis, cruces, espinas y persecuciones de todo género con tal que podamos salvar almas, y entre ellas la nuestra”.

No nos mostremos indiferentes en esta gran empresa de la salvación de las almas.
Imitemos a nuestro santo, con nuestras oraciones y esfuerzo personal o con nuestro óbolo generoso, dando parte de nuestros bienes.

La recompensa será Grande sobremanera.


UNA COMPACTADORA QUE SE HACE LIGERA COMO UNA PLUMA.

De un documento público, autorizado y firmado por el notario Don Domingo Misté, extractamos el siguiente relato:

El 24 de septiembre de 1933, se colocó solemnemente en el patio llamado de la Inmaculada, del Oratorio de Valdagno (Italia), en una hornacina expresamente preparada, una estatua de San Juan Bosco, para que desde ella ejerza su protección sobre los jóvenes que, en número de mil frecuentan dicho oratorio para recrearse y educarse.

El martes, día 26 del mismo mes a las cuatro de la tarde, San Juan Bosco se dignó dar una prueba de su particular benevolencia hacia los niños valdañeses, cuyo patrocinio ha aceptado de modo evidente, interviniendo en el hecho que vamos a referir y que, dentro de las leyes naturales no tiene explicación posible.

Un numeroso número de niños se hallaba a esa hora jugando en el patio y haciendo rodar un pesado cilindro de granito que se utilizaba para compactar la tierra, dicho objeto lo habién dejado ahi algunos operarios.

Mientras era arrastrado el cilindro compactador, el niño Alfredo Tirapelle de 9 años de edad, cayó de bruces en el suelo, de tal manera que la pesada mole rodo por completo por encima de su cuerpecito, de pies a cabeza pero sin ocasionarle la mas minima lesión.

Es evidente que alguna fuerza misteriosa tuvo que aligerar o suspender en aquel momento la pesada mole, para que no fuese aplastado el vientre y no se fracturara el craneo del niño.

Apenas hubo pasado la gigante mole por el cuerpo del niño, y todos los presente temian que el chiquillo hubiera quedado mal por el peso del objeto con la correspondiente angustia, cuando de pronto ven que el pequeño se levanta tranquilamente a correr y a tomar un poco de agua y luego se reincorporaba para seguir jugando con sus amigos.

El niño Tirapelle declara que o sintio nada de presión sobre su cuerpo y le parecio que el objeto hubiese sido muy fragil.
Dice además que es muy devoto de San Juan Bosco y el día anterior habia hecho la Santa Comunión y en el momento que el objeto paso sobre su cuerpo el penso en el santo.

ORACIÓN.

OH BIENAVENTURADO DON BOSCO, TU, QUE AMASTE CON AMOR INEFABLE A TODAS LAS ALMAS, Y QUE PARA SALVARLAS ENVIASTES A TUS HIJOS HASTA LOS ULTIMOS CONFINES DE LA TIERRA, HAS QUE TAMBIÉN NOSOTROS PENSEMOS CONTINUAMENTE EN LA SALVACIÓN DE NUESTRAS ALMAS Y COOPEREMOS CON TODOS LOS MEDIOS POSIBLES A SALVAR A TANTOS POBRES HERMANOS NUESTROS.


Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco

jueves, 24 de enero de 2013

24 de Enero, DIA DE SAN FRANCISCO DE SALES


Últimos meses y muerte del Santo:

En 1622, el duque de Saboya, que iba a ver a Luis XIII en Aviñón, invitó al santo a reunirse con el en aquella ciudad. Movido por el deseo de abogar por la parte francesa de su diócesis, el obispo aceptó al punto la invitación, aunque arriesgaba su débil salud un viaje tan largo, en pleno invierno.

Parece que el santo presentía que su fin se acercaba. Antes de partir de Annecy puso en orden todos sus asuntos y emprendió el viaje como si no tuviera esperanza de volver a ver a su grey. En Aviñón hizo todo lo posible por llevar su acostumbrada vida de austeridad; pero las multitudes se apiñaban para verle y todas las comunidades religiosas querían que el santo obispo les predicara.

En el viaje de regreso, San Francisco se detuvo en Lyon, hospedándose en la casita del jardinero del convento de la Visitación. Aunque estaba muy fatigado, pasó un mes entero atendiendo a las religiosas. Una de ellas le rogó que le dijese qué virtud debía practicar especialmente; el santo escribió en una hoja de papel, con grandes letras: "Humildad".

