jueves, 7 de febrero de 2008

Miércoles de Ceniza en la Congregación de los Jesuitas.




Una pareja de turistas estaba buscando dónde celebrar el miércoles de ceniza en el centro de Roma.
Al ver que un gran número de gente entraba en la iglesia de San Ignacio, se animaron a seguir a la multitud.

Sólo entonces se dieron cuenta de que había más de 200 curas sentados en los bancos y aún más llegando. Entonces preguntaron “Sabemos que hoy es miércoles de ceniza, pero ¿aquí se está celebrando algo más?

De hecho sólo unos pocos parroquianos celebraron el comienzo de cuaresma con los congregados.
Allí estábamos no sólo los miembros de la congregación, sino también los miembros del equipo de apoyo, y un considerable número de los jesuitas residentes en Roma.

Había también un gran número de estudiantes jesuitas, incluyendo una gran corte de diáconos que ayudaron en la celebración. La misa fue presidida por el Asistente para África, el Padre Jean Iboudo.

Su homilía remarcó con profundidad el sentido de la cuaresma en nuestro mundo actual y en concreto su significado en el contexto de la Congregación General.

Tras sus palabras, toda la congregación y los acompañantes se dispusieron a recibir la ceniza en la frente a manos de más de 10 sacerdotes.

Durante la larga procesión final, muchos de los presentes descubrieron cómo el Padre Adolfo Nicolás había escogido un discreto lugar entre los concelebrantes.








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