viernes, 25 de enero de 2008

El trabajo en grupos continúa.


El viernes 25 de Enero.

El Padre Adolfo Nicolás ha tenido un primer encuentro con periodistas.
El nuevo General de la Compañía ha introducido pequeños relatos de su historia y su experiencia en Asia, así como clarificado que la Congregación General en estos momentos el máximo órgano de gobierno de la Compañía, de la que espera líneas básicas para comenzar su misión como Prepósito General.

Por la mañana, los grupos acaban con sus trabajos sobre los siguientes temas:

“misión y identidad”, “colaboración con otros”, “obediencia apostólica” y “gobierno de la Compañía”.

Por la tarde, sesión plenaria para preparar las elecciones de los asistentes “ad providentiam”, los consejeros principales del padre General.

Por otro lado he encontrado este interesante articulo.

Compañero describe perfil de nuevo General de los Jesuitas.



En un artículo escrito para el diario "La Verdad" de Murcia (España) el P. Juan Masiá SJ, compañero en Japón del nuevo Prepósito General de la Compañía de Jesús, ofreció un perfil personal del P. Adolfo Nicolás.

Masía señala en su artículo que la elección del P. Nicolás como Superior General de los Jesuitas "estaba cantada desde hacía años y no es ninguna sorpresa para muchos jesuitas".

"Con la noticia de la elección me llegó una nube de correos pidiéndome que diese información sobre él. He aguardado un día entero callado, no quería perjudicarle con entusiasmos laudatorios que atizasen el fuego de quienes aguardan con la escopeta para disparar contra la esperanza desde el torreón de los fanáticos. Pero esta noche, por fin me decido", escribe el P. Masiá.

Según el jesuita residente en el Japón, "la noticia de la elección del padre Nicolás, que hace años se preveía ya como futuro general, ha sido de una gran alegría para la Compañía y no ha sorprendido a quienes la esperaban y deseaban hacía tiempo. Ya cuando el padre Arrupe quiso adelantarse a cesar por edad, antes del golpe de su enfermedad, se hablaba del padre Nicolás como posible sucesor: abierto, pero equilibrado; profético, pero obediente; audaz, pero con discernimiento".

"Pero, a medida que se alargaba la vida de Juan Pablo II, muchos pensaban: ‘Al padre Nicolás se la ha pasado la hora’, agrega.

"Habla catalán, inglés, francés, italiano, japonés y alemán", dice el P. Masiá, y señala que "en estos tiempos de involución… en la cúpula vaticana, la elección de una persona como él para dirigir la Compañía es motivo de mucho agradecimiento".

"Quienes le conocen de cerca saben las diversas muertes por las que ha sabido pasar con paz, elegancia y fe. Conoce muy bien toda Asia y Asia le conoce a él", agrega el Jesuita. "El P. Nicolás ha sido superior provincial de los jesuitas de Japón. Ha puesto énfasis en la prioridad de la inculturación, la opción por los pobres, el encuentro interreligioso, la protección de la vida y del ambiente, la inseparabilidad de la fe y la promoción de la justicia... Con capacidad de acogida para personas muy diferentes".

El P. Masiá revela también que el nuevo Superior General "no fue rector de la (Universidad) Gregoriana, a pesar de que el padre Kolvenbach lo quería para el puesto, porque lo vetaron varios cardenales del ala conservadora".

"Su elección ha sido sin duda un paso muy meditado y pensado ante Dios por los electores, que fueron discretos como para no hacer propaganda de él antes. Se dice que quien entra Papa en un conclave sale cardenal, como ha ocurrido con algunas candidaturas promovidas en Internet por personas ajenas a la Compañía, pero interesadas en que ésta dé marcha atrás".

El Jesuita revela también en el artículo que "al no querer la Santa Sede que el General deje de ser vitalicio, la Compañía elige a uno de 71 años, con lo cual, de hecho, no lo será más que por unos 12 años aproximadamente".

"Por eso, doy la enhorabuena a la Iglesia del Vaticano II, a la Compañía, a las futuras vocaciones, pero a él no le doy la enhorabuena, aunque tampoco el pésame", concluye el artículo.

También nos escriben:

Primeras impresiones sobre la Congregación General
por Fernando Franco SJ



La larga fila de concelebrantes de la misa de apertura de la Congregación, en la Iglesia del Gesù el 7 de enero, se abre camino desde la pequeña plaza externa, para entrar en el magnífico esplendor barroco de la iglesia.

Hay unos pocos peatones que miran con asombro la procesión. En esta mirada sorprendida, veo una extraña combinación de escepticismo sobre la capacidad de la religión y de personas religiosas a abordar problemas que tiene la gente común, y un deseo inexpresado de recibir de nosotros un mensaje de esperanza, consuelo e inspiración capaz de disipar temores crecientes, y angustias profundas.

