Rector Mayor de 1932 a 1951
Como cuarto sucesor de Don Bosco dirigió la Congregación Salesiana durante casi veinte años.
Hombre de extraordinarias dotes de inteligencia y de gobierno, dio un gran impulso a la formación espiritual y profesional de los salesianos, al desarrollo de los Institutos de cultura superior, de los que queda como monumento la Universidad Pontificia Salesiana (UPS), al incremento de cualificadas Escuelas de Trabajo, a una intensificada expansión misionera, a la animación catequética y apologética, a las empresas editoriales y a los “maas media” y a otras numerosas grandes iniciativas.
En atenta fidelidad al espíritu de Don Bosco, tuvo un excepcional temple de religioso y de organizador.
Dos veces recorrió el mundo entero, llevando a todas partes la altura de sus directrices, la gran comprensiòn del corazón, el incremento vocacional entre los nativos y la solicitud entre los emigrados.
Multiplicó los institutos profesionales, asegurándoles en todas partes el personal técnico especializado.
Pero dirigió sus solicitudes a toda la Congregación, hasta el punto de ver duplicados en el curso de pocos años los profesos y siempre en rigurosa coherencia con los orìgenes.
El corazón y el espíritu lo llevaron, clandestinamente, incluso más allá de las líneas de la revoluciòn española en los años Treinta, para confortar y animar a los hermanos.
Fue también autor de apreciadas publicaciones.
Su obra editorial y social resplandece, entre otras, en una Biblioteca Agraria Solariana de 140 volúmenes, donde desde los tiempos de su gobierno religioso en España mantuvo actualizadas las ideas corrientes en el campo de la agricultura.
Escribió para obreros y para empresarios.
Publicó otras obras significativas a lo largo de toda su vida, dando prioridad al Don Bosco Educador que alimentaba no con la simple teoría, sino con la práctica.
Su pensamiento: cuando estalló la guerra (1941), él ordenó que en todas las Inspectorías salesianas hubiese una casa para los jòvenes huérfanos o prófugos, y que en cada instituto fuesen acogidos gratuitamente algunos menores necesitados...
Las benemerencias de Don Pedro Ricaldone fueron reconocidas en Italia con la concesiòn de la “Estrella de Oro” al mérito rural y de la “Estrella de Oro” al mérito de la escuela.
Mejores estrellas aún brillan en su cielo, encendidas por su caridad y por el vivo reconocimiento del mundo entero.
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