lunes, 12 de mayo de 2008

La Familia Salesiana reza a María Auxiliadora por la China

MENSAJE DEL RECTOR MAYOR DE LOS SALESIANOS.

Queridísimos Hermanos, Hermanas Hijas de María Auxiliadora, Miembros todos de la Familia Salesiana:

Os saludo de corazón en esta Solemnidad de Pentecostés, invocando sobre vosotros el don por excelencia del Señor Resucitado: el Espíritu Santo. Él nos haga conscientes de nuestra dignidad de hijos e hijas de Dios, nos haga fuertes en la lucha contra el mal personal y social, nos haga disponibles para colaborar en la construcción del Reino de Dios.

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En esta circunstancia viene naturalmente a la memoria la escena descrita por Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Éstos, después de la Ascensión del Señor, se encuentran reunidos esperando la efusión del Espíritu Santo: “Todos ellos (los Apóstoles) se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos” (1,14). Así me gusta imaginarme a la Familia Salesiana, hecha de apóstoles, recogidos alrededor de María, la experta en el Espíritu, que nos enseña cómo escucharlo, acogerlo y dejarnos guiar por Él.

Nuestro tiempo se nos presenta complejo y difícil. Pero ¿cuándo han sido fáciles los tiempos? Podemos decir más bien que los tiempos difíciles son los tiempos de María, mujer fuerte, de fe templada, madre solícita y guía valiente. Lo había intuido Don Bosco cuando, en tiempos calamitosos y erizados de obstáculos para la Iglesia, había propuesto la devoción a la Auxilium Christianorum como áncora de salvación para los creyentes y fuente de vida espiritual para sus jóvenes, para sus educadores y educadoras. Nos lo recuerda hoy, con feliz intuición, el Santo Padre Benedicto XVI que señala a la Virgen Auxiliadora como madre que invocar para que la Iglesia china pueda superar los desafíos comprometedores que tiene que afrontar: reconciliación y unión en el seno de una Comunidad dividida, la superación de humillantes controles por parte del gobierno y la concesión de una verdadera libertad de religión. El Papa pide a los católicos chinos confiarse precisamente a Ella, la Auxiliadora venerada en el santuario de Sheshan, cerca de Shanghai, e invita a los católicos de todo el mundo a unirse el 24 de mayo de cada año en una jornada de oración por la Iglesia en China.

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“Queridísimos Pastores y fieles todos, el día 24 de mayo está dedicado a la memoria litúrgica de la Bienaventurada Virgen María, Auxilio de los Cristianos, la cual es venerada con tanta devoción en el santuario mariano de Sheshan en Shanghai (…).

Deseo que esa fecha sea para vosotros una jornada de oración por la Iglesia en China. Os exhorto a celebrarla renovando vuestra comunión de fe en Jesús Nuestro Señor y de fidelidad al Papa, rezando para que la unidad entre vosotros sea cada vez más profunda y visible. (…).

En la misma Jornada los católicos del mundo entero -  en particular los que son de origen chino – mostrarán su fraterna solidaridad y solicitud por vosotros, pidiendo al Señor de la historia el don de la perseverancia en el testimonio. (…)[1]

El Santuario de Sheshan (Zosé en el dialecto de Shanghai) está cerca del corazón de la Familia Salesiana. La devoción a María Auxiliadora crece allí, se puede decir, contemporáneamente con los desarrollos de la misma devoción en Valdocco. Fue el 1 de marzo de 1868 la inauguración de la primera modesta iglesita-oratorio en la cima de la colina de Sheshan, precisamente cuando Don Bosco anunciaba para el 9 de junio siguiente la inauguración del templo erigido por él en Turín. Y mientras los cronistas de Valdocco señalaban un número creciente de gracias obtenidas por intercesión de María Auxiliadora, también en Sheshan se iniciaba un movimiento de peregrinación popular en el mes de mayo y, en particular, el día 24, que en los años siguientes habría atraído hasta 10.000-15.000 fieles. También los fieles chinos podían gozar de la poderosa intercesión de la Virgen Auxiliadora desde sus primeras manifestaciones de fe y veneración en el pequeño santuario dedicado a Ella, como notaba el mismo Don Bosco cuando se refería a gracias allí obtenidas en mayo de 1869:

El nombre de María Auxiliadora resuena ahora ya glorioso hasta en los más lejanos países. La China es uno de éstos. Parece verdaderamente que Dios quiere atraer a sí el mundo entero por medio de prodigios obrados a favor de los infieles por intercesión de su divina Madre…[2]

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El 24 de mayo de 1871 comenzaba en Sheshan la construcción de un nuevo, grande santuario, en cumplimiento de un voto hecho el año precedente por el Superior de la Misión, cuando la Virgen Auxiliadora hubiera protegido la misión de los ataques de los ejércitos rebeldes de los Taiping.

En 1924 se tenía en Shanghai el Primer Sínodo de la Iglesia China. Entre los Padres Sinodales figuraba también el Vicario Apostólico de Shiuchow, Mons. Luis Versiglia. El Sínodo, querido por el Papa y promovido por el primer Delegado Apostólico en China, Mons. Celso Costantini, se prometía abrir una nueva era, comenzando el gran proceso de paso del estado de tierra de misión a la construcción de una verdadera Iglesia local. En el acto de nacimiento de la Iglesia China presidía María, invocada por los Padres Sinodales con el título de Auxiliadora, al final de la oración de consagración de la China.

Al Santuario de Sheshan irán en peregrinación, o para los ejercicios espirituales, los primeros Salesianos llegados a Shanghai en 1924 juntamente con los jóvenes del Orfanato San José, como contaba en sus cartas a su madre el clérigo Calixto Caravario.[3] Allí irán jóvenes, clérigos y Superiores refugiados en Shanghai durante la guerra, en el período de oro de la obra salesiana en China[4]. A la Virgen de Sheshan mirarán con esperanza y fe profunda los Salesianos chinos condenados a largos y duros años de prisión y de reeducación por medio del trabajo…

Estando a cuanto dicen las crónicas de las FMA en China, el 18 de mayo de 1947 toda la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora de Shanghai, hermanas, postulantes, aspirantes, hijas de María y jóvenes, en total 60 personas, amontonadas en un camión participaron en un acontecimiento grandioso de la Iglesia y de la Diócesis: la coronación de la Auxiliadora en Zo Ze (She Shan).

Con la misma fe con que Don Boco atribuía todo a María Auxiliadora y recogiendo la humilde constatación de Don Luigi Versiglia que recordaba a sus misioneros que “sin María Auxiliadora nosotros Salesianos no somos nada”, confiamos a Ella esta tierra soñada y deseada por nuestro Padre.

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