Durante el Adviento y la Navidad, bajo los rigores de un crudo invierno, prosiguió su viaje, predicando y administrando los sacramentos a todo el que se lo pidiera. El día de San Juan le sobrevino una parálisis; pero recuperó la palabra y el pleno conocimiento. Con admirable paciencia, soportó las penosas curaciones que se le administraron con la intención de prolongarle la vida, pero que no hicieron más que acortársela.

En su lecho repetía: "Puse toda mi esperanza en el Señor, y me oyó y escuchó mis súplicas y me sacó del foso de la miseria y del pantano de la iniquidad".

En el último momento, apretando la mano de uno de los que le asistían solícitamente murmuró: "Empieza a anochecer y el día se va alejando".

Su última palabra fue el nombre de "Jesús". Y mientras los circundantes recitaban de rodillas las Letanías de los agonizantes, San Francisco de Sales expiró dulcemente, a los 56 años de edad, el 28 de Diciembre de 1622, fiesta de los Santos Inocentes. Había sido obispo por 21 años.

Después de su muerte:

A la misma hora en que falleció San Francisco de Sales, en la ciudad de Grenoble estaba Santa Juana de Chantal orando por él, cuando oyó una voz que decía: " Ya no vive sobre la tierra", pero era poca inclinada a creer en favores extraordinarios, no creyó que fuese un aviso de la muerte del santo. Cuando le llegaron con la noticia, comprendió que aquella voz era cierta y durante todo el día y la noche no podía parar de llorar la muerte del Santo.

El día 29 de Diciembre la ciudad entera de Lyon fue desfilando por la humilde casita donde había muerto el querido santo. Y era tanto el deseo de la gente de besarle las manos y los pies, que los médicos no lograban llevarse el cadáver para hacerle la autopsia.

-La hiel: Dice monseñor Camus que al sacarle la hiel la encontraron convertida en 33 piedrecitas, señal de los esfuerzos tan heroicos que había tenido que hacer para vencer su temperamento tan inclinado a la cólera y al mal genio y llegar a ser el santo de la amabilidad.

-Reliquias: Todos en Lyon querían un recuerdo del santo: sus ropas fueron partidas en miles de pedacitos para darle a cada cual alguna reliquia.

-El corazón: dentro de un estuche de plata fue llevado el corazón del gran Obispo al convento de las Hermanas de la Visitación en Lyon, y guardado allí como un tesoro.

-Expuesto al público: Una vez embalsamado, el cuerpo de Monseñor Francisco de Sales fue vestido con sus ornamentos episcopales y trasladado en un ataúd para sus funerales en la iglesia de la Visitación. Estuvo expuesto para veneración de los fieles por dos días.

Cuando la noticia llegó a Annecy, tomó a todos por sorpresa y después de un silencio general, todos lloraban a su querido obispo.

Inmediatamente que llegó su cadáver a Annecy y fue sepultado, empezaron a ocurrir milagros por la intercesión del santo, lo que llevó a La Santa Sede a abrir su causa de Beatificación en 1626.

¿Que sucedió el día que abrieron su tumba?:

En 1632 se hizo la exhumación del cadáver de Francisco de Sales para saber cómo estaba. Abrieron su tumba los comisionados de la Santa Sede acompañados de las monjas de la Visitación. Cuando levantaron la lápida, apareció el santo igual que cuando vivía. Su hermoso rostro conservaba la expresión de un apacible sueño. Le tomaron la mano y el brazo estaba elástico (llevaba 10 años de enterrado). Del ataúd salía una extraordinaria y agradable fragancia.

Toda la ciudad desfiló ante su santo Obispo que apenas parecía dormido. Por la noche cuando todos los demás se hubieron ido, la Madre de Chantal volvió con sus religiosas a contemplar más de cerca y con más tranquilidad y detenimiento el cadáver de su venerado fundador. Más a causa de la prohibición de las autoridades no se atrevió a tocarle ni a besar sus hermosas manos pálidas.

Pero al día siguiente los enviados de la Santa Sede le dijeron que la prohibición para tocarlo no era para ella, y entonces se arrodilló junto al ataúd, se inclinó hacia el santo, le tomó la mano y se la puso sobre la cabeza como para pedirle una bendición. Todas las hermanas vieron como aquella mano parecía recobrar vida y moviendo los dedos, suavemente oprimió y acarició la humilde cabeza inclinada de su discípula preferida y santa.

Todavía hoy, en Annecy, las hermanas de la Visitación conservan el velo que aquel día llevaba en la cabeza la Madre Juana Francisca.

