miércoles, 6 de febrero de 2008

Adios Padre Nicolás

El Adios del equipo de la JCEAO (Conferencia Jesuita de Asia del Este y Oceanía) Al Padre Nicolás.



Solíamos bromear con el Padre Nico acerca de su estancia en Roma, quizá era nuestra forma de abordar el peligro.
También era nuestra forma de decirle cuanto apreciábamos todo lo que su sencilla presencia estaba aportando a nuestras vidas.

Adolfo era el primero en llegar a la oficina cada mañana, y uno de los últimos en partir. Para él no había tiempo de siesta, el ruido de su teclado era continuo.

Aún así, cada mañana, a las 10.00h estaba listo para tomar un café o un poco de queso (que él mismo solía traer de Europa).

La conversación era siempre divertida, con historias de tantos hermanos suyos de todos los lugares del mundo. Y nunca faltaba una sonrisa.
Con él, las celebraciones de cumpleaños eran realmente entrañables.

A menudo compartía con nosotros alguna de las cartas que acababa de enviar, era su forma de tenernos informados. Siempre era interesantísimo ver cómo desarrollaba las ideas o con qué cariño y sabiduría acompañaba a personas que necesitaban apoyo o consejo.

Le tomábamos el pelo porque sabíamos que su elección entraba dentro de lo posible, pero esperábamos su vuelta.

Ahora únicamente nos queda una oficina vacía por limpiar, la espera por un nuevo jefe, y la confianza de que en algún momento el mismo Padre General pueda colgar su propia foto en nuestra pared.

Contribución de Fr. Tom Steinbugler, del boletín de información de Febrero de la Conferencia Jesuita de Asia del Este y Oceanía

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