Durante el Ángelus que presidió ayer domingo en la residencia estival de Castelgandolfo, el Papa Benedicto XVI invitó nuevamente a los fieles a profundizar en la importancia de los presbíteros, y propuso el ejemplo de santos sacerdotes similares a la figura del gran patrono de este tiempo, San Juan María Vianney.
El Pontífice destacó que "el Año Sacerdotal que estamos celebrando constituye una ocasión preciosa para profundizar en el valor de la misión de los presbíteros en la Iglesia y en el mundo”.
Al respecto, el Santo Padre recordó la figura de San Alfonso María de Ligorio -cuya fiesta se conmemoró el sábado-, a quien describió como "gran maestro de teología moral y modelo de virtudes cristianas y pastorales, siempre solícito a las necesidades religiosas del pueblo".
Al referirse a la celebración, este domingo, de la fiesta del "Gran Perdón de Asís" establecida por el Papa Honorio III a pedido de San Francisco, el Pontífice destacó del santo de Asís su "ardiente amor por la salvación de las almas", " ejemplo que todo sacerdote debe constantemente alimentar". "Apareciéndosele Jesús en su gloria, y a su derecha la Virgen María junto a muchos ángeles le pidió que expresara un deseo, y Francisco imploró un ‘amplio y generoso perdón’ para todos aquellos que ‘arrepentidos y confesados’ visitaran la iglesia de la Porciúncula”.
El Papa se refirió luego al patrono oficial del Año Sacerdotal, San Juan María Vianney, cuya fiesta la Iglesia celebrará el martes 4 de agosto; y adelantó que el Cura de Ars será el protagonista en la Audiencia del próximo miércoles, durante la cual hablará de “este humilde párroco que constituye un modelo sacerdotal para los párrocos y los demás sacerdotes”.
Benedicto XVI se refirió luego a otro santo sacerdote, San Cayetano de Thiene, cuya fiesta se celebra el 7 de agosto, recordando que solía repetir “las almas se purifican con el amor de los hechos, no con el amor sentimental”. Y sobre Santo Domingo de Guzmán, -cuya fiesta la Iglesia celebra el 8 de agosto-, el Pontífice recordó que “se ha escrito que abría la boca o para hablar con Dios en la oración, o para hablar de Dios”.
El Pontífice concluyó la alocución previa al Ángelus recordando la figura del Papa Pablo VI, de quien el día 6 de agosto se cumplirá el 31 aniversario de su muerte ocurrida en Castel Gandolfo. “Su vida, tan profundamente sacerdotal y rica de tanta humanidad, queda para la Iglesia como un don del que hay que dar gracias a Dios”.
“Qué la Virgen María, Madre de la Iglesia, ayude a los sacerdotes a estar totalmente enamorados de Cristo, siguiendo el ejemplo de estos modelos de santidad sacerdotal”, dijo finalmente.
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