San Francisco fue beatificado por el Papa Alejandro VII en el 1661, y el mismo Papa lo canonizó en el 1665, a los 43 años de su muerte.

En el 1878 el Papa Pío IX, considerando que los tres libros famosos del santo: "Las controversias"(contra los protestantes); La Introducción a la Vida Devota" (o Filotea) y El Tratado del Amor de Dios (o Teótimo), tanto como la colección de sus sermones, son verdaderos tesoros de sabiduría, declaró a San Francisco de Sales "Doctor de la Iglesia" , siendo llamado "El Doctor de la amabilidad".

La tentación más frecuente

"La tentación más frecuente en las personas preocupadas por su progreso espiritual es que, bajo el pretexto de una influencia apostólica mas grande, el demonio les hace desear una ocupación distinta de la suya".
-San Francisco de Sales
Decía que las Visitantinas eran verdaderamente
"La obra de los Corazones de Jesús y María"

NOVENA A DON BOSCO, DIA 3.


VIDA INTERIOR DE SAN JUAN BOSCO

La vida interior no es mas que la convicción intima de que el hombre no tiene otro destino en este mundo que el de conocer, amar y servir a Dios, y la dedicación que hace de su vida a este supremo fin, sin olvidar que la vida de su alma es Jesucristo, puesto que sin el no puede hacer nada que sea agradable y meritorio ante los divinos ojos, ni puede reportar fruto alguno en las obras de celo que emprenda por la salvación de las almas.

Los santos así lo han comprendido, y han hecho de la vida interior o unión con Dios, el alma de toda su actividad.

Quien ha estudiado a Don Bosco solo a través de su intensa actividad, lo ha
definido: “un santo de acción”. Y en realidad lo fue.

Pero si alguno pensase que entregado por completo a un trabajo incesante de educación de la juventud y de reconstrucción cristiana y social, no se alimentase y viviese de la oración y de esta no hubiese hecho el punto de apoyo de toda su actividad, estaría en grande error.

Toda la vida de este hombre extraordinario fue oración y trabajo.

Su trabajo fue continua oración y la oración fue el fundamento y el alma de toda su obra.

Su vida estuvo siempre absorta en las cosas divinas y eternas, aun cuando tenía aquellas ocupaciones materiales que por su naturaleza parecen ser opuestas a las elevaciones del espíritu.

Por esto, en cualquier momento que se acudiese a él para pedirle consejo parecía que interrumpía los coloquios con Dios para escuchar lo que se le decía, y que Dios mismo le inspiraba los consejos que daba.

“La oración, -dice el gran pontífice Pío XI que conoció personalmente a nuestro santo, - fue una de las mas hermosas características de Don Bosco, y consistió en que estando presente a todas las cosas y ocupado en una serie continua de negocios y consultas, tuvo el espíritu fuera de aquellas cosas, siempre en alto, en donde nada podía perturbar la serenidad de su espíritu, en donde la calma reina siempre como soberana, de modo que en el se cumplía aquel principio de la vida cristiana: qui laborat orat, el que trabaja ora.

Esto ha sido lo que mas atrae la admiración sobre sus hijos, porque fue la característica del padre.

¿De donde, - continua el Sumo pontífice, - este gran Siervo de Dios, ha sacado aquella inagotable energía para llevar a cabo tantas obras? El secreto, el mismo lo ha manifestado en aquel lema tan repetido en toda obra Salesiana: Da mihi animas caetera tolle: Señor, dadme almas y llevaos todo lo demás”.

“Este es el secreto de su corazón, el amor a las almas; Pero amor verdadero porque
no era mas que el reflejo del amor que tenia a nuestro Señor Jesucristo; las almas él las veía en el corazón, en la sangre preciosísima de nuestro Señor Jesucristo, de modo que no había sacrificio o empresa que no se atreviese a llevar a cabo para ganar las almas, tan intensamente amadas de nuestro señor. Esta es precisamente, exclama conmovido el mismo sumo pontífice, la heroisisima particularidad de la figura de este gran amador de las almas, que se impone ahora mas que nunca a la atención y admiración de todos”.

Dios, y siempre Dios, era su pensamiento, su esperanza y su vida. “parecía, -dice
monseñor Anfossi, - que su espíritu estuviese continuamente absorto en la contemplación de Dios”.

Si queremos progresar rápidamente en la perfección y producir abundantes frutos de salvación en nuestros prójimos, vivamos como San Juan Bosco en intima unión con Dios, de lo contrario seremos sarmientos separados de la Vid.


