miércoles, 21 de mayo de 2008

EL JOVEN CATEQUISTA - PASTOR.

Vocación, Misión, Ministerio y Espiritualidad.

Catequista Pastor

Una vez formado, el catequista-pastor es llamado y enviado, desarrollando a su vez en sí mismo y en los jóvenes que atiende, una espiritualidad que nace y está en la raíz de la consagración bautismal.

Este inicio a la conformación a Cristo, ha ido cambiando realmente su persona hasta volverlo capaz, por la gracia del Señor Jesús, de desarrollar la semilla de la nueva Vida, llevándolo a la plenitud de la estatura de Cristo. cf. Ef. 4,13.

El joven llamado por el cenáculo de la comunidad, y puesto frente a un grupo de jóvenes para ser su catequista, se convierte en el pastor en cuanto que es enviado a los jóvenes para caminar delante de ellos a ejemplo del Buen Pastor (cf. Ez 34;Jn 10,1ss)

El es ante todo el discípulo y la oveja del Buen Pastor, discípulo de la Palabra, testimonio y educador al mismo tiempo, y en camino, dentro de la gran comunidad la Iglesia.

El sabe que no debe solo esperar a que los jóvenes lleguen a él sino que los busca allí donde están.

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El ha conocido por sí mismo, y a hecho la experiencia, de que Dios lo espera allá donde están los jóvenes más pobres y abandonados y conoce como ellos están esperando al Dios que no conocen y desean amar.

El participa y vive con su corazón, con su mente y con todo su ser el problema de estar viendo y viviendo con tantos jóvenes como experimentó Jesús

"que vio una gran muchedumbre y se conmovió, porque eran como ovejas sin pastor..."(Mc 6,34).

Con las palabras de Jer 23,2, él mismo desea reunir a tantos jóvenes, que como pueblo sin nombre, están solos, y descarriados.

El joven catequista-pastor sabe que ir a los jóvenes no es un momento de la vida sino una misión de por vida.

 

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Es ir llevado por la agilidad espiritual que lo impulsa a dar siempre el primer paso, a buscar la oveja perdida, herida, alli donde esté, cargandola de peso si es necesario, vista su debilidad, tratándola con el cariño que brota del corazón de un joven que ha conocido y experimentado el cariño y la bondad de Dios en su propia vida.

El conoce y reconoce que solamente Cristo es el Redentor y el Salvador del hombre, el Pastor verdadero que para reunir a sus ovejas donó toda su sangre en la cruz.

El sigue el ejemplo de Cristo y camina trás El y con El en la Iglesia.

Como Jesús, ama a cada hombre-joven y, ayudado por la Gracia, dona lo que es y lo que tiene para servirlo, porque... "son como ovejas sin pastor..."

Va hacia cada joven, con una actitud vocacional espiritual, lleno de compasión, reconociendo y respetando la realización de la obra de Dios en él, sus signos de bondad, de amor, de paciencia, y de misericordia el corazón de cada joven.

Va hacia cada joven invitándolo a caminar con confianza, a ponerse en estado de evangelización, ofreciéndole toda la confianza de poderse apoyar en él, porque el está apoyado en el Señor Jesús.

Va hacia cada joven con la voluntad firme de dar el primer paso como pastor que camina hacia adelante, manteniéndose en una continua conversión, sabiendo que debe dar "en comunidad testimonio de la resurrección" (Hc 1,22).

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Va delante de cada joven y de todos sus jóvenes sabiendo que el mismo caminar delante de todos, desafía su propio caminar siendo el, el signo que significa, el testigo que anuncia, la luz que alumbra.

Va caminado hacia adelante porque conoce el camino, y caminando habla, anuncia, proclama y enseña por donde, hacia donde, y como caminar hacia la meta que es el Señor Jesús muerto y resucitado.

Va caminando adelante, pero junto con los suyos, haciendo que cada uno sienta que está caminando, respetando la velocidad, el ritmo, la experiencia personal de Dios que cada uno va haciendo.

El quiere construir con ellos una comunidad-Iglesia de creyentes y no de practicantes.

Va caminando ayudando a rehacer la imagen y la semejanza de Dios, que cada joven tiene en su rostro. (Gn 1,

Va caminado en compañía de sus jóvenes siendo fiel al camino y sobre todo discerniendo todo aquello que el Espíritu Santo le indica para el camino de cada joven (coloquio espiritual).

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Caminando habla con cada uno y con todos con las palabras y con los signos que todos pueden entender.

Es consciente de que camina con la comunidad-Iglesia, que es en si misma evangelizadora y no es el el que tiene la misión de evangelizar sino ella por medio del Espíritu Santo y que evangelizar no es una actividad de la Iglesia sino su naturaleza intrínseca.

Sabe que como miembro de la Iglesia, ha recibido dal Señor resucitado, el Espiritu Santo (Jn20,21ss), para ser enviado a anunciar su Evangelio y en su nombre (cf.AG 2).

En esta nueva Pentecostés, el Espíritu Santo lo lanza desde el cenáculo de Iglesia Joven al mundo, no tanto geográfico, sino cultural de los jóvenes (cfMc 16,15).

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Para el Catequista - Pastor la Evangelización es:

Ir donde está el joven, amándolo sin medida y sin esperar que venga hacia el.

Aprender a ser evangelizador viviendo y conviviendo con los jóvenes.

Estar convencido que su comunidad juvenil no existe por si misma sino para los demás, para la gloria de Dios y para la salvación del mundo.

Educarse a pensar como piensa Cristo, a ver la historia como la ve El, a esperar como esperó El, a vivir en El la comunión con el Padre y el Espíritu Santo (cf.Ct 20).

Educar a los demás en la fe y no solo y simplemente sacramentalizar.

Evangelizar a todos, encarnando la Palabra en la situaciones concretas:

"la catequesis tiene que llegar a todos en el tiempo y en el lugar donde se encuentran, o sea en las situaciones de la vida concreta" para educarlos

"conocer y vivir las situaciones. con esperanza cristiana" (cf.RdC 129 - 130).

Construir comunidades celestiales maduras y misioneras, abiertas a las urgencias de la misma Iglesia, radicadas en Cristo, capaces de profesar- celebrar- vivir la fe en la comunión para la misión.

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De esta madurez comunitaria que va adquiriendo y viviendo el catequista – pastor "rebalsa la fe y realiza todo su significado de adhesión a la persona de Cristo, y a su Evangelio, encuentro y comunión sacramental con El, de existencia vivida en la caridad y en el servicio" (cf Ct 34)

Se actua la intima unión entre catequesis-liturgia-caridad, superando la fractura entre Palabra y Sacramento, entre fe-celebración y vida.

Se construye y rehace el tejido cristiano de los jóvenes, no para crear espacios aislados, elitarios y de consolación (cf. CfL 36).

Se lleva adelante la catequésis, en la fidelidad a Dios, superando todo subjetivismo de la fe y de la fidelidad al hombre.

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El Catequista - Pastor y sus jóvenes catequizados.

Los jóvenes deben encontrar en el catequista – pastor un joven que sabe dar siempre más de si, y con nuevas y atrayentes formas.

Creativo, sugestivo y novedoso, vulnerable y pecador como ellos, a su vez lo descubrir lleno de confianza en el Señor Jesús y en su salvación.

Un joven que tiene una dimensión de grande profundidad espiritual, una densidad de vida, que se revela hasta en los detalles más insignificantes, que acrecienta siempre más, cuanto más la va conociendo.

Descubrirán que cada joven es tomado en serio y que puede confiar en él y en el camino que van a recorre juntos, porque percibe que lo va conduciendo a una tierra nueva, entrandole las ganas de vivir una vida nueva.

Cada joven podrá llegar a descubrir en él, el amigo Jesús que nunca falla.

Podrá descubrir el amor que Dios le tenía reservado para el primer abrazo y sentirá su amor para siempre.

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