En un mundo donde las polarizaciones han formado unas brechas que es imposible llenar, donde la acusación está en el orden del día, donde los mensajes apocalípticos se reparten en cada momento, parece que estamos llamados a construir un espacio de sincero diálogo, para construir puentes entre culturas e ideologías.

Una vez sentados, y mirando los rostros de los miembros de la Congregación, lo que más llama la atención es la diversidad. La pluralidad de culturas, lenguas, experiencias apostólicas es lo que caracteriza a los 226 miembros de esta Congregación. Al mismo tiempo, el color blanco de las vestimentas litúrgicas que llevábamos nos servía de común seña de identidad. Las vestimentas blancas no eran solamente una señal externa de nuestra comunalidad, sino que además mostraban el común vínculo interior de nuestra fe y de nuestro compromiso religioso. ¿Pluralidad y comunalidad? Sin embargo, esta tensión creativa entre diversidad y unidad puede ser una fuente de inspiración si escuchamos al Espíritu.

Antes de la ceremonia, mientras nos poníamos las vestimentas, la sacristía rebosaba calor y sentido de compañerismo. Para muchos era la primera vez que se encontraban con viejos amigos. Era saborear, por primera vez en esta ocasión, el estar en medio de compañeros y amigos en el Señor. Y se notaba una alegría sencilla. Alguien dijo que en este momento de su historia, la Compañía ha llegado a esta Congregación más madura y más unida que en el pasado. Parece que internamente estamos lejos de las tensiones del pasado. Sin embargo los desafíos están presentes fuera, y algunos de ellos son realmente amenazantes.

El momento al final de la Misa ante la tumba de San Ignacio quedará grabado por muchos años en mi memoria. El Padre Peter-Hans Kolvenbach leyó, en nuestro nombre y en el de toda la Compañía, una ofrenda de nuestro ser, de nuestra mente y de nuestra voluntad al servicio del Señor. Sus palabras fueron una conmovedora expresión de lo que han sido sus últimos 25 años.

Al empezar la labor de esta Congregación, la lámpara ante la tumba de San Ignacio y en todas las iglesias jesuitas seguirá ardiendo. Nos recordará a todos nuestra responsabilidad ante el Señor y ante todos nuestros compañeros.

Ambientándonos

La Congregación ha completado su primera semana. Como muy hábilmente dijo uno de los miembros: "hemos calentado el motor... y ahora estamos listos para la semana que viene, que es crucial". Uno de los objetivos de esta primera semana ha sido proporcionar un espacio para que los miembros de la Congregación pudieran conocerse mejor. Después de los dos primeros días, durante los cuales las reuniones se organizaron a nivel de Asistencia, es decir, regionalmente, todos los miembros se encontraron en 21 grupos lingüísticos, cada uno compuesto por diez miembros. La Comisión encargada de este proceso asignó cada participante a un grupo en el que se habla una lengua diferente a la de su región (una verdadera prueba para algunos de nosotros) para asegurar que ciertos grupos no fueran demasiado numerosos y poco manejables.

La lista final da una idea de la distribución de las capacidades lingüísticas: 3 grupos de francés, 2 de italiano, 6 de español y 10 de inglés. Hace dos días, alguien ha confeccionado una lista de las madre-lenguas más habladas. El español es la lengua más hablada, y no es de extrañar. Lo que sí ha sorprendido a muchos es que el Malayalam, el Konkani y el Tamil, tres lenguas de la India, están entre las siete primeras.

Ya que la Comisión sobre el estado de la Compañía ha trabajado duro, para preparar el informe sobre las luces y las sombras de la Compañía, las reuniones regionales y lingüísticas han alcanzado el objetivo esperado: facilitar la comunicación entre los miembros y familiarizarnos, muchos de nosotros, con algunos de los temas principales que la Congregación abordará después de la elección. Hay una serena sensación de optimismo y confianza en el Señor que nos ha llamado a todos nosotros. La discusión preliminar sobre algunos asuntos importantes ha tenido lugar en un clima distendido y sencillo.

Esta segunda semana es, con toda probabilidad, la más crucial para el futuro de la Compañía. Tras haber discutido la renuncia presentada por el Padre Peter-Hans Kolvenbach, los miembros de la Congregación entrarán en cuatro días de silencio y oración antes de la elección que está programada para el sábado 19 de enero. La oración irá acompañada por el ayuno. ¡Hubo unos alegres comentarios cuando se informó a la Congregación de que durante los cuatro días de silencio y oración, se iban a servir sólo bocadillos por la tarde!

Durante estos días, pedimos a nuestros lectores y lectoras una oración especial. ¡Gracias!

Fernando Franco SJ, Director Responsable
Uta Sievers, Redactora
Suguna Ramanathan, Redactora Asociada
Secretariado para la Justicia Social, C.P. 6139, 00195 Roma Prati, ITALIA
+39 06689 77380 (fax)

El padre Adolfo Nicolás
por Enrique FIGAREDO ALVARGONZÁLEZ SJ, llamado familiarmente Kike,
prefecto apostólico de Battambang (Camboya).