CURACIÓN PRODIGIOSA

Asilo Bordaul, Versoul 11 de abril de 1888.
Revmo. señor Don Miguel Rua:

¡Gracias sean dadas a Maria Auxiliadora y a su fiel siervo Don Bosco!
La enferma por cuya salud le suplicamos mandara hacer una novena, se ha levantado el domingo por la mañana, ocho de abril, y no ha vuelto a sentir mal alguno.

Tiempo hacia que una úlcera en el estomago le ocasionaba dolorosos vómitos de Sangre. Hace ocho meses que para evitarlos, según prescripción médica solo tomaba leche.

Cuantas veces intento tomar un poco de caldo o de sopa, no pudo digerirlo; el pan le estaba absolutamente prohibido.

Con este régimen su debilidad llegó a ser extrema y aunque se vio libre de los vómitos, sentía tan fuertes dolores de estomago que casi le paralizaban el brazo derecho.

En tal estado recurrimos a Don Bosco, y rogamos a vuestra reverencia que mandara hacer una novena por la salud de la enferma.

En los primeros días de la novena, aumentárose sus padecimientos.
Parecía que Don Bosco quería extremar las cosas.

El día Séptimo volvieron aparecer los vómitos de sangre con más fuerza que nunca.
No pudiendo ella tomar nada, ni siquiera leche, creímos que había llegado la hora de prepararla a morir.
No obstante, la enferma esperaba sanar, y en presencia del medico nos dijo que se levantaría y que comería pan al día siguiente.

El doctor se sonrió, le recomendó que evitara todo movimiento, y ordenó que no se le diera más que leche.
Paso la noche muy mal hasta las cuatro de la mañana, hora en que se quedo dormida.

Después del breve sueño se despertó, y como no sintiera mal alguno, con gran
asombro de la comunidad se levantó, y se puso a comer un buen pedazo de pan tierno.

¡Estaba curada! Ya no sentía el más leve dolor.

Asistió a misa y a las vísperas y comió con nosotras.

Ocho meses hacía, repito, que solo podía comer leche.

Al día siguiente, esto es el lunes, último de la novena, nos dirigimos todas en romería a un santuario de la santísima Virgen, situado en una colina cercana; ¡al bajar la pendiente la enferme corría como un niño! No cabía la menor duda de que su curación era completa.

Continúa en buen estado, y esto nos prueba la bondad de la Reina del cielo que ha querido glorificar a su siervo Don Bosco concediendo esta gracia a nuestro asilo.

Sor Fulgencio, Superiora.

ORACION

¡Oh bienaventurado Don Bosco! Tú que a fin de continuar y extender siempre más tu santo apostolado, fundaste la sociedad salesiana y el instituto de hijas de Maria
Auxiliadora y les diste el lema:

“Templanza y trabajo”

Haz que los miembros de estas dos familias religiosas estén siempre llenos de tu espíritu y sean fieles imitadores de tus heroicas virtudes.
Así sea.

Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco Rogad

miércoles, 23 de enero de 2013

NOVENA A DON BOSCO, DIA 2.



AMOR DE SAN JUAN BOSCO A LA PUREZA.

San pablo, exhortando a los fieles a que conserven la excelente virtud de la castidad
les dice:

Esta es la voluntad de Dios, ¡Vuestra santificación! Por nombre de santidad entiende el Apóstol la castidad, porque nos hace semejantes a los Ángeles.
De aquí se deduce la excelencia de esta virtud, y con cuanta razón San Juan Bosco le aplicase las propiedades que Salomón atribuye a la sabiduría: Me vinieron todos los dones juntamente con ella.

Nuestro Santo, si bien resplandeció en todas las virtudes, podemos decir que su distintivo y la característica que quiso imprimir en su instituto fue la pureza.

Las palabras, el trato y, en general, todas las acciones, manifestaban tal candor y virginidad, que atraían y edificaban a todos los que se le acercaban, aún a los de corazón pervertido. Su apacible rostro tenía un especial atractivo para ganarse y cautivarse los corazones.

Lo que mas llamaba la atención de los que tuvieron la dicha de tratarlo en la intimidad de su vida, fue el solicito cuidado que ponía en practicar las mas insignificantes reglas de modestia.

No podía sufrir un ademán menos casto, ni una frase bien castigada, sin sonrojarse y corregir al culpado.

Sus escritos son un limpio espejo de su alma:

Resplandece en ellos tal delicadeza, que algunos llegaron a tacharla de exagerada.
En medio de sus jóvenes, era siempre la imagen acabada del divino salvador;
siendo la pureza que resplandecía en toda su persona el secreto de la ilimitada confianza que le tenían.

