viernes, 29 de febrero de 2008

Visita ad limina apostolorum de los Obispos Salvadoreños

El Santo Padre pidió luchar por la unidad de la familia y rescatar los valores perdidos.

Entre ellos se encuentra Mons. Elías Bolaños SDB (Tercero de derecha a Izquierda).



El Papa Benedicto XVI ha compartido con los obispos salvadoreños, que lo visitaron esta semana como parte de la llamada "ad limina apostolorum", la preocupación por los altos índices de violencia, el incremento de la migración que padece El Salvador y ratificó la importancia de poner énfasis en el diálogo, la concordia y el respeto a los valores y la familia.
Los 11 obispos salvadoreños, que forman la Conferencia Episcopal de El Salvador (CEDES), deben visitar al menos una vez cada cinco años al Papa para revisar los principales temas de la Iglesia local en relación con la Iglesia universal.

Durante el encuentro, que finalizó con un discurso del Papa que fue respondido por una alocución por parte del presidente de la CEDES, el arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, se tocaron temas como que la violencia es el problema más grave que padecen los salvadoreños, consecuencia de otras lacras sociales mayores, como la pobreza y la pérdida de valores.

El Papa citó la carta pastoral de la CEDES de 2005, para referirse a la violencia.

"En efecto, la familia es un bien indispensable para la Iglesia y la sociedad, así como un factor básico para construir paz". En este contexto, Benedicto XVI ha exhortado a los obispos salvadoreños a seguir impulsando la pastoral familiar y de la juventud.

"Frente a la pobreza de tantas personas, se siente como una necesidad ineludible la de mejorar las estructuras y condiciones económicas que permitan a todos llevar una vida digna", expresó el Benedicto XVI, quien mantuvo el encuentro con los prelados, tras haberse reunido personalmente con ellos en los días pasados y de haber leídos sus informes, redactados con motivo de la quinquenal visita al Papa y la curia del Vaticano.

En su discurso, en respuesta a las palabras que le había dirigido monseñor Sáenz Lacalle, el Santo Padre constató cómo los corazones de los obispos "se conmueven al contemplar las graves necesidades del pueblo que os ha sido encomendado, y al que queréis servir con amor y dedicación".

Acto seguido, Benedicto XVI aclaró que la pobreza, como carestía de bienes materiales, es tan sólo uno de los componentes que marcan la vida de cualquier ciudadano. La infelicidad, reiteró, también es consecuencia de una pobreza aún peor, la de la falta de valores y la ausencia de Dios.

"No se ha de olvidar que el hombre no es un simple producto de las condiciones materiales o sociales en que vive: Necesita más, aspira a más de lo que la ciencia o cualquier iniciativa humana puede dar. Hay en él una inmensa sed de Dios", recomendó.

La familia, clave

En su mensaje, el Papa reiteró la necesidad de mantener unida a la familia, ya que es un bien indispensable tanto para la iglesia como para la sociedad.

Por ello, instó a la Iglesia de El Salvador a empeñarse para ofrecer a los jóvenes "una sólida formación espiritual y afectiva (...) que les permita vivir con coherencia los auténticos valores del matrimonio y de la familia, como la ternura y el respeto mutuo, el dominio de sí, la entrega total y la fidelidad constante".

Benedicto XVI también valoró la labor del arzobispo Oscar Arnulfo Romero, asesinado hace 28 años mientras celebraba misa, y cuyo proceso de beatificación comenzó en 1994.

Mons. Arnulfo Romero, Pastor lleno de amor:

"El Evangelio, llevado allí por los primeros misioneros y predicado también con fervor por pastores llenos de amor de Dios, como Óscar Arnulfo Romero, ha arraigado ampliamente en esa hermosa tierra, dando frutos abundantes de vida cristiana y de santidad", dijo el Papa.


El Pontífice terminó su discurso implorando sobre todos los salvadoreños "la constante protección de la Virgen María Reina de la Paz, Patrona de El Salvador".

Durante su estadía en Roma, los obispos salvadoreños han realizado otras valoraciones acerca de la realidad salvadoreña, como la emigración de cientos de salvadoreños hacia el exterior, lo que ha provocado la desintegración de las familias y otros problemas sociales.

La representación salvadoreña también ha realizado un balance acerca de las iniciativas que han impulsado en El Salvador, como la reformas a la Constitución de la República para garantizar el pleno respecto a la vida, con lo que se le cierra la puerta a cualquier aborto.

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