miércoles, 19 de mayo de 2010

Fátima llama a oración, penitencia y conversión, recuerda el Papa Benedicto XVI

En la Audiencia General de hoy que presidió en la Plaza de San Pedro ante miles de fieles, el Papa Benedicto XVI recordó su reciente viaje a Portugal, en donde rezó a los pies de la Virgen de Fátima acompañado de medio millón de personas, en ocasión del 10° aniversario de la beatificación de los pastorcitos Jacinta y Francisco, dos de los videntes de la Madre de Dios en la Cova de Iría. El Santo Padre recordó que desde este lugar María anima a la oración, la penitencia y la conversión.

1905

El Santo Padre afirmó que a lo largo de todo su viaje se sintió "sostenido espiritualmente" por su predecesor Juan Pablo II, "que visitó Fátima tres veces, dando las gracias a la "mano invisible" que lo liberó de la muerte durante el atentado del 13 de mayo, aquí en esta misma Plaza de San Pedro".

1889

Durante la Misa en Lisboa, la capital "de la que partieron a través de los siglos tantos misioneros para llevar el Evangelio a muchos continentes", el Papa animó a los diversos componentes de la Iglesia local a "una vigorosa acción evangelizadora en los distintos sectores de la sociedad, para ser sembradores de esperanza en un mundo marcado a menudo por la desconfianza" y en particular, exhortó a los creyentes a "anunciar la muerte y resurrección de Cristo, corazón del cristianismo, fulcro y apoyo de nuestra fe y causa de nuestra alegría".

1898

Benedicto XVI se refirió después a su encuentro con los representantes del mundo de la cultura en Belém, donde resaltó "el patrimonio de valores con que el cristianismo ha enriquecido la cultura, el arte y la tradición del pueblo portugués. En esta noble tierra, como en cualquier otro país profundamente influenciado por el cristianismo, se puede construir un futuro de entendimiento fraternal y cooperación con las otras instancias culturales, abriéndose recíprocamente a un diálogo sincero y respetuoso".

1892

En Fátima, "una ciudad marcada por una atmósfera de misticismo genuino en la que se siente de forma casi palpable la presencia de la Virgen", el Papa fue "un peregrino con los peregrinos" y depositó en la Cova de Iría ante María "las alegrías y esperanzas y también los sufrimientos del mundo entero".

1888

Asimismo, el Papa recordó las vísperas celebradas con los sacerdotes, religiosos, religiosas y diáconos de Portugal en la iglesia de la Santísima Trinidad, a quienes dio las gracias "por su testimonio a menudo silencioso y no siempre fácil y su fidelidad al Evangelio y a la Iglesia", invitándoles a seguir, con fidelidad y en este Año Sacerdotal, el "luminoso ejemplo del cura de Ars".

1886

Durante el rezo del Rosario con cientos de miles de personas en la noche del 12 de mayo, víspera de la primera aparición de la Virgen, el Santo Padre observó que "esa oración tan querida por el pueblo cristiano ha encontrado en Fátima un centro propulsor para toda la Iglesia y el mundo". "Podríamos decir que Fátima y el Rosario son casi sinónimos", agregó.

1901

En la solemne Misa del 13 de mayo, celebrada en la explanada de Fátima y a la que asistieron medio millón de personas, el Papa reafirmó que "el mensaje de Fátima, comprometido y al mismo tiempo consolador, está cargado de esperanza. Es un mensaje centrado en la oración, la penitencia y la conversión que se proyecta más allá de las amenazas, de los peligros y horrores de la historia, para invitar a la humanidad a confiar en la acción de Dios, a cultivar la gran Esperanza, a experimentar la gracia del Señor para enamorarse de Él, fuente del amor y de la paz".

1904

A las organizaciones de pastoral social, Benedicto XVI propuso "el estilo del Buen Samaritano para salir al encuentro de las necesidades de los hermanos más necesitados y para servir a Cristo promoviendo el bien común" y les recordó la urgente necesidad de defender la vida contra el aborto y el verdadero matrimonio formado por un hombre y una mujer.

1887

En la Eucaristía celebrada en Oporto, "la Ciudad de la Virgen", el Papa "recordó el compromiso de testimoniar el Evangelio en todos los ambientes, ofreciendo al mundo a Cristo resucitado para que toda dificultad, sufrimiento o miedo se transforme por el Espíritu Santo, en ocasión de crecimiento y de vida".

1897

Finalmente el Santo Padre señaló que "Sabiduría y Misión ha sido el lema de mi viaje apostólico a Portugal, y en Fátima la Virgen María nos invita a caminar con gran esperanza, dejándonos llevar por la sabiduría que viene de las alturas, que se ha manifestado en Jesús, la sabiduría del amor para traer al mundo la luz y la alegría de Cristo".

 

NOVENA A MARÍA AUXILIADORA. DÍA 5.

19 de mayo: por las Comunidades Católicas “oficiales”
Sepan desarrollar con fidelidad el ministerio que se les ha confiado “dando a César lo que es de César”, pero sin descender a componendas en lo que es de Dios y de su Iglesia.

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¡Queridos hermanos y hermanas!

En el corazón de mi visita pastoral a Génova, hemos llegado a la hora de la habitual cita dominical del Ángelus, y mi pensamiento vuelve naturalmente al Santuario de Nuestra Señora de la Guardia, donde esta mañana he estado en oración. Peregrino en ese oasis montano, allí se acercó muchas veces el Papa Benedicto XV, vuestro ilustre conciudadano, quien pidió que se colocara una reproducción de la querida imagen de la Virgen de la Guardia en los Jardines Vaticanos. Y como hizo mi venerado predecesor Juan Pablo II, en su primer viaje apostólico a Génova, también he querido iniciar mi visita pastoral con el homenaje a la celeste Madre de Dios, que desde lo alto del monte Figogna vela por la ciudad y por todos sus habitantes.

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La tradición relata que a Benedetto Pareto, inquieto porque no sabía cómo responder a la invitación de construir una iglesia en aquel lugar tan distante de la ciudad, la Virgen, en su primera aparición, dijo: «¡Confía en mi! Los medios no te faltarán. Con mi ayuda todo se resultará fácil. Mantén sólo firme tu voluntad». «¡Confía en mí!». Esto nos repite hoy María. Una antigua oración, muy querida a la tradición popular, nos permite dirigirle estas confiadas palabras, que hoy hacemos nuestras: «Acuérdate, oh Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a tu protección, implorado tu auxilio, reclamado tu socorro, ha sido abandonado». Es con esta certeza con la que invocamos la materna asistencia de la Virgen de la Guardia sobre vuestra comunidad diocesana, sobre sus Pastores, las personas consagradas, los fieles laicos: los jóvenes, las familias, los ancianos. A Ella le pedimos que vele, de manera especial, por los enfermos y todos los que sufren, y que haga fructíferas las iniciativas misioneras que están en marcha para llevar a todos el anuncio del Evangelio. A María confiamos juntos toda la ciudad, con su variada población, sus actividades culturales, socales y económicas; los problemas y los desafíos de nuestro tiempo, y el empeño de cuantos cooperan por el bien común.

Amplio ahora mi mirada a toda Liguria, constelada de iglesias y santuarios marianos, puestos como una corona entre el mar y las montañas. Junto a vosotros doy gracias a Dios por la fe robusta y tenaz de las generaciones anteriores que, en el curso de los siglos, han escrito páginas memorables de santidad y de civilización humana. Liguria, y en particular Génova, es desde siempre una tierra abierta al Mediterráneo y al mundo entero: ¡cuántos misioneros partieron de este puerto hacia América y otras lejanas tierras! ¡Cuánta gente de aquí ha emigrado a otros países, pobre tal vez de recursos materiales, pero rica en fe y en valores humanos y espirituales que después ha trasplantado en los lugares de arribo! Que María, Estrella del mar, siga brillando sobre Génova; que continúe María, Estrella de la esperanza, guiando el camino de los genoveses, especialmente de las nuevas generaciones, a fin de que sigan, con su ayuda, la ruta justa en el mar frecuentemente tempestuoso de la vida.

                                                     SU SANTIDAD  BENEDICTO XVI