lunes, 18 de agosto de 2008

Benedicto XVI exhorta a superar racismo y toda división entre los seres humanos

Ayer al medio día miles de fieles y peregrinos se dieron cita en Castelgandolfo para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana exhortó a los presentes a trabajar porque la sociedad supere todo racismo, intolerancia y exclusión en el respeto de la dignidad humana.

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El Santo Padre animó luego a recordar la "gran responsabilidad de la comunidad eclesial, llamada a ser un hogar para todos, signo e instrumento de comunión para toda la familia humana".

"Qué importante es, sobre todo en nuestros tiempos, que toda comunidad cristiana profundice cada vez más esta conciencia, para poder así también ayudar a la sociedad civil a superar toda posible tentación de racismo, de intolerancia y de exclusión, y a organizarse con opciones respetuosas de la dignidad de cada ser humano", continuó.

El Pontífice hizo notar que "lamentablemente en diversos países se registran nuevas manifestaciones preocupantes de éste, vinculadas frecuentemente a problemas sociales y económicos, que no pueden justificar el desprecio y la discriminación racial. Oramos para que en todo lugar crezca el respeto por cada persona, junto a la conciencia responsable de que solamente en la acogida recíproca de todos es posible construir un mundo signado por una justicia auténtica y paz verdadera".

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Responsabilidad de conductores

Seguidamente el Papa llamó la atención sobre los "numerosos y graves accidentes automovilísticos" que ocurren cada vez con más frecuencia en las carreteras del mundo, resaltando en primer lugar que "no debemos acostumbrarnos a esta triste realidad. Demasiado precioso es, en efecto, el bien de la vida humana y demasiado indigno del hombre es morir o encontrarse inválido por causas que, en la mayor parte de los casos, se podrían evitar".

"Es necesario –continuó– un mayor sentido de responsabilidad. Ante todo por parte de los automovilistas, porque los accidentes se deben frecuentemente al exceso de velocidad y a los comportamientos imprudentes. Conducir un vehículo por las vías públicas requiere de sentido moral y sentido cívico. Para promocionar este último es indispensable el trabajo constante de prevención, vigilancia y represión por parte de las autoridades competentes".

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Tras haber exhortado a los cristianos a hacer "un examen de conciencia personal sobre la propia conducta de automovilistas" y pedir que "las comunidades eduquen asimismo a todos a considerar el conducir un campo donde defender la vida y ejercitar concretamente el amor del prójimo", Benedicto XVI inició el rezo del Ángelus y terminado este saludó a los peregrinos en diversos idiomas.

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