Se puede afirmar de él lo que de San Francisco de Sales:
Observado en aquellos actos de su vida en que los más recatados suelen permitirse alguna mayor libertad en las posturas, jamás se le vio faltar a la más insignificante regla de decoro.

En los sermones, conferencias y conversaciones no cesaba de insinuar a los demás el amor a la más bella de las virtudes.
Cuando hablaba del tesoro inestimable que en si encierra, cuando describía la belleza de un alma casta y la dicha que la inunda aún en esta vida; cuando recordaba el premio que el Señor le tiene preparado en el Cielo, su palabra llenaba el alma de dulces emociones, y los que lo oían no podían menos que exclamar:

“Solo quien es puro como un ángel, puede hablar de este modo”.

Prefería hablar de la pureza más bien que del vicio contrario; de que apenas si hacía mención en los términos más reservados y prudentes; pero sabia infundir grande horror hacia él, no tanto con la palabra cuanto con la virtud y afecto que brotaba de su corazón e infundía en los demás.

Sus educandos conocían su pureza y por esto lo veneraban; si se encontraban en
peligro de sucumbir a la tentación, bastábales acercarse a él para que al instante se
desvaneciese toda sugestión del mal. Cuando su mirada, penetrando en el interior del alma, conocía que el espíritu maligno trataba de seducir la fantasía y el corazón de alguno de sus niños, se le acercaba con dulzura y dándole una suave palmada en la mejilla, a manera de caricia, le decía con ternura al oído:

“No temas, no te he pegado a ti, sino al demonio”.

Estas palabras calaban en el espíritu y alejaban la tempestad del corazón.

Le preguntaba un jovencito atormentado por las tentaciones impuras la manera de librarse de ellas y el respondió:

“procura estar junto a mi y no temas”.

Quería que la pureza fuera el distintivo de los salesianos, como la pobreza
caracteriza a los hijos de San Francisco de Asís y la obediencia a los de San Ignacio.

Murió llevando consigo al sepulcro la blanca estola de la inocencia bautismal.
Sin los castos perfumes de una vida pura, delante de Dios y de los hombres, no se explicaría la conquista de tantas almas, ni el éxito admirable de su tan múltiple apostolado, ni el encanto que ejerció sobré las generaciones de su tiempo.

Si queremos que San Juan Bosco atraiga sobre nosotros las bendiciones de Maria
Auxiliadora y tengamos como norma de perfección la gran máxima de nuestro Santo:

“Me vinieron con ella (la pureza) todos los bienes”, y por consiguiente, sin ella, seremos victimas de todos los males, especialmente de la terrible condenación.


CONVERSIÓN PRODIGIOSA.

Años hacia que una distinguida señora de Turín se iba consumiendo a causa de un cáncer en el pecho.
Era esta señora una excelente cooperadora salesiana y sufría con paciencia tan cruel enfermedad; pero, casada con un hombre mundano y disipado, y viendo acercarse su muerte, se afligía al considerar el desamparo en que quedaban las tres hijas que componían su hogar.

Cierto día del año 1890, una persona le aconsejó que se encomendara a Don Bosco para obtener la salud, y ofreció unir a este propósito sus ruegos.

Aceptaba con gusto la indicación, comenso la enferma una novena al santo.

Una noche, precisamente el último día de la novena, le pareció que se iluminaba de repente su cuarto, y que luego, apareciéndosele San Juan Bosco entre resplandores, le anunciaba la obtención de la gracia.

Algo tardó la señora en volver de su asombro; pero, en efecto, se hallaba completamente curada.
Bien se adivina cual seria su impresión.

Avivada con esto su fe, hace al santo esta súplica:

-“yo no dudo de que a vos debo la gracia que acabo de recibir; pero confirmad mi persuasión, concediéndome además la conversión de mi marido”.

Comienza otra novena con este fin, y aun no había concluido, cuando una mañana advierte que su esposo se levanta más temprano que de ordinario y sale de casa.

Moviéndose por la curiosidad la señora quiso saber a donde se dirigía, y vistiéndose
a toda prisa, le siguió paso a paso.
Parecía que el corazón le auguraba un buen suceso.

Grande fue su sorpresa a ver que el marido entraba en una iglesia; entro también ella, pero con mucha cautela para no ser notada, y le vio arrodillarse a los pies de un sacerdote, y al cabo de un rato, recibir la santa comunión. Llena de contento, y dando gracias al cielo por este nuevo favor, regresó enseguida a su casa.

