El Papa Benedicto XVI se despidió de la residencia Kenthurst, donde tuvo unos días de descanso previos a la Jornada Mundial de la Juventud, con un encuentro con el personal que veló por su seguridad.
En uno de los momentos más emotivos, bendijo a un ex policía gravemente enfermo, que llegó en una camilla. El oficial retirado –que laboró por 25 años en la policía– le obsequió su gorra en agradecimiento, y el Santo Padre no dudó en ponérsela por unos instantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario