lunes, 10 de mayo de 2010

María es Madre y modelo de la Iglesia, dice el Papa Benedicto XVI

Miles de fieles y peregrinos se dieron cita ayer al mediodía en la Plaza de San Pedro para rezar el Regina Coeli con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias definió a la Virgen María como protagonista del inicio de la comunidad cristiana.

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“Mayo pertenece siempre al Tiempo de Pascua, del desvelarse del misterio de Cristo en la luz de la Resurrección y de la fe pascual; es el tiempo de la espera del Espíritu Santo, que descendió con potencia sobre la Iglesia naciente en Pentecostés”, dijo el Pontífice.

Resaltando que este mes está dedicado por la Iglesia a la Virgen María, el Papa la definió como la “flor más bella de la creación, la ‘rosa’ surgida en la plenitud de los tiempos, cuando Dios, mandando a su Hijo, donó al mundo una nueva primavera”.

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Para el Papa, María es también “la protagonista, humilde y discreta, de los primeros pasos de la Comunidad cristiana: María está en el corazón espiritual, porque su misma presencia entre los discípulos es memoria viviente del Señor Jesús y signo del don de su Espíritu”.

Comentando el Evangelio de hoy, el Santo Padre resaltó en la Madre de Dios, aquella persona que “observó en primer lugar y plenamente la palabra de su Hijo, demostrando así amarlo no solo como madre, sino también como sierva humilde y obediente”.

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“Ahí, donde Jesús promete a sus amigos que el Espíritu Santo los asistirá ayudándolos a recordar cada una de sus palabras y comprenderla profundamente, ¿cómo no pensar en María, que en su corazón, templo del Espíritu, meditaba e interpretaba fielmente todo aquello que su Hijo decía y hacía?”, agregó, destacando también la figura de María como “Madre y modelo de la Iglesia”.

Terminando sus palabras introductorias, Benedicto XVI recordó brevemente su próximo viaje a Portugal, cuya meta será Fátima en ocasión del décimo aniversario de la beatificación de Jacinta y Francisco.

Seguidamente rezó el Regina Caeli, saludó a los presentes en diversos idiomas e impartió su Bendición Apostólica.

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En su saludo en español, el Santo Padre se dirigió de manera particular "a los grupos de varias parroquias de Granada y de Málaga. En este domingo del tiempo pascual, la liturgia nos invita a vivir el amor a Cristo, que se concreta en la escucha y el cumplimiento de su palabra".

"Una palabra que sigue encendiendo los corazones e iluminando la vida de fe, por la acción del Espíritu Santo, verdadero guía permanente de la Iglesia. Pidamos a la Santísima Virgen María que nos ayude a acoger con gozo los dones que él nos da. Feliz domingo", finalizó.

 

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