Momentos después entra también el marido cosa muy extraordinaria, pues salía muy temprano y no paraba en ella; dio con visible satisfacción los buenos días, y pidió una taza de café, habiéndosela servida en el acto.

¿Qué significa tan rara visita?, - le pregunto su esposa.

– Significa, - respondió el, - que yo he sido un miserable tonto; pero perdóname, que desde hoy haré una nueva vida. He ido a confesarme (doce años he pasado sin hacerlo), he comulgado y me siento feliz.

ORACION

¡Oh bienaventurado Juan Bosco!
Tu que amaste con amor de predilección la bella virtud de la pureza y la inculcaste con el ejemplo, la palabra y los escritos, haz que también nosotros, enamorados de tan indispensable virtud, la practiquemos constantemente y la difundamos con todas nuestras fuerzas.

Así sea.

Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…
San Juan Bosco Rogad por nosotros.

martes, 22 de enero de 2013

NOVENA A DON BOSCO, DIA 1.


FUNDADOR DE LAS OBRAS SALESIANAS.

Para obtener más fácilmente las gracias que se desean, San Juan Bosco aconsejaba
la frecuencia de los sacramentos durante la novena y hacer o prometer alguna oferta para las obras salesianas.

Acto de contrición.

ORACIÓN
Oh bienaventurado Juan Bosco, apóstol incansable de la devoción a Maria Auxiliadora y tan amado de ella que sin dilación alguna obtenías de su bondad todo lo que le pedías.

Tu, que fuiste tan compasivo de las humanas desventuras que, cuando morabas en la tierra no había persona alguna que recurriese a ti sin que fuese benignamente escuchada, ahora que estas en los cielos en donde la caridad se perfecciona, míranos con piedad y misericordia, ya que tan necesitados estamos de tu socorro; haz descender sobre nosotros y nuestras familias las maternales bendiciones de María Auxiliadora; alcánzanos todas aquellas gracias espirituales y temporales que mas necesitamos, especialmente la de gozar de la amistad divina, de evitar todo pecado, de amar con fiel ternura a la virgen Maria, y, por ultimo, el señaladísimo favor que te pedimos en esta novena, si fuere para mayor gloria de Dios, y bien de nuestra alma.
Así sea.

HUMILDAD HERIOCA DE SAN JUAN BOSCO.

Aprended de mí, dice Jesucristo, que soy manso y humilde de Corazón y hallareis descanso para vuestras almas.

Toda la vida de nuestro divino salvador fue una continua enseñanza de todas las virtudes, pero, especialmente, fue maestro de la humildad.

Por haber bajado del cielo para enseñarnos esta virtud, se conoce cuanta es su excelencia y cuán grande es la necesidad que de ella tenemos. Es esta virtud, el solo verdadero fundamento de la santidad.

Por eso los héroes de la Iglesia han sido profundamente humildes.

Tal fue nuestro santo, que en la plenitud de sus triunfos, en las imponentes manifestaciones de estima y en las ovaciones triunfales de que fue objeto, conservó siempre la sencillez de sus primeros años, sin que nunca decayese de aquella sincera humildad que ha sido siempre el distintivo de la santidad.

La humildad lo llevó a hacerse niño con los niños, y hasta servidor de los niños.
A los principios del Oratorio, servía a sus asilados, no solo como padre sino mas bien como criado, ejercitando con ellos los oficios mas humildes: les cocía la comida, se la distribuía en el comedor, remendaba sus vestidos interiores, los peinaba, les cortaba el cabello y si se encontraban enfermos, no rehusaba prestarles los mas humildes servicios.

La humildad le hizo vencer la repugnancia que por su natural timidez sentía de presentarse a las personas de elevada posición social, ricas o acomodadas, para pedir limosna a favor de sus huerfanitos; la necesidad de socorrer a sus asilados y la persuasión que tenia de que, pidiendo limosna, hacia una gran obra de caridad a los mismos que la daban, dándoles ocasión de socorrer a los pobres, le hizo despreciar todo respeto humano.

Con los niños jugaba como si fuese uno de ellos; sabía que este sacrificio era uno de los más eficaces para ganarse el afecto de los jóvenes e insinuarse más fácilmente en sus almas.

Con gusto se detenía en la calle con niños sucios y harapientos y dejaba que lo acompañasen sin hacer caso del respeto humano, ni de las reprensiones que, a veces, personas de distinción le hacían por este motivo.

