Fue una de las anécdotas más divertidas del reciente viaje papal a los Estados Unidos.
Una anécdota que retrata, una vez más, al presidente americano.
"Presidente, le presento a mi sucesor", dijo el Papa a Bush el día que visitó la Casa Blanca, introduciendo al cardenal Levada.
"Vi que el presidente se quedó sorprendido durante un momento", contó más tarde el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La sorpresa de Bush, reflejada en su cara de pasmo, terminó cuando se dio cuenta de que el Papa le estaba presentando al cardenal que le había sucedido como prefecto del ex Santo Oficio, y no al próximo candidato a sucederle en el solio pontificio.
Otras anécdotas
El Papa está muy bien de salud, pero todos los días su médico personal le hace un chequeo para ver cómo se adapta al nuevo país y por controlar su estado, porque ha cumplido ya 81 años.
El famoso «papa móvil» lo llevaron en avión desde Roma y se utilizó para los desplazamientos por la calle en Washington y en Nueva York.
La esposa del presidente, Laura Bush, sabiendo de la afición del Papa por las flores, hizo plantar desde hace meses tulipanes amarillos y pequeñas flores blancas para que el Papa se sintiera como en casa, pues ésos son los colores del Vaticano. Incluso los empleados de la Casa Blanca pidieron pulir las rejas del jardín dos días antes para que todo estuviera a punto.
George Bush y su esposa, Laura, sorprendieron a Benedicto XVI, el 16 de abril, con un pastel de chocolate -que son sus preferidos- de varios pisos, con motivo de su 81.º cumpleaños, pero que no probó el Santo Padre, ya que la tradición impide a los Papas comer en público.
También el presidente americano le regaló una cruz de cristal plomado, una colección de discos de música estadounidense clásica y religiosa.
Por su parte, el Papa regaló al presidente estadounidense un mosaico de 60 por 35 centímetros de la plaza de San Pedro, inspirado en los maestros del siglo XIX y elaborado en 2007 por los artistas del Estudio del Mosaico Vaticano.
A mediodía, el Papa almorzó en la Nunciatura con 24 cardenales. Y los obispos americanos le regalaron otro pastel, obra de Leslie Goldm, joven judía y dueña de la panadería Fancy Cakes, de Gaithersburg, al norte de Washington. ¿Cómo era el pastel? De 90 centímetros por 40 y con la forma de la plaza de San Pedro del Vaticano. Y de chocolate, su sabor preferido.
Como buen alemán, el Santo Padre demostró en todo momento que cuida la puntualidad al máximo.
El acto en los jardines presidenciales debía comenzar a las 10.30, y el Vicario de Roma llegó dos minutos antes. Y dos días después, el viernes, debía llegar a la sede de la ONU a las 10.30, y allí estaba a las 10.23.
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