Miles de personas se reunieron ayer al mediodía en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI, quien en sus palabras introductorias a la oración pidió invocar a María para que Jesús sea acogido con amor en todas las casas del mundo; y recordó que la cercanía de Dios a los seres humanos no es cuestión de espacio y tiempo sino una cuestión de amor.
En medio de las imágenes consumistas de la Navidad, Benedicto XVI alentó este domingo a poner el Nacimiento en las casas, destacando el papel central del Niño Jesús.
“La cercanía de Dios no es una cuestión de espacio y de tiempo, sino una cuestión de amor: ¡Es el amor que se acerca! La próxima Navidad nos recuerda esta verdad fundamental de nuestra fe, y frente al pesebre podremos saborear la alegría cristiana, contemplando en Jesús recién nacido el rostro de Dios que por amor se ha hecho uno de nosotros”, dijo el Pontífice explicando la razón por la cual el tercer domingo de adviento es llamado “Domingo gaudete”.
Respondiendo a la pregunta sobre “el sentido en el que se debe entender la cercanía de Dios”, el Papa recordó las palabras del Apóstol San Pablo, quien en su Carta a los Filipenses “piensa evidentemente al retorno de Cristo e invita a alegrarse porque este retorno es seguro”; y citando también la Carta a los Tesalonicenses, enfatizó que “nadie puede conocer el momento de la venida del Señor y debemos entonces estar en guardia pues el retorno de Cristo será inminente”.
Este domingo a mediodía había en la plaza de San Pedro más niños que de costumbre para rezar la oración mariana del Ángelus con el Papa.
Eran muchachos de escuelas y parroquias de Roma que traían la imagen del Niño Jesús que después colocarán en el Nacimiento de sus casas, parroquias o colegios.
El obispo de la ciudad eterna les dedicó una oración para que la recen al colocar la imagen del Niño Jesús en el Nacimiento, deseando que en esta Navidad sea acogido en todas las casas del mundo.
Seguidamente el Pontífice bendijo las estatuas del Niño Jesús, y dirigiéndose a los niños romanos los invitó a rezar junto a él:
“Dios, Padre nuestro, has amado tanto a los hombres que has enviado a tu único Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, para salvarnos y conducirnos nuevamente a Ti. Te pedimos para que con tu bendición estas imágenes de Jesús, que está por venir entre nosotros, sean, en nuestras casas, signo de tu presencia y de tu amor".
"Padre bueno, dona tu bendición también a nosotros, a nuestros padres, a nuestras familias y a nuestros amigos. Abre nuestro corazón, para que sepamos recibir a Jesús en la alegría,para hacer siempre aquello que Él nos pide y verlo en todos aquellos que necesitan nuestro amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, tu Hijo amado, que viene para darle al mundo la paz. Él vive y reina por los siglos de los siglos.Amén".
Terminada la oración, el Papa invitó a todos a rezar el Ángelus, “invocando la intercesión de María para que Jesús sea acogido con amor en todas las casas de Roma y del mundo”.
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