jueves, 17 de agosto de 2017

¿Cómo saber a qué me llama Dios?

Uno de los grandes retos que deberás enfrentar en tu vida es el de encon­trar tu lugar en la sociedad y en la Iglesia.
Para ti, que buscas tu vocación, te propongo 7 pasos que te pueden ayu­dar a discernir el proyecto de Dios sobre tu vida.

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1. Ora ¿Qué debo hacer, Señor? (Hch 22,10).
La vocación no depende sólo de ti, sino también de Dios. Por eso, para descubrirla y tener la valentía para seguirla, hace falta el diálogo con Jesús.

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2. Presta Atención. “Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por ahogarlo, no podía” (Jer 20,9)
Para poder descubrir lo que Dios quiere de ti, hace falta aprender a escuchar, experimentar, darte cuenta de tus deseos, miedos, inquietudes, proyectos. Para eso necesitas ahondar en torno a ti y en tu interior. Escúchate a ti mismo y a personas que desean tu bien. ¿A qué se inclina tu corazón? ¿Por qué te atrae este o el otro estado de vida? Aprende a mirar a tu alrededor e interpretar los signos de Dios.
Sólo si aprendes a escuchar, a mirar y estar atento, podrás descubrir los signos de la llamada de Dios. En esta etapa podrás llegar a decir: “Tal vez Dios me está llamando a la vida religiosa, o al matrimonio o a vivir como laica o laico comprometido.”


3. Tranquilízate. Acuérdate que no estás decidiendo hoy hacer un compromiso para toda la vida. Simplemente estás explorando la posibilidad de este camino en la vida. A veces, al comenzar el discernimiento vocacional, nos llenamos de todo tipo de temores. Es normal experimentar cierta ansiedad en esta etapa. Conviene confrontar esos temores directamente con la ayuda de la dirección espiritual. Si no, te pueden paralizar.


4. Infórmate. Los caminos para realizar la vocación son muy diversos. No es suficiente querer ser feliz y pensar que se está escogiendo el mejor camino. Es conveniente explorar, conocer los diferentes tipos de vocación, consulta a personas que puedan orientarte y hablarte un poco de cada una. Recuerda que esta información no puede condicionar tú opción, al contrario debe ampliar tus horizontes y proporcionarte elementos valiosos para hacer un discernimiento claro y sereno.

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5. Conoce. Si es posible conoce matrimonios que vivan una verdadera vida como esposos y como padres, acércate a comunidades religiosas y/o sacerdotales, pasa unos días con la comunidad. Visita tu parroquia y conoce los apostolados que realizan en bien de los más pobres y necesitados. Esto te permite conocer de primera mano las distintas vocaciones y tener una idea más clara de cada una.

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6. Ve tomando tu propia decisión o al menos descartando aquel camino vocacional que tal vez no elegirías. Durante el tiempo de discernimiento puede ayudar un acompañamiento espiritual. También puedes leer libros que te orienten acerca del camino que posiblemente vayas a elegir.
Decidir seguir adelante en el camino vocacional es difícil. Ante una posible o primera opción tal vez sentirás tus miedos, incertidumbres y limitaciones. Como el profeta Jeremías dirás, “¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho!” (lee Jer 1,7) Y sin embargo, con todas tus limitaciones, a lo mejor Dios te está llamando. No seguir adelante en el proceso equivale a decidir que no quieres continuar en la búsqueda de la voluntad de Dios para tu vida.

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7. Concreta tu decisión a cada paso en la acción. No esperes una visión o una comunicación extraordinaria de Dios; ni te dejes vencer por el miedo. Pon los medios que estén a tu alcance para realizar lo que vas descubriendo como la voluntad de Dios en tu vida.

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