Los Jesuitas estamos llenos de alegría y esperanza por el nuevo padre general de la Compañía de Jesús, que es una persona excepcional. El padre Adolfo Nicolás es una persona muy unida a Dios, con gran amor y preocupación por la Iglesia y su futuro. Es inteligente, con experiencia de gobierno, con gran visión sobre el mundo y sus necesidades, a lo que se añade, y le hace más excepcional, que es una persona alegre y simpática, llena de paz, que no puede venir más que de Dios. Nico, como le han llamado hasta ahora sus amigos en la Compañía, es un conversador cercano, de trato sincero y muy profundo en su reflexión teológica.

Reúne todas las cualidades que San Ignacio le pide a un padre general, y es también un hermano jesuita muy querido, un gran compañero. En Camboya es muy estimado y, humildemente, tengo que decir que personalmente no sólo le aprecio y le estimo como amigo y compañero, le estoy muy agradecido por su cercanía y cariño a todos nosotros y a nuestra misión. Nos ha ayudado muchísimo en estos últimos 14 años, desde que la misión de Camboya se institucionalizó tras la primera presencia a través del servicio jesuita para los refugiados. Fue nuestro segundo superior mayor durante varios años, pero antes de serlo, desde el Japón, siempre fue muy cercano a nosotros, visitándonos. Nos apoyó dándonos su inspiración teológica y misionera con sus charlas y seminarios, interesándose por los pobres en Camboya, por nuestros apostolados, por nuestros retos..., y también dándonos los ejercicios espirituales anuales a nuestro equipo apostólico, que recoge tanto a jesuitas como a religiosos, religiosas y laicos.

También en mi visita a Japón no sólo nos facilitó nuestro trabajo, nos acogió en su comunidad, en una casa sencilla y pequeña de estilo japonés, símbolo no sólo de su amor y respeto a los japoneses, sino también del esfuerzo de la Iglesia en la inculturación y sensibilidad al estilo de vida y las formas culturales en Asia. Nos introdujo en su apostolado en los cuidados pastorales con emigrantes en Japón, principalmente filipinos.

He trabajado con él como superior y compañero. Su trato es siempre cercano, positivo, alegre y realista. Nunca faltan el sentido del humor ni las «chispas» de la presencia del Evangelio y de la presencia de Dios. Todo lo pone en la perspectiva primera de la relación con Dios. El Señor es lo primero.

En estos últimos años, en momentos de dificultad de nuestra misión en Camboya, siempre me he sentido animado y apoyado por él, con su espiritualidad, su trato y su visión profunda sobre las cosas. Por otro lado, si tiene que hacer alguna corrección fraterna, la hace con cariño y sin pelos en la lengua. En lenguaje directo y llamando las cosas por su nombre.

Hasta hoy era el presidente de la Conferencia de Provinciales de Asia-Pacífico, y su manera de gobernar ha sido excepcional. Hemos trabajado juntos la planificación pastoral a través del EAPI (East Asia Pastoral Centre), sus ideas son claras y el modo de proceder es delicado, abierto al diálogo, inspirado en el trato. Su preocupación por la Iglesia, la formación de los sacerdotes, la vida consagrada, el liderazgo en las comunidades y el diálogo interreligioso son parte integral de su vida.

Este último mes de julio estuvo aquí, en Battambang, de visita, como en estos últimos cinco años ha acostumbrado. Nico, como superior y compañero, como amigo y hermano, como inspiración y luz, ha visitado nuestros proyectos, interesándose mucho por nuestra marcha, por los nuevos retos, por la gente..., y en esta última visita nos dio una charla sobre el padre Arrupe, al que conoció personalmente y el que es para nosotros, que llevamos su nombre en nuestro centro para las actividades con personas con discapacidad, símbolo de la inspiración del carisma jesuita en el servicio a los niños discapacitados. Nico nos dio una visión sencilla y brillante de su personalidad, de la figura y de la visión del padre Arrupe. Luego viajamos juntos a Filipinas para nuestra reunión del Instituto Pastoral EAPI. En noviembre volvimos a estar juntos en otra reunión, muy interesante, de programación y formación pastoral en Manila. Él ya estaba muy en las preparaciones previas de la congregación general.

La Iglesia entera y los jesuitas tenemos mucha suerte de tener al padre Nicolás como nuevo superior general de la Compañía de Jesús. Creo que su manera de ser, y con su visión sobre los retos del mundo, el padre Nicolás nos ayudará tanto al cuerpo de los Jesuitas como a la Iglesia general a seguir profundizando y afinando en nuestras vocaciones personales para tener un mejor servicio al mundo de hoy en colaboración y diálogo.

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