Panamá, lunes 19 de julio 2010.- El primer acontecimiento de este día (si se le puede llamar día) tuvo un cierto aire de clandestinidad. Unos cuantos selectos fuimos invitados en voz baja a asistir al cambio de urna. Los jefes habían decidido que era mejor trasladar a Don Bosco en la urna elegante que hacía poco había llegado.
Unos minutos antes de medianoche nos congregamos en la Basílica. Los últimos devotos fueron invitados a retirarse. Los elegidos quedamos allí, mal disimulando un airecillo de complicidad. Sacamos rodada la urna simple que hasta entonces había estado en uso. Los técnicos de la urna procedieron a instalarla en el camioncito acondicionado al efecto. No fue una operación fácil. Todo se hace con cuidada lentitud, evitando cualquier mínimo riesgo.
Ya dentro y asegurada fuertemente, la acompañamos en una comitiva modesta hasta el Instituto Técnico. La ciudad, que de día es un torrente febril, a esas horas dormía. Llegados al Técnico, comenzó la parte peliaguda: bajar la urna, levantarla entre dos fuertes soportes, desatornillarla, quitarle las llantas, sacar la imagen de Don Bosco y trasladarla a la nueva urna, ajuste de tornillos, puesta de llantas, subida al camión. Cada paso era filmado. El equipo técnico sabía bien su oficio. Los invitados conteníamos la respiración en algún momento tenso. Todo el procedimiento se desarrolló en tres largas horas. Lo cual es mucho decir, pues todos habíamos transcurrido una jornada intensa y la fatiga de la hora era evidente.
Con las primeras luces del día, se abrió la Basílica para que los devotos pudieran desfilar a gusto junto a Don Bosco. A las nueve de la mañana se celebró la eucaristía a la que estaban invitados alumnos y maestros de los centros escolares de la ciudad. La presidió el inspector, P. Luis Corral.
A las once, otra solemne misa, presidida por el cardenal Oscar Rodríguez. Asistieron personalidades del gobierno y del cuerpo diplomático.
La tercera misa se celebró a las seis de la tarde con asistencia de la Familia Salesiana. De nuevo fue presidida por el P. Luis Corral.
Entre misa y misa, los fieles devotos desfilaban piadosamente junto a la urna. Los rostros y las miradas eran de sobra elocuentes. Una emocionada oración silenciosa de apenas un minuto escaso valía el largo viaje emprendido o la larga espera para estar junto al Santo panameño.
El martes 20 será el último día de Don Bosco en Panamá. A las 9.00 am se celebrará la misa con la asistencia de obispos, sacerdotes y consagrados. Al terminar, será llevado al aeropuerto para comenzar la visita a Costa Rica. El equipo de comunicación viajará de mañanita para esperarlo en ese segundo país.
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