martes, 22 de septiembre de 2009

La pureza es el reflejo transparente de Dios en el alma humana, dice el Papa

Miles de fieles y peregrinos se dieron cita el pasado domingo al mediodía en Castel Gandolfo para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien al introducir la oración mariana hizo un llamado a buscar la sabiduría del corazón que nos desintoxica de la escoria de la mentira y del egoísmo.

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Meditando en la Epístola de Santiago, el Papa hizo notar la “descripción de la verdadera sabiduría” resaltando los siete atributos que a ésta vienen dados: “pura; y además, pacífica, benévola y conciliadora; está llena de misericordia y dispuesta a hacer el bien; es imparcial y sincera… siete cualidades que resaltan la perfección de la auténtica sabiduría y los efectos positivos que esta produce”.

“Como primera y principal cualidad, cual premisa de las otras, Santiago cita la 'pureza', es decir la santidad, el reflejo transparente de Dios en el alma humana”, continuó.

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Benedicto XVI agregó que ésta “no necesita imponerse con la fuerza, porque posee el vigor invencible de la verdad y del amor, que se afirma en sí. Por ello es pacífica, benévola y conciliadora; es imparcial, no recurre a mentiras; es indulgente y generosa, se reconoce por sus frutos de bondad que suscita en abundancia”.

Más adelante, el Santo Padre exhortó a cuantos están llamados a “ser promotores de paz en las comunidades religiosas y civiles, en las relaciones sociales y políticas y en las relaciones internacionales” a buscar y tomar de la “fuente incontaminada del amor de Dios la sabiduría del corazón que nos desintoxica de la escoria de la mentira y del egoísmo”.

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“En nuestros días, tal vez por ciertas dinámicas propias de las sociedades de masa, se constata una falta de respeto por la verdad y por la palabra dada, junto a una difundida tendencia a la agresividad, al odio y a la venganza”, agregó.

El Pontífice recordó que “para hacer obras de paz es necesario ser hombres de paz, poniéndose a la escuela de la sabiduría que viene del alto”, para asimilar las cualidades y producir los efectos.

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Pidamos a Dios con confianza la sabiduría del corazón, por intercesión de aquella que acogió en su vientre y generó la Sabiduría hecha carne, Jesucristo, nuestro Señor”, concluyó el Papa. A continuación rezó el Ángelus y seguidamente saludó a los presentes en diversos idiomas.

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