jueves, 28 de febrero de 2008

BUENAS NOCHES A LOS CAPITULARES

28 de Febrero.

Queridos Hermanos Capitulares:

En estas buenas noches os hablaré de la santidad en la Familia salesiana.



1. Santos en la familia salesiana, ha escrito recientemente el Rector Mayor en la preparación de un librito, dedicado a este mismo tema; y añadió en seguida: “Mucho más que el simple título de un libro, esta expresión representa un férvido deseo, mientras indica la vocación fundamental de todos los que– en todas las partes del mundo – participan en la gran familia suscitada por el Espíritu a través del carisma de san Juan Bosco”.

2. Con espíritu de humilde gratitud debemos reconocer que el Señor ha bendecido de manera extraordinaria a nuestra familia. No han pasado todavía 120 años de la muerte del Fundador, y sin embargo este mismo camino de santidad, que todos estamos invitados a recorrer, aparece indeleblemente marcado por las huellas de 160 Grandes ya glorificados, o encaminados hacia el honor de los altares: se trata – para ser precisos – de 8 santos, 116 beatos, 8 venerables y 28 siervos de Dios.
Éste es, ciertamente, el sello más nítido que la Providencia de Dios ha querido estampar en la historia, para proclamar la perenne validez del carisma educativo de san Juan Bosco.

3. Debemos preguntarnos honradamente, queridos Hermanos, si por nuestra parte somos plenamente conscientes de todo esto y, sobre todo, si en nuestro trabajo educativo sabemos valorar eficazmente este extraordinario patrimonio de hombres y mujeres, que el sistema pedagógico de don Bosco ha conducido en el camino de la santidad, haciendo obras de arte de humanidad y de gracia.
En todo caso, el momento presente es más propicio que nunca para caminar en esta dirección. Tal vez hoy más que ayer, en efecto, advertimos como educadores la decisiva fuerza impulsora del testimonio.
Verba volant, exempla trahunt. Desde Pablo VI hasta Benedicto XVI, pasando por el pontificado de Juan Pablo II y el Gran Jubileo del Dos mil, la Iglesia ha trazado ya una verdadera “teología del testimonio”, que – si todavía espera ser sistematizada debidamente en su estatuto teológico – sin embargo interpela con urgencia a pastores, catequistas y educadores.

4. Si observamos bien, la vida de cada uno de estos 160 Grandes ilustra un aspecto característico de nuestro carisma, es decir, de la caridad pastoral por la que Don Bosco imploraba: “Da mihi animas, cetera tolle”.
Así nuestros santos son la enciclopedia más rica y más verdadera del sistema preventivo. Nos corresponde a nosotros consultarla de modo inteligente y creativo. ¿De qué manera? Así:
- Esforcémonos nosotros mismos en imitar a nuestros santos.
- Hagámoslos conocer cada vez más.
- Propongámoslos a nuestra gente, y sobre todo a nuestros jóvenes, como valiosos modelos de vida;
- Promovamos eficazmente su intercesión.

5. Volvamos de este modo al apasionado auspicio del Rector Mayor, del que hemos partido: que por el mismo camino de carisma y santidad vayamos a encontrarnos también nosotros, junto a esta “gran nube de testigos” (Hebreos 12,1), canonizados o “anónimos”.
Porque, al final, es ésta la única cosa que cuenta de verdad – y ésta es “la meta alta”, hacia la que debéis orientar el camino de la Congregación con vuestro trajo de Capitulares –: “Sed santos, porque yo, el Señor Dios vuestro, soy santo” (Levítico 19,2).


¡Buenas noches!

Don Enrico dal Covolo
Postulador de la Causa de los Santos

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