Cuando en el templo de María Auxiliadora, se sucedían con frecuencia emocionantes curaciones milagrosas, y el nombre de Don Bosco bendecido y aclamado estaba en boca de todos, impresionado por aquellos prodigios y no queriendo que fuesen atribuidos a su persona, se apresuraba a decir: ¡cuánta fe hay aun en nuestro pueblo!

¡Cuanta devoción a la santísima Virgen!

Al preguntarle alguno cómo hacia para llevar a cabo obras tan colosales como las que tenía entre manos con medios tan desproporcionados, contestaba:

“Sabed que en todo esto no entra para nada el pobre Don Bosco, es Dios nuestro Señor y su Santísima Madre los que lo hacen todo.
Cuando Dios quiere llevar a cabo una obra, su mayor Gloria exige que se conozca que es su mano poderosa la que la ejecuta, sirviéndose del instrumento más inútil e inepto.

Yo aseguro que si Dios nuestro Señor hubiese encontrado en la Arquidiócesis de Turín
un sacerdote mas pobre y mas miserable que yo, a ese y no a otro hubiese escogido como instrumento de las obras a que os referís y al pobre Don Bosco le hubiese dejado seguir su vocación de simple cura de aldea.”

Imitemos a este gran santo en la práctica de la humildad, si queremos gozar con él
de la feliz bienaventuranza; porque ha dicho nuestro Señor que si no nos hiciéremos como niños, no entraremos en el reino de los cielos.

SAN JUAN BOSCO LLEVA AL CIELO A UN NIÑO.

Cayó enfermo en los primeros días de febrero de 1888 un alumno del Oratorio de
Turín, y llegó a tal extremo de gravedad que se temía un funesto desenlace.
Avisada la familia, corrió su madre a la cabecera del enfermo, y obtuvo fácilmente
de los superiores permiso para asistirle mientras durara el peligro. Una mañana despiértase el niño sobresaltado, abre los ojos, los clava en un sitio con fijeza y luego mira hacia la puerta como si viese salir a alguno, vuélvese luego a su madre y le dice:
- ¿No le ha visto usted?
- ¿A quien?
- A Don Bosco.
- Yo no he visto a nadie.
- Pues ha estado aquí, y me ha dicho que, me prepare porque dentro de tres días
vendrá a buscarme para llevarme al cielo.
- ¿Morir tú, hijo mío? ¡Ah! no; tienes que venir a casa.
- ¿A qué? ¿Tal vez a asistir a ciertas escenas que usted bien sabe? ¿A oír tantas
blasfemias? No, no; es mejor que me vaya al cielo.

Oía la pobre mujer tan justos reproches, y no podía menos de dar la razón al niño;
pero su amor de madre no se resignaba a creer que su hijo muriera tan pronto. Dijo a este que le tocaba ser el ángel consolador de la familia, que su ejemplo debía convertir al padre; y, calificando de monomanía ka enfermedad del hijo, trató de curarlo, sacándolo del Oratorio.

Los superiores no podían oponerse a los deseos de esta madre; y a fin de que el niño
no careciera de asistencia espiritual y corporal, dieron a la pobre mujer una recomendación para el hospital.

El niño, al enterarse de la determinación de la madre, decía:
- ¿Para que me saca usted del oratorio? Se muere muy bien bajo el manto protector
de María Auxiliadora.
A la mañana siguiente, a pesar de la copiosa nieve que caía, la madre, inexorable,
hizo que el niño fuese llevado al hospital. Al llegar a este sitio alegrose mucho el muchacho al ver que estaban al frente del establecimiento de las Hermanas de la Caridad y llamando a una de ellas, le dijo:

- ¿Podré recibir mañana los santos Sacramentos?
- ¿Por qué tan pronto?
- Porque tiene que venir mañana Don Bosco a buscarme…
- No le haga usted caso – le interrumpió su madre – es una monomanía.

El niño se confesó, y comulgó al día siguiente con gran devoción, y espero tranquilo
su hora. Su madre le atendía cariñosamente y también esperaba.
Hacia el medio día, el niño se durmió, haciendo concebir risueñas esperanzas. Pero
despiértase hacia las tres de la tarde, mira hacia arriba, como si contemplara a una persona y dice:

- ¡Helo aquí! ¡Ya voy! ¡Ya voy! – y se durmió en el señor.

Corrió la madre y abrazó al hijo pero ya no estrechó entre sus brazos más que un
cadáver. No tardó mucho, sin embargo, en resignarse y en reconocer, ante los que habían asistido a la preciosa muerte de su hijo, que era deudora de un gran favor a San Juan Bosco.

