PANAMA, Domingo 18 de julio 2010.- Hoy ha sido el encuentro masivo de los fieles de Don Bosco con su amado Santo. Dos circunstancias han favorecido la afluencia de devotos. Una, que es domingo. Otra, que el encuentro es en la Basílica Don Bosco, donde nació la multitudinaria devoción al Santo de los jóvenes y donde se revitaliza cada 31 de enero. Podría indicarse una tercera razón: el clima templado, algo raro en Panamá.
A media mañana llegó la urna a la Basílica precedida por un estrépito de sirenas de los vehículos de escolta. Ya la esperaba un abigarrado grupo en la avenida del frente cerrada al tráfico para la ocasión. Tantos uniformes de tantos colores: polícias, bomberos, escolta militar, bandas musicales...
Antes de entrar a la basílica, Don Bosco prefirió ir al patio interno donde lo esperaban los niños. Curiosa coincidencia: hoy se celebra en Panamá el día del niño. Los pequeños artistas se lucieron con sus ingenuas actuaciones artísticas. Casi se le podía oír a Don Bosco: Entre ustedes me encuentro bien.
A medio día se celebró la misa grande en la iglesia donde fue imposible que entraran todos. Una misa con la elegancia de una liturgia impecable, con ministros bien entrenados para todos los oficios que la celebración demandaba, con cantos vivaces al ritmo panameño.
Terminada la misa, Don Bosco quedó a disposición del gentío, que pudo desfilar a su aire junto a la urna para tener un contacto cercano con el querido Santo, a quien han amado como en ningún país del mundo.
4.00 pm: comienza la esperada procesión, ya legendaria en Panamá. Es una multitud tranquila que tiene como punto de honor escoltar a Don Bosco en su paseo triunfal por las calles cercanas. Cada año acompañan una imagen. Esta vez no. Se trata de la insigne reliquia de la que todo el mundo quiere estar informado. Y ese rostro, idéntico al Don Bosco viviente, calcado el día de su muerte.
La procesión es todo un acontecimiento religioso y cultural en Panamá. Son miles los participantes. Sin contar con otros muchos que se asoman por las ventanas de los altos edificios.
¿Cómo logran resistir la fatiga de tan extenuante ejercicio señoras mayores de edad, algunas renqueantes, otras con el peso de la edad? Los niños en cambio caminan con paso divertido. Los hombres marchan erguidos y ufanos. Los jóvenes asumen el aire de ser los dueños del evento.
A medianoche se hará, dentro de la basílica, con un toque esotérico, el cambio de urna. La urna simple, en que venía, cederá el lugar a otra más artística y pesada. Se quiere que en Centro América Don Bosco viaje con la elegancia propia del acontecimiento.
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