Es el primer augurio que el Rector mayor, como Padre de la Familia salesiana, interpelado por el ámbito de la comunicación social dirige a las Hijas de María Auxiliadora en la víspera de la apertura del Capítulo general. «Les auguro – ha dicho – que vuestro Capítulo general XXII signifique lo que ha sido nuestro CG 26: un verdadero cambio en el que se juega el futuro.»
Para Don Pascual Chávez Villanueva la razón de este augurio «es que en un mundo cada vez más secularizado y pluralista como este en el que estamos viviendo y desarrollando nuestra misión es urgente más que nunca una fuerte identidad carismática, de lo contrario pasaremos a formar parte de esta sociedad aplanada, sin color ni sabor, tan híbrida»
Por eso el Rector Mayor auspicia que de la reflexión del Capítulo surja «un tipo de presencia hecha de la convicción de ser portadores y portadoras de algo verdaderamente precioso para ofrecer a este mundo de hoy, de lo contrario no hay razón para seguir existiendo como institución».
El fruto tendría que ser «una verdadera comunidad de personas místicas, con un entusiasmo tal, que susciten interrogantes, que provoquen el deseo de implicarse, que sean levadura de transformación».
En esta optica las fronteras de la misión, o sea el «dónde ir» resultan «menos importantes, porque tendrán sentido solamente si hay razones profundas para ir, de lo contrario todo se vuelve una ideología. Por eso, porque el mundo vive cada vez más sin Dios, hoy más que nunca tenemos que ser una parábola, verdaderos signos y portadores de su Amor» Es precisamente en esta línea en la que desde mañana se moverá, entre otras, la reflexión del Capítulo general con el tema global “ser signos y expresión del amor preventivo del Padre.”
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