ORACIÓN

Oh Dios que has suscitado a San Juan Bosco, confesor tuyo, como padre y maestro
de la juventud, y por él, mediante el auxilio de la Virgen Maria, has querido que floreciesen en tu Iglesia nuevas familias religiosas, concédenos, te lo suplicamos, que encendidos en el mismo fuego de caridad, busquemos únicamente la salvación de las almas y tu divino servicio.
Por los Meritos de nuestro Señor Jesucristo que contigo vive y reina en unión del espíritu santo. Así sea.

Padre nuestro, avemaría y gloria al padre…

San Juan Bosco Rogad por nosotros.

LAURA VICUÑA - (1891-1904)

VICUNA Beatificada el 3 de septiembre de 1988.

HOY CELEBRAMOS SU FIESTA

Sus amores: Jesús Sacramentado y María Auxiliadora. Es criada en la espiritualidad Salesiana.

De Chile a la Argentina

Laura Carmen Vicuña nació en Santiago de Chile, el 8 de abril de 1891 en el hogar de José Domingo y Mercedes Pino. Los Vicuña eran una familia chilena aristocrática, forzada al exilio por la revolución. Se refugiaron en Temuco, en una casa pobre, pero muy pronto después José Domingo murió repentinamente y Mercedes tuvo que refugiarse con sus dos hijas en Argentina. Fueron a vivir a Junín de los Andes. Mercedes conoció a Manuel Mora, bastante prepotente, con quien aceptó trabajar pero también vivir con él.

Pupilaje con las Hermanas

En 1900 Laura, junto con su hermana Julia Amanda, fueron de pupilas al colegio de las Hijas de María Auxiliadora. Era una pupila ejemplar: piadosa, escuchaba a las Hermanas, disponible para sus compañeras y siempre feliz y pronta para hacer sacrificios.

Muy devota de Santo Domingo Savio, a quien se parece en su amor puro a Jesús y a la Virgen. Murió joven como el.

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En los años siguientes ella hizo su Primera Comunión con el mismo fervor e ideales que Santo Domingo Savio, al que había tomado como modelo. Ingresó a la Asociación de las Hijas de María.

  • Dios mío, quiero amarte y servirte toda mi vida: por eso te doy mi alma, mi corazón, todo mi ser.

  • Quiero morir antes que ofenderte con el pecado: por eso desde hoy me alejaré de todo lo que me pudiera apartar de vos.

  • Propongo hacer cuanto sepa y pueda para que seas conocido y amado, y reparar las ofensas que recibís todos los días departe de los hombres, particularmente de las personas de mi familia. ¡Dios mío, dame una vida de amor, de sacrificio!

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    En oportunidad de que una Hermana estaba explicando el sacramento del matrimonio en catequesis, Laura empezó a comprender que su madre vivía en pecado y se desmayó. También lo comprendió porque durante las vacaciones en el campo, su madre le hacía rezar en secreto y nunca recibía los sacramentos. De ahí en más, Laura aumentó sus oraciones y sacrificios para la conversión de su madre. Durante las vacaciones de 1902, Manuel Mora amenazó la pureza de Laura; ella lo rechazó firmemente, hecha una furia.

    Solicitud denegada – plegaria por la madre

    Ella volvió al colegio como ayudante, porque él no le pagó más los estudios. Con todo su corazón pidió para ingresar como Hija de María Auxiliadora, pero le fue denegado porque su madre vivía en pecado. Ella ofreció su vida al Señor para la conversión de su madre; se volvió aún más sacrificada y con el consentimiento de su confesor, el Padre Crestanello, hizo los votos en privado. Consumida por los sacrificios y otras enfermedades a causa de Mora por haberlo rechazado nuevamente, en su última noche ella confesó: “Mamá, me estoy muriendo! Durante mucho tiempo le he ofrecido a Jesús mi vida por ti, para que vuelvas a Dios… Mamá, antes de morir, tendré la oportunidad de ver tu arrepentimiento?. Laura”.

    Laura no pide nada para ella y se propone, nada menos, que amar, servir, y evangelizar con toda su vida para conseguir todo eso.

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  • Respuesta a una plegaria

    Mercedes respondió: “Prometo que haré lo que me pides”. Con esta alegría, Laura murió la tarde del 22 de enero de 1904. Su cuerpo descansa en la capilla perteneciente a las Hijas de María Auxiliadora de Bahía Blanca. El 3 de setiembre de 1988, en el centenario de la muerte de Don Bosco, esta hija elegida, que había dado su vida por la virtud más amada del Maestro, fue proclamada Beata por Juan Pablo II.

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  • ORACION
    Señor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.