El Papa Benedicto XVI aseguró que en la experiencia de la fe se deben implicar todos los sentidos porque “la fe no es solo pensamiento; la fe abarca todo nuestro ser”.
El Santo Padre dedicó ante unas 17 mil personas la catequesis de la audiencia general de los miércoles a Rabano Mauro, abad del monasterio de Fulda, Arzobispo de Maguncia y "praeceptor Germaniae".
El Papa explicó que Rabano Mauro se caracteriza por "su conciencia extraordinaria de la necesidad de implicar, en la experiencia de la fe, no solamente la mente y el corazón, sino también los sentidos mediante los aspectos del gusto estético y de la sensibilidad, que llevan al ser humano a disfrutar de la verdad con toda su persona ‘espíritu, alma y cuerpo’. Es muy importante porque la fe no es solo pensamiento; la fe abarca todo nuestro ser".
Asimismo, señaló que el abad estaba muy interesado por la liturgia y "no se dedicaba al arte de la poética como un fin en sí mismo, sino que la supeditaba, como cualquier otro tipo de conocimiento, a la profundización de la Palabra de Dios".
Se preocupó por "introducir a sus contemporáneos, pero sobre todo los obispos, presbíteros y diáconos, a la comprensión del significado profundamente teológico y espiritual de todos los elementos de la celebración litúrgica".
"Rabano Mauro también nos habla hoy, incluso en el tiempo del trabajo con sus ritmos frenéticos o en las vacaciones, de que tenemos que reservar tiempo para Dios y no olvidarnos del domingo como el día del Señor, el día de la liturgia, para percibir en la belleza de nuestras iglesias, de la música sacra, de la Palabra, la belleza de Dios y dejarlo entrar en nuestra vida, porque solo así se vuelve grande y verdadera", indicó el Papa.
Rabano, nacido en Maguncia alrededor del 780, entró muy joven en un monasterio benedictino y "con su excepcional capacidad de trabajo contribuyó quizá más que ningún otro a mantener viva y en parte a desarrollar con aportaciones personales, la cultura teológica, exegética y espiritual que atesoraron los siglos sucesivos".
Gracias a esa "extraordinaria cultura" fue "consejero de príncipes", y no obstante su elección, primero como abad de Fulda y luego como arzobispo de Maguncia, "no dejó de proseguir en sus estudios demostrando con el ejemplo de su vida que se puede estar simultáneamente a disposición de los demás sin privarse por eso de tiempo para la reflexión, el estudio y la meditación. Así Rabano Mauro fue exegeta, filósofo, poeta, pastor y hombre de Dios".
"Sus obras -prosiguió el Santo Padre- abarcan seis volúmenes de la Patrología Latina de Migne y es el autor, con toda probabilidad, de uno de los himnos más hermosos y conocidos de la Iglesia latina, el "Veni Creator Spiritus", síntesis extraordinaria de pneumatología cristiana".
Uno de sus textos más significativos es "De laudibus Sanctae Crucis", donde utiliza "la forma poética y la pictórica en el mismo código manuscrito. Ese método, que procedía de Oriente, tuvo un gran desarrollo en Occidente, alcanzando cumbres inigualables en los códigos miniados de la Biblia y en otras obras que florecieron en Europa hasta la invención de la imprenta y después de ésta".
Finalizada la catequesis, el Papa saludó entre otros a los fieles polacos, y recordó que "estos días la Iglesia en Polonia celebra el 30º aniversario del primer peregrinaje de Juan Pablo II a su patria. Me uno a la acción de gracias por todo lo que se cumplió en Polonia y Europa merced a aquella visita".
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