Madre Antonia Colombo ha dicho a las capitulares que el icono de Pentecostés que representa la imagen de la Iglesia de todos los tiempos ha sido asumido «también como paradigma de nuestro ser convocadas desde varias naciones y culturas, con María, en escucha orante del Espíritu, enviadas por Cristo Resucitado a llevar a las jóvenes y a lóvenes, con renovado impulso, el amor del Padre».
Son en total 191 miembros, de los cuales 104 participan por primera vez, y, por octava vez, madre Marinella Castagno, superiora general emérita. «Todas - agrega la superiora general - nos ponemos en actitud de escucha recíproca y de discernimiento, de reflexión y de implicancia personal, de participación y de intercambio para individualizar los caminos de futuro en los cuales manifestar hoy nuestra vocación».
El deber específico de este Capítulo General es también la elección de la superiora general y de su consejo. «Nos preparamos a asumir esta responsabilidad - exhorta Madre Colombo - dejando que el Espíritu Santo ilumine nuestros corazones y los purifique de toda forma de interés personal o de grupo». El fin de la elección - recuerda - no es «de asegurar la supervivencia del Instituto», sino «de promover la fiel transmisión del carisma», a través de «la calidad de nuestra vida de amor y de servicio que nos hace colaboradoras de Cristo en la misión de evangelizar educando».
«Nuevo dinamismo para hacer profética nuestra existencia»
Es necesario un nuevo dinamismo para hacer profética nuestra existencia ».
Es lo que ha dicho, entre otras cosas, la superiora general de las Hijas de María Auxiliadora, madre Antonia Colombo, esta mañana en la apertura del capítulo general XXII. «Si por un lado –ha agregado- no nos sentimos en condiciones para afrontar los desafíos educativos actuales, por otro lado reconocemos en éstos las oportunidades inéditas para nuestra misión». Tiempos, por lo tanto favorables, «si estamos dispuestas a descubrir el kairós que los atraviesa».
Para Madre Antonia Colombo la verdad revelada en Jesús es Dios Amor que nos ama primero y «nos hace conscientes no solo de la misión de dar amor, sino de vivir en este amor no obstante nuestras debilidades». Ya «nuestros Fundadores han experimentado el primato del amor en la sencillez y la esencialidad de la vida, viviendo la espiritualidad del cotidiano como continuo tender hacia el amor». Así «la creatividad y disponibilidad para la misión tenían esta raíz mística».
Según la superiora general la «pedagogía del sentirse amados», propuesta de don Bosco en el sistema preventivo y asumida por María Dominica Mazzarello , «antes que nada, debe ser, experiencia personal» en la «vida de educadoras consagradas». De aquí surge la convicción de que «la vida se genera con la vida y el amor se transmite cuando se ha hecho experiencia» de tal modo «la certeza de ser habitadas por el amor de Dios habilita para ser su signo y expresión». Del saludo de Madre Antonia emergen a contraluz las razones profundas de la elección del tema del Capítulo: “Ser signo y expresión del amor preventivo de Dios”.
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