Durante la apertura de la primera Congregación general del XII Sínodo de los Obispos sobre las Sagradas Escrituras, el Papa Benedicto XVI señaló que, a diferencia del dinero y los grandes bancos, la Palabra de Dios no caduca.
A las 9:00 –hora de Roma– en el aula del Sínodo, el Santo Padre reflexionó sobre el salmo 118 y destacó que "La Palabra de Dios es fundamento de todo. Es ‘la’ realidad. Y para ser realistas debemos contar sobre esta realidad. Debemos cambiar nuestra idea de que lo material, las cosas sólidas –las cosas que tocamos– son la realidad más sólida y segura".
El Pontífice destacó además que "el Señor nos habla al final del Sermón de la Montaña sobre las dos posibilidades de construir la casa de la propia vida. Sobre la arena o sobra la roca".
"Construye sobre la arena –explicó– el que construye sólo sobre las cosas visibles. Lo que se puede tocar: éxitos, carrera, dinero. Aparentemente, éstas son las verdades, realidades. Pero en verdad, son cosas que pasan. Como vemos ahora con la quiebra de los grandes bancos... el dinero desaparece, no es nada".
El Santo Padre recalcó que "todas las cosas humanas, todo lo que podemos inventar y crear son cosas finitas. También todas las experiencias religiosas humanas son finitas. Muestran sólo un aspecto de la realidad, porque nuestro ser finito entiende sólo algunas partes, algunos elementos".
"Sólo Dios es infinito y por ello también su Palabra es universal y no conoce fin. Por lo que, entrando en la Palabra de Dios, entramos realmente en el universo divino. Salimos de las limitaciones de nuestras experiencias y entramos en la realidad que es verdaderamente universal", explicó.
Benedicto XVI explicó que "entrando en la comunión con la Palabra de Dios, entrando en la comunión de la Iglesia que vive de la Palabra de Dios, no entramos en un pequeño grupo en las reglas de un pequeño grupo. Sino que más bien salimos de nuestros límites. Salimos hacia la amplitud de la ‘Verdad-Una’, de la gran Verdad de Dios, estamos realmente en lo universal y así estamos en comunión de todos, hermanos y hermanas de toda la humanidad".
Finalmente, al referirse al anuncio de la Palabra de Dios mediante la Evangelización, el Papa destacó que "no se trata de ‘colonialismo eclesial’, de querer que otros ingresen en nuestro grupo. Se trata de salir de los límites de las culturas individuales para entrar en la universalidad que abraza, que une a todos, que hace hermanos a todos".
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