Beatificado el 13-6-1999 / Celebramos su Fiesta hoy
José Kowalski nació en Siedliska, cerca de Rzeszów, en Polonia, el 13 de marzo de 1911, del hogar de Wojciech y Sofía Borowiecz, el séptimo de nueve hijos. Sus padres, católicos prácticos, eran granjeros y propietarios de una modesta granja.
Después de la enseñanza primaria, entró al Colegio Salesiano de Oswiecim (Auschwitz). Inmediatamente se distinguió por su compromiso al estudio y al servicio y por su optimismo.
Se integró al Sodalicio de la Inmaculada Concepción y a la Asociación Misionera, convirtiéndose en su Presidente.
Se enamoró literalmente del carisma Salesiano y de su Fundador, de quien buscó tomar ejemplo en todo: involucrándose en el alegre liderazgo de fiestas religiosas y civiles, en la presencia apostólica entre sus compañeros y, en particular, en la prioridad de su vida espiritual.
Deseo de ser santo
Siendo un joven estudiante empezó a llevar un diario, del que aprendimos su devoción por María Auxiliadora y la Eucaristía: “O, Madre María”, escribió, “tengo que llegar a ser santo porque para ello estoy destinado.
O Jesús, te ofrezco mi pobre corazón… que nunca me separe de Ti y que siempre sea fiel hasta la muerte: prefiero morir antes que ofenderos, ni siquiera con el menor pecado”.
La guerra
“Tengo que ser un santo Salesiano, como lo fue mi Padre Don Bosco”. Hizo su profesión en 1928 en Czerwinsk y fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1938 en Krakow.
Fue designado secretario provincial.
En la parroquia supervisaba el coro de jóvenes y se interesaba en los problemas de la gente joven. Polonia había sido ocupada, pero los Salesianos continuaron su actividad educativa.
Ese fue el motivo del dramático arresto del 23 de mayo de 1941: la Gestapo arrestó al Padre Kowlaski junto con otros once Salesianos que estaban trabajando en Krakow.
Auschwitz
Al principio fueron enviados a prisión en Motelupich en la misma ciudad; el 26 de junio los llevaron de allí al campo de concentración en Auschwitz. Se le dio el número 17.350.
En el campo de concentración él comenzó un apostolado secreto: escuchaba las confesiones, celebraba la Misa, rezaba el Rosario, daba conferencias clandestinas, también sobre Don Bosco, animando a los amigos prisioneros con la voluntad de luchar por su supervivencia. Fue sometido a sufrimientos y humillaciones.
Cuando fue descubierto con un Rosario, se rehusó a pisotearlo, acelerando así su martirio, el que ocurrió en Auschwitz el 4 de julio de 1942. Su cuerpo fue al principio tirado en el vertedero de basura, después fue cremado en el crematorio del campo.
Sus compatriotas empezaron a venerar su memoria, sosteniendo que su sacrificio había hecho fructificar vocaciones en Polonia.
El Papa Juan Pablo II opinaba lo mismo y se interesó personalmente en la causa de varios mártires polacos.
Fue beatificado en Varsovia el 13 de junio de 1999.
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