Muy queridos amigos y amigas:
Me alegra dirigir a cada uno de ustedes un saludo cordial, en ocasión del Vigésimo Quinto aniversario de Iglesia Joven. Dirijo también un afectuoso saludo a quienes organizan esta celebración y a las delegaciones llegadas desde México, Guatemala, Costa Rica. Estén seguros que espiritualmente también habrá delegaciones llegadas desde otras partes del mundo.
“Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.”( I Corintios 12,3b-7.12-13)
Estas palabras de San Pablo también se dirigen a nosotros hoy en este día de fiesta. ¡Cuántos hombres y mujeres hemos escuchado estas palabras a lo largo de la historia! ¡Cuántos corazones juveniles se han enardecido ante estas afirmaciones del apóstol de los gentiles! En este contexto festivo, hemos de dar gracias a Dios por los dones y carismas suscitados en su Iglesia para el anuncio del evangelio. Reconocemos que todo cuanto ustedes han vivido en su tiempo de formación ha sido una moción del Espíritu. Como Iglesia Universal, no podemos olvidar la historia. En la historia de los pueblos encontramos su propia identidad. En la historia de la Iglesia encontramos lo que nos identifica: martirio, confesión de la fe, persecución, fidelidad y por qué no mencionarlo, también encontramos traición al mismo mensaje evangélico.
Celebrar estos Veinticinco años de Iglesia Joven también implica volver nuestra mirada a la historia. Una historia nacida en Pentecostés para una Iglesia particular que padecía persecución, que muchas veces era mal interpretada, y que vivía sus gozo y esperanzas en medio de una guerra civil. En ese contexto tan desalentador, el Señor Jesus suscito carismas por medio de sus Espíritu para alentar a una juventud que vivía en medio de signos de muerte. Damos gracias a Dios por el valor y por la docilidad a las nociones del Espíritu de Don Coro. Como hijo de un Padre sonador, también P. Coro, también creyó en la posibilidad de que los jóvenes son capaces de transmitir su alegría a otros jóvenes. Por eso Iglesia Joven vive su carisma de ser evangelizadora en el contexto juvenil.
Mis queridos amigos, para ustedes los retos no son menos que hace veinticinco años atrás. Les pregunto ¿acaso puede cada uno de ustedes resignarse a vivir en medio de una sociedad que clama por ideales de verdad, justicia, paz, reconciliación, perdón y respeto? Creo que no. Ser miembros vivos de la Iglesia implica también asumir nuestro papel de evangelizadores pastores “para el bien común”. Me alegra saber que muchos de ustedes ya son padres de familia, otros trabajan honradamente para ganarse el pan de cada día, otros siguen echándole ganas al estudio… Ahí donde te toca vivir estas invitado fructificar. Haz recibido mucho, la invitación es para que des mucho.
Finalmente, al igual que Don Bosco, también yo les digo que cerca o lejos siempre les tengo presente en mi oración y aprecio. Juntos aprendimos a caminar los caminos del Espíritu; juntos aprendimos las lecciones de la fe, esperanza, y caridad. Agradezco personalmente a todos ustedes porque me permitieron sembrar junto a ustedes la semilla del Reino. También agradezco a Dios por el don de la amistad surgido de este servicio pastoral.
Nunca olviden mis queridos no tan jóvenes amigos, que ustedes son responsables de su futuro. No pierdan la fe. Estén siempre alegres y no tengan miedo de abrir su corazón y sus familias a Cristo. El les enriquecerá con sus dones. Que María Santísima Auxiliadora, cuya fiesta celebraremos en unos días, sea para cada uno de ustedes motivo de alegría y modelo de apóstol fiel.
Les envío un fuerte abrazo en el Corazón de Cristo.
Muchas Felicidades!!!!
+